La prohibición de la comida chatarra al interior de los planteles escolares podrá tener implicaciones psicológicas en los menores, reconoció el director del área de Salud Mental y Adicciones en el Instituto de Salud del Estado (ISSEA), Héctor Grijalva Tamayo, quien llamó a padres y madres de familia a involucrarse en esta medida.
De acuerdo con el especialista, es estrictamente necesario que los buenos hábitos alimenticios se fomenten más allá de las aulas, tarea que corresponde directamente a los responsables del menor.
“Va a haber una sensación de pérdida, habrá una respuesta de incomodidad e inconformidad porque están muy acostumbrados a estos productos, y si los papás no nos ayudan convenciéndolos, va a haber inconformidad” explicó.
Siendo que esta medida sólo aplica al interior de las escuelas, y no al exterior, se exhorta a padres y madres de familia a que no fomenten el consumo de comida chatarra en exteriores, pues sólo así se formarán hábitos de alimentación saludables con el paso de los días.
“Ya sabemos que las escuelas pueden limitar con toda autoridad el consumo al interior del colegio, pero en la calle no hay control, entonces ¿de quién es la responsabilidad? no es de la escuela ni de los profesores, es de los padres de familia, que no porque ya salieron de la escuela, ahora van a comprar la chatarra en las calles” agregó.
Cabe recordar que, desde el 29 de marzo, no se permite comida chatarra en las escuelas, por ejemplo, alimentos ultraprocesados, aquellos con exceso en azúcares, grasas, sodio, que contengan saborizantes, colorantes, conservadores, entre otros.