República Centroafricana decretó tres días de duelo tras la muerte de al menos 29 estudiantes en una estampida causada tras la explosión de un transformador eléctrico mientras hacían un examen de bachillerato.
En el momento de la explosión, la tarde de este miércoles, un poco más de 5,300 estudiantes realizaban las pruebas del segundo día de exámenes.
Aunque las autoridades no comunicaron ningún balance oficial el miércoles por la noche, un documento que circulaba en redes sociales y que fue autentificado por el Ministerio de Salud, reportaba que los hospitales de Bangui, la capital, registraron 29 fallecidos. Además, unos 260 alumnos resultaron heridos, según el mismo ministerio.
También lee: Bisabuela asiste a la escuela y aprende a leer; tiene 92 años
“Deseo expresar mi solidaridad y compasión a los padres de los fallecidos, al personal educativo y a los alumnos, y darles mi más sentido y triste pésame”, declaró el presidente centroafricano, Faustin Archange Touadéra, en un video grabado desde Bruselas, donde asistía a la cumbre.
El mandatario también anunció una investigación judicial para determinar “las circunstancias de esta tragedia y los posibles responsables”.
En cuanto se dio la explosión, supervisores y alumnos, presos de pánico, intentaron huir. Algunos saltaron desde el primer piso de la escuela. Muchos heridos fueron transportados en ambulancia, camionetas o mototaxis, constataron periodistas de AFP.
ALGUNOS ESTUDIANTES DE BACHILLERATO MURIERON EN EL ACTO
Michael Jordy Yerima, de 20 años, uno de los estudiantes que sobrevivió a la estampida, declaró a AFP que, “tras la explosión que sacudió el edificio, los supervisores, que se suponía nos controlaban, empezaron a huir primero”.
“A mi alrededor había otros alumnos heridos, y algunos murieron en el acto”, dijo el joven, que saltó por la ventana del primer piso y se rompió un pie.
República Centroafricana es un país sin salida al mar situado en el corazón del continente africano. A pesar de contar con abundantes recursos naturales, como oro, diamantes y madera, enfrenta una crisis humanitaria crónica alimentada por décadas de conflictos armados, inestabilidad política y pobreza extrema.
No te pierdas: Ciberacoso: escuelas y vidas libres de la violencia digital
Esta situación ha tenido un impacto devastador en las estructuras sociales básicas, especialmente en el sistema educativo, que se encuentra gravemente deteriorado. Las zonas rurales son las más afectadas, con escuelas destruidas, falta de materiales y una escasa presencia de maestros capacitados.
En cuanto a educación, el país sufre múltiples desafíos: el acceso a la escuela primaria es limitado, y la tasa de deserción escolar es alarmantemente alta, en particular entre las niñas. Además, muchos menores no pueden asistir a clases debido al desplazamiento forzado, la inseguridad o la necesidad de trabajar para ayudar a sus familias.
Aunque el gobierno y diversas organizaciones internacionales han emprendido esfuerzos para reconstruir el sistema educativo, la infraestructura sigue siendo precaria y el financiamiento, insuficiente. N
(Con información de AFP)