Publicar una memoria no es solo relatar el pasado. Es dejarlo ir. En su nuevo libro, Amanda Lalena Escalante (Amandititita)—cantautora, escritora y voz incómoda para el sistema— da un paso al frente para contar, con crudeza y belleza literaria, una historia que es tan personal como colectiva. Un día contaré esta historia, publicado por Grijalbo, no solo reconstruye su infancia atravesada por la precariedad, la violencia, el abandono y las adicciones, sino que se convierte en una denuncia profunda sobre el país que permitimos y las vidas que desatendemos.
“Era un adeudo. Y los adeudos que tienes contigo misma, si no los pagas, te persiguen”, dice en entrevista la artista también conocida como Amandititita. Durante años intentó escribir otros textos, otras ficciones, pero comprendió que no podía seguir adelante sin antes contar esta historia, la más importante de su vida. “Estamos en un momento histórico donde hablar de salud mental, de vulnerabilidad, es posible por primera vez”, reflexiona sobre el contexto social, y literario, en el que nace esta obra.
Desde el primer capítulo, el libro se siente como una herida que aún sangra, pero empieza a cicatrizar. Escalante escribe desde el dolor, sí, pero también desde la esperanza: la que le otorga el haber sobrevivido. Lo que comenzó como una serie de anécdotas compartidas con productores interesados en llevar su historia a la televisión se convirtió en una estructura literaria con la lógica del viaje del héroe. “Todas las historias tienen esta estructura del héroe o el antihéroe. Y disfruté mucho darme cuenta de que mi vida también la tenía“, dice sonriente en entrevista con NW Noticias.
En estas páginas, Amanda Escalante consigue que lo íntimo se vuelva universal. Hay capítulos narrados desde la niña que duerme en la calle sin saber que eso no es normal, y otros desde la adulta que observa esa misma escena con rabia y asombro mientras se pregunta: “Por qué permitieron que viviera eso?”. La estructura literaria de Un día contaré esta historia —no necesariamente cronológica— responde más al arco emocional que al orden de los hechos.
“Quise que el libro fuera muy leal a lo que soy. Pasé por mucho enojo, mucho juicio hacia los adultos que me rodeaban, pero también por mucho perdón”, afirma. Y esa complejidad, la que no se permite elegir entre el rencor o la gratitud, es lo que hace del libro una obra profundamente humana con la que es fácil identificarse.
Uno de los ejes más poderosos de su relato es el acceso a la lectura y la escritura como herramientas de salvación. “La literatura me salvó la vida. Leer primero y luego escribir. Yo viví de fotocopias porque no podía pagar los libros que me pedían en la escuela”, cuenta. En un país donde los libros siguen siendo un artículo de lujo, donde las bibliotecas están vacías o mal surtidas, Escalante defiende la lectura como una forma de prevención real ante las adicciones, la violencia y la marginación: “La escritura es una manera de alinear al ser humano. Si hubiera más libros accesibles y más talleres gratuitos, muchas juventudes podrían encontrar otro camino”.
UNA FORMA DE HABLAR CON EL PASADO
La búsqueda espiritualidad también es una tarea que atraviesa el libro. No como un dogma, sino como una exploración: una forma de hablar con su pasado, de perdonarlo y soltarlo. “Después de escribir cada capítulo me daba un momento para ir a ese pasado y perdonarlo. Lloraba mucho, pero sentía sanación. Pocas veces tenemos la oportunidad de visitar nuestras heridas con compasión”, confiesa.
En ese sentido, el libro también denuncia las múltiples capas de violencia que viven las mujeres artistas en México. Mientras esperaba que los medios hablaran de su publicación, un video en TikTok en el que Amandititita (su alter ego musical) aparece arriba del escenario dando un concierto desató una ola de críticas a su cuerpo. “Otra vez me estaban atacando por mi físico, no por lo que escribí. Salió en noticieros que no me dieron espacio para hablar del libro. Fue durísimo”, recuerda.

Sin embargo, ese episodio no la silenció. Al contrario, la convenció de que debe seguir alzando la voz: “Me llegaron mensajes de mujeres diciendo que intentaron suicidarse por bullying a su cuerpo. Entonces entendí que no era solo por mí, sino por todas”.
NUEVOS PROYECTOS DE AMANDITITITA
El libro también es una crítica feroz a la industria musical, un espacio que Amanda conoce desde dentro. “Es uno de los ambientes más difíciles y corruptos. Donde en vez de darte agua te dan alcohol. Todo propone las drogas. Es una máquina que construye y destruye estrellas porque eso entretiene más que el éxito sostenido”, denuncia. Pese a ello, la música sigue siendo una parte esencial de su vida: “Me encantaría dejarla para vivir más tranquila, pero no puedo. Amo cantar. Amo a la gente para la que escribo”.
Y aunque este libro parezca haber cerrado una etapa, Amanda no se detiene. Planea un nuevo disco de Amandititita, esta vez con exploraciones en el hiphop. En lo literario, proyecta un libro de relatos y otro sobre “espiritualidad punk”: una espiritualidad sin iglesia ni dogmas, pero urgente y necesaria. “Es que todo es caro: los libros, la espiritualidad. Y creo que esa conversación tiene que abrirse”.
Un día contaré esta historia no es solo el título del libro, es la promesa que sostuvo a Amanda Lalena Escalante durante años de abandono, hambre y silencio. Hoy es una realidad. Un acto de valentía. Y, para quien lo lea, un espejo que incomoda, pero que también alumbra. N