En 2022, la compositora estadounidense Ethel Cain cantó, en su álbum debut, “Dios te ama, pero no lo suficiente para salvarte”. Ahora, en 2025, Marin Maichen lleva al papel Cuando cierro los ojos se van los santos, una historia que demuestra que el amor, sea de Dios o de un semejante, nunca será sinónimo de sanación.
Esta novela, según cuenta la autora, encuentra su raíz en diversas cuestiones personales. Quizá las más importantes sean las historias que su madre le contaba acerca de su trabajo en el Hospicio Cabañas, en Guadalajara, Jalisco, en donde la dinámica entre los huérfanos y las monjas fue el punto de partida.
“Siempre me llamó la atención esa historia de cómo algunos huérfanos tenían unas actitudes muy extrañas porque buscaban el cariño que no tenían de sus padres en otros compañeros”, detalla Marin Maichen. Tal como Cain, la escritora utiliza las figuras religiosas, el misticismo y el mundo esotérico como conductos para abordar la importancia de enfrentar los traumas, la complejidad de las relaciones, el pasado y la constante búsqueda de sanación.
La novela, narrada en primera persona, sigue a Isaac, un adolescente abandonado en un internado religioso que enfrenta un constante miedo a enloquecer. A lo largo de su viaje, Isaac vive entre fantasmas, pesadillas y una realidad desdibujada, mientras lidia con su sexualidad y su propio trauma generacional.
UN ENIGMA PARA EL PROTAGONISTA Y PARA EL LECTOR
“Isaac es un joven que tiene muchos miedos, que no ha vivido lo suficiente, no tiene experiencia ni nada. Él cree que se está volviendo loco porque ve fantasmas, y eso lo hace un chico vulnerable. No había tenido un acercamiento a tener amigos, a sentir cariño o afecto. Y cuando aparece Daniel se le agita la vida, pues él le enseña nuevas sensaciones. Y por eso Isaac desarrolla una dependencia muy extraña”, detalla la escritora.
Daniel, el punto de partida y uno de los personajes más interesantes de Cuando cierro los ojos se van los santos (editorial VR Editoras), es un constante enigma tanto para el protagonista como para el lector. Se trata de un adolescente problemático que retrata una forma de vida distinta, una en donde sanar y enfrentar el trauma no son la prioridad y en donde el resultado, en cambio, es la autodestrucción.
“El libro te va mostrando cómo Isaac evoluciona, como se va encariñando mucho con Daniel, pero también en algún punto él mismo se da cuenta de que Daniel no le está haciendo bien y él tampoco le está haciendo bien a Daniel”, detalla Marin Maichen. “A veces muchos lectores quieren creer que el poder del amor puede sanar y mejorar a las personas. Yo quería decirles que no. Que las personas sanan, cambian o mejoran cuando lo deciden”.
LA RESPONSABILIDAD DE LOS ESCRITORES SEGÚN MARIN MAICHEN
La trampa de la novela es que muy probablemente en algún punto el propio lector desee seguir el camino nebuloso que ofrece Daniel, con los altibajos y el peligro, consciente del daño que causará. Con una narración amena, es fácil perderse entre las pesadillas, las premoniciones y el amor, hasta que la trama exige transformar esa inconciencia en reflexiones sobre la salud mental, la soledad, la madurez y la identidad.
Incluso para la autora, es una exploración complicada, pues es casi inevitable encariñarse con los personajes, pero la conclusión es justo lo que ella quería: “Para mí era muy importante poner esta conclusión en mi libro porque siento que, si los hubiera complacido (porque muchos querían otro final), les hubiera dado un terrible mensaje. Y creo que es muy necesario que ya en los libros se cambie esta idea de que el amor lo va a curar todo y que hay que soportar y tolerar actitudes que nos pueden hacer mucho daño”.

Para Marin Maichen, los escritores sí cuentan con un grado de obligación de brindar un mensaje importante a los lectores, de modo que ellos puedan experimentar a través de los libros. “Yo sé que en carne ajena muchas veces la gente no aprende, pero a veces los libros sí pueden ayudar mucho. Y sí tengo lectores que me han comentado que mi libro les ha ayudado bastante en este tema del apego a relaciones que hacen daño”.
ELEMENTOS QUE LA APASIONAN Y DÉJÀ VUES PERSONALES
Este replanteamiento del amor romántico resulta original gracias a la mezcla de elementos fantásticos, que complementaron la inspiración inicial de Maichen, quien, detalla, retomó sus propios sueños y pesadillas, elementos que la apasionan y déjà vues personales. Como tapatía, la autora expresa la normalidad con la que ve lo paranormal y lo espiritual al haber nacido rodeada de todo ello.
“Guadalajara es una ciudad mágica. Se habla de mucha brujería, mucha magia, y para mí era algo normal. También debo decir que viví eventos paranormales en la casa donde nací, donde estuve 19 años viviendo, y cuando los platicaba me decían que quería llamar la atención. Entonces dejé de platicar lo que me pasaba y mejor lo escribí, lo agregué a mis libros para conectar”. Así, la autora deja claro que lo paranormal, las pesadillas y los sueños son parte de su vida e influyen en su proceso creativo.
Esa fantasía, que enmarca la historia de Isaac y que en ocasiones roza el terror y encamina la novela hacia el género thriller, fue clave para plasmar el mensaje principal que la autora buscaba. “No tengan miedo. Isaac al inicio tenía muchísimo miedo. No hacía nada, estaba estático. Él tenía pesadillas de cosas malas que podrían pasar y, al dejar de tener miedo, hizo todo lo posible para que no se cumplieran las profecías que soñaba. Ese es el mensaje: dejar de tener miedo, ser valientes, aventurarte a cambiar tu destino, a soltar personas y ser tu mejor versión”.
LA ESCRITURA ES UN ENORME COMPROMISO PARA MARIN MAICHEN
En este sentido, Marin Maichen detalla que otro de sus propósitos era conectar con el público mexicano y hablar de las problemáticas de los jóvenes en contextos, pero apelando a la conexión a través del lenguaje, las experiencias y vivencias.
Al ser una novela situada en una etapa de la vida marcada por la inexperiencia y la incertidumbre de crecer, la autora también remarca la importancia de la aceptación propia. “Isaac no se aceptaba, pero al avanzar con la historia acepta quién es, acepta su habilidad, y también conecta con otras personas más sanas que lo apoyan gracias a que se aceptó a sí mismo y se quiso”.
Aunque la historia de Isaac es autoconclusiva, la escritora detalla que ha pensado en una nueva entrega, que no necesariamente sea una continuación, sino que cuente con otros personajes y se conecte con sus otros universos.
“He pensado en continuarla porque la trama da mucho todavía, pero me voy a tomar mi tiempo porque deseo hacerlo bien. Quiero que conecte, porque este libro conectó con muchos lectores y no me gustaría entregarles una continuación que se sintiera forzada o que la escribí porque el primero gustó mucho. No, quiero darme mi tiempo, que fluya tan bien como fluyó este libro”.
Con esta conclusión, Marin Maichen deja claro el compromiso que la escritura representa para ella y refrenda el agradecimiento a la plataforma digital que le permitió dar a conocer su historia, así como a los lectores que, con sus peticiones, hicieron posible la publicación en papel. N