Las palabras “sin calorías” al final podrían no parecer tan atractivas para la salud después de descubrir que los sustitutos del azúcar, como el edulcorante sucralosa, en realidad pueden provocar más hambre.
A menudo, las personas optan por productos que contienen edulcorantes artificiales para reducir su consumo de azúcar y calorías. Una de las alternativas al azúcar sin calorías más populares es la sucralosa. Es aproximadamente 600 veces más dulce que el azúcar de mesa, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
Esta es la conclusión a la que arriba un nuevo estudio, el cual descubrió que el sustituto común del azúcar altera la actividad cerebral relacionada con el hambre y aumenta el apetito.
Investigadores de la Universidad del Sur de California descubrieron que el edulcorante sucralosa cambia la forma en que el hipotálamo (una parte del cerebro que produce hormonas que controlan el hambre) se comunica con otras regiones del cerebro, incluidas aquellas involucradas en la motivación.
Una gran cantidad de personas en todo el mundo consumen regularmente sustitutos del azúcar. Sin embargo, la profesora Kathleen Page, autora del artículo, se pregunta en una declaración: “¿Son estas sustancias realmente útiles para regular el peso corporal? ¿Qué ocurre en el cuerpo y el cerebro cuando los consumimos? ¿Los efectos varían de una persona a otra?”.
LA OMS SE MANIFIESTA CONTRA LOS EDULCORANTES
En mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó no utilizar edulcorantes sin azúcar como la sucralosa para bajar de peso, pues, según citó, existe evidencia que los vincula con diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas, mayor mortalidad y aumento de peso.
Un estudio demuestra que la sucralosa también altera la actividad cerebral y suprime las señales de saciedad.
Investigadores realizaron un experimento para observar cómo el edulcorante artificial sucralosa afecta el cerebro, las hormonas y el hambre. Si bien estudios anteriores sugerían una posible relación entre los edulcorantes dietéticos y el aumento de peso, no habían demostrado con claridad cómo estos edulcorantes afectan el hambre en las personas.
En este estudio, 75 personas bebieron agua, una bebida endulzada con sucralosa o una bebida azucarada. Los científicos analizaron su actividad cerebral, niveles de sangre y hambre antes y después de la ingesta del líquido.
Descubrieron que la sucralosa aumenta el hambre en las personas, especialmente en aquellas con obesidad, y acrecienta la actividad en la parte del cerebro que controla el hambre. A diferencia del azúcar, la sucralosa no estimula las hormonas que ayudan a sentirse lleno.
Los hallazgos muestran cómo la sucralosa confunde al cerebro al proporcionar un sabor dulce sin la energía calórica esperada, explicó Page: “Si tu cuerpo espera una caloría por el dulzor, pero no la obtiene, eso podría cambiar la forma en que el cerebro se prepara para anhelar esas sustancias con el tiempo”.
¿CÓMO SE REALIZÓ EL ESTUDIO SOBRE LA SUCRALOSA?
El estudio involucró a 75 participantes de diferentes pesos corporales (saludables, con sobrepeso u obesidad), divididos equitativamente entre hombres y mujeres. Cada persona asistió a tres sesiones, durante las cuales consumió agua, una bebida azucarada o una bebida endulzada con sucralosa. Los investigadores tomaron imágenes cerebrales, muestras de sangre y registraron su nivel de hambre antes y varias veces después de cada bebida.
La sucralosa aumentó la actividad cerebral en el hipotálamo y la sensación de hambre en comparación con el azúcar, especialmente en participantes con obesidad. Si bien también aumentó la actividad hipotalámica en comparación con el agua, no modificó significativamente los niveles de hambre.
Los escáneres cerebrales mostraron que la sucralosa estimula la comunicación entre el hipotálamo y otras regiones del cerebro vinculadas con la motivación y la toma de decisiones, lo que sugiere que puede influir en los antojos y la conducta alimentaria.
A diferencia del azúcar, la sucralosa no aumenta el nivel de azúcar en sangre ni activa hormonas como la insulina y el GLP-1, que ayudan a regular el apetito.
“El cuerpo utiliza estas hormonas para avisarle al cerebro que has consumido calorías con el fin de disminuir el hambre”, exhibió Page.
“La sucralosa no tuvo ese efecto, y las diferencias en las respuestas hormonales a la sucralosa en comparación con el azúcar fueron aún más pronunciadas en los participantes con obesidad”.
¿HOMBRES Y MUJERES RESPONDEN DE MANERA DIFERENTE AL EDULCORANTE SUCRALOSA?
Los resultados mostraron que las participantes femeninas experimentaron mayores cambios en la actividad cerebral que sus contrapartes masculinas, lo que sugiere que la sucralosa puede afectar a los sexos de manera diferente.
Los investigadores ahora han comenzado un estudio de seguimiento que explora cómo los edulcorantes sin calorías afectan los cerebros de los niños y adolescentes, que consumen más azúcar y sustitutos del azúcar que cualquier otro grupo de edad.
“¿Estas sustancias provocan cambios en los cerebros en desarrollo de los niños con riesgo de obesidad?”, se preguntó Page. Y concluyó: “El cerebro es vulnerable en estos momentos, por lo que podría ser una oportunidad crucial para intervenir”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)