¿Te cuesta sobresalir en matemáticas? No eres la única. A muchas niñas les pasa lo mismo. Según un estudio, en todo el mundo los adolescentes varones obtienen mejores resultados que las mujeres en pruebas de matemáticas y tienen más probabilidades de elegir carreras relacionadas con esta área. Esto ocurre “a pesar de que ellos no muestran una capacidad superior con los números ni con la lógica”. Entonces, ¿en qué momento surge esta brecha de género?
Un artículo publicado en Nature indica que la diferencia comienza durante el primer año de escolaridad, un hallazgo que ayudaría a enfocar mejor los esfuerzos para evitar que las niñas queden rezagadas.
“Niños y niñas tienen puntuaciones similares al comenzar la escuela, pero después de apenas cuatro meses los hombres ya superan a las mujeres. Y 12 meses después, la diferencia en el rendimiento matemático se vuelve aún más marcada”, refiere el análisis de la revista académica.
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“La investigación sugiere que las desigualdades de género en el rendimiento matemático infantil no son innatas ni inevitables. Si buscamos que las niñas no se queden atrás, debemos prestar atención a sus primeras experiencias escolares”, afirma Jillian Lauer, psicóloga de la Universidad de Cambridge.
De acuerdo con Unicef, solo 35 por ciento de las mujeres en el mundo cursa estudios en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). En México, únicamente tres de cada 10 profesionistas se desempeñan en estos campos. El informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes) revela que, a los 15 años, 28 por ciento de los niños desea estudiar ciencias o ingeniería, mientras que apenas 9 por ciento de las niñas mexicanas manifiesta el mismo interés.
“SER ÁGIL Y CREATIVO AL ENFRENTAR PROBLEMAS ES UNA FORMA DE DESTACAR EN MATEMÁTICAS”
A tenor de los investigadores, el hecho de que no existan diferencias en el desempeño entre niños y niñas al inicio del primer año de escuela, indica que las causas de la brecha se encuentran en el entorno escolar, no en diferencias innatas de interés o habilidad.
Una posible explicación es que tanto profesores como padres refuercen el estereotipo de que los niños tienen mayor capacidad para las matemáticas. Asimismo, es común que atribuyan el éxito de los niños al talento natural, mientras que consideran que el de las niñas proviene del esfuerzo, lo que afecta su confianza desde una edad temprana.
El estudio señala que al presentar ciertas actividades como “matemáticas” desde los primeros años —mediante libros y horarios específicos— se corre el riesgo de que las niñas asuman los estereotipos como parte de su identidad. Además, ellas suelen experimentar más ansiedad frente a las matemáticas que los niños, lo cual puede limitar su desempeño en pruebas con límite de tiempo.
Para cambiar esta situación, también sería útil ampliar la idea de qué significa “ser bueno en matemáticas”, apunta Meghna Nag Chowdhuri, investigadora educativa del University College de Londres. Según ella, en las clases de los primeros años, responder rápido puede considerarse una señal de habilidad, pero encontrar una solución creativa a un problema también debería valorarse como una muestra de talento.
“Ampliemos nuestra visión de la educación. No se trata de hacer que todas las niñas actúen como los niños”, propone.
En tanto, Pauline Martinot, autora de la investigación y neurocientífica, sostiene que “quizás exista algún factor biológico que no hayamos podido vincular claramente con las matemáticas o el razonamiento espacial. Sin embargo, este artículo sugiere que las experiencias de los estudiantes con el mundo son más importantes que cualquier otra cosa”. N