¿Y si una tecnología implantada en tu cerebro pudiera influir en tus decisiones de consumo y opiniones políticas? Nuevamente la serie Black Mirror se adelantó a mostrar los riesgos de la tecnología mal empleada y sin regular en un futuro próximo. Hoy en día académicos y especialistas plantean escenarios en los que las neurotecnologías —como los implantes cerebrales— podrían interferir directamente en nuestra autonomía.
¿Dónde comienza esta inquietante posibilidad? En el primer episodio de la séptima temporada de la serie británica, titulado “Una pareja cualquiera”, conocemos la historia de Amanda (interpretada por Rashida Jones), una joven maestra que se desmaya repentinamente frente a sus alumnos a causa de un tumor cerebral inoperable. Ante la desesperación, su esposo Mike (Chris O’Dowd) acepta someterla a un tratamiento experimental ofrecido por la empresa tecnológica Rivermind.
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Este tratamiento consiste en un implante cerebral que, junto con una suscripción mensual, transfiere la conciencia de Amanda a la nube y la proyecta de nuevo en su cuerpo físico. Aunque el procedimiento la mantiene con vida, las consecuencias no tardan en aparecer: Amanda comienza a actuar de forma extraña, interrumpiendo conversaciones para promocionar productos sin darse cuenta como si fuera un comercial de televisión. Su propia mente se convierte en un canal publicitario, lo que pone en riesgo su trabajo e integridad.
NUEVE PRINCIPIOS ÉTICOS PARA REGIR LAS NEUROTECNOLOGÍAS
Lo que parece ciencia ficción no está tan lejos de la realidad. En mayo, la Unesco —la agencia cultural y científica de las Naciones Unidas— organizó una cumbre en París para abordar precisamente estos riesgos. Delegados de todo el mundo abordaron los dilemas éticos de las neurotecnologías actuales y aprobaron un conjunto de nueve principios para orientar su uso.
El objetivo es proteger los derechos humanos ante un posible uso indebido de estas tecnologías. Entre los aspectos más sensibles están la autonomía individual, la privacidad mental y la libertad de pensamiento. Los nueve principios son:
- Beneficencia, proporcionalidad e inocuidad.
- Autonomía y libertad de pensamiento.
- Protección de los datos neuronales y los datos no neuronales que permiten inferir estados cognitivos para la privacidad mental.
- No discriminación e inclusividad.
- Rendición de cuentas.
- Fiabilidad y transparencia.
- Justicia epistémica, participación inclusiva y empoderamiento del público.
- Interés superior del niño y protección de las generaciones futuras.
- Justicia mundial y social, y disfrute de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones.
“Los principios no son jurídicamente vinculantes, pero los países y organizaciones pueden utilizarlos para desarrollar sus propias políticas. En noviembre los 194 estados miembros de la Unesco votarán sobre la adopción de normal. Este documento aclara cómo proteger los derechos humanos, especialmente en relación con el sistema nervioso”, afirma Pedro Maldonado, neurocientífico de la Universidad de Chile en Santiago y quien fue uno de los 24 expertos que redactaron las recomendaciones en 2024.
RIESGOS Y VENTAJAS DE LAS NEUROTECNOLOGÍAS: ¿TE DIRÁN POR QUIÉN VOTAR Y QUÉ COMPRAR?
De acuerdo con la revista académica Nature, que dio puntual seguimiento a la reunión de la Unesco, esta cumbre consideró una gama de aplicaciones de la neurotecnología, incluidos dispositivos diseñados para ser implantados en el cuerpo y dispositivos no invasivos, que se están explorando en la medicina, el entretenimiento y la educación.
Un claro ejemplo es el de Ann Johnson, quien no pudo caminar ni hablar durante aproximadamente dos décadas tras sufrir un derrame cerebral que afectó su equilibrio y su capacidad para respirar y tragar. Pero que cambió su realidad en 2022 cuando finalmente pudo escuchar su voz a través de un avatar, gracias a un implante cerebral.
“El implante es un ejemplo de las neurotecnologías que se han sometido a ensayos clínicos en humanos durante los últimos cinco años. Estos dispositivos, desarrollados por equipos de investigación y empresas como Neuralink, del emprendedor Elon Musk, pueden alterar la actividad del sistema nervioso para influir en funciones como el habla, el tacto y el movimiento”, explica Nature.
Si bien este caso refleja una ventaja de las neurotecnologías, “cada aplicación plantea preocupaciones específicas. Por ejemplo, en entornos educativos, los delegados recomendaron prohibir el uso de la neurotecnología para evaluar el rendimiento de estudiantes o docentes de forma que pueda generar desigualdades”, agrega la revista.

Otra inquietud relacionada con los dispositivos no invasivos es que señales como el movimiento de los ojos y el tono de voz podrían ser utilizadas para deducir información neuronal, como el estado mental y la actividad cerebral de una persona.
Una de las aplicaciones que los delegados buscan regular es el neuromarketing, una práctica que permite manipular los procesos neuronales para influir en decisiones relacionadas con publicidad o mensajes políticos. Lo que preocupa a los expertos es que estas técnicas podrían aplicarse sin el consentimiento informado de los usuarios, especialmente en momentos de vulnerabilidad, como cuando duermen y no son plenamente conscientes.
“Ya existe legislación para los dispositivos cerebro-computadora implantables en regiones como Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, los dispositivos de consumo no médicos, como los wearables, están menos regulados. Estos dispositivos plantean inquietudes éticas debido a su potencial de rápida expansión”, indica Nataliya Kosmyna, neurotecnóloga del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, citada por Nature.
En contexto, los wearables son dispositivos electrónicos inteligentes que se incorporan a la ropa o se usan como accesorios, como relojes inteligentes y pulseras de actividad. Estas tecnologías, también conocidas como tecnología vestible o tecnología ponible, permiten realizar funciones como monitorizar la actividad física y recibir notificaciones.
ENTONCES, ¿QUÉ SON LAS NEUROTECNOLOGÍAS?
La Unesco define a las neurotecnologías como aquellos dispositivos, sistemas y procedimientos que por vía directa miden el sistema nervioso, acceden a él, y lo observan, analizan, predicen o modulan para aprender, restaurar o anticipar su estructura, actividad o funciones (de lenguaje o motoras) o para influir en ellas.
La neurotecnología reúne elementos de neurociencia, ingeniería, ciencia de los materiales e informática, entre otros. De igual manera, abarca aplicaciones tanto médicas como no médicas e incluye herramientas que miden o infieren la actividad del sistema nervioso o influyen en ella, “ ya sea interactuando directamente con el sistema nervioso (de forma invasiva o no invasiva) o conectando con él por medio de un dispositivo o sistema”.
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“Conviene destacar que tanto los sistemas de circuito abierto (por ejemplo, con parámetros fijos de estimulación cerebral) como los de circuito cerrado (como aquellos en los que la estimulación depende del estado) traen consigo complejas cuestiones éticas”, apunta en un artículo.
Estas tecnologías incluyen:
- Interfaces cerebro-computadora (BCI)
- Neuroestimulación (como la estimulación cerebral profunda)
- Neuroimagen avanzada
- Implantes cerebrales
- Técnicas de mejora cognitiva
Es relevante mencionar que Chile, en 2021, fue el primer país en modificar su constitución para proteger los derechos del cerebro (neuroderechos). N