Ante el incremento de cáncer a escala global, los investigadores descubrieron cómo un compuesto presente en un hongo de nombre oruga puede ser capaz de interrumpir el crecimiento descontrolado de células cancerosas. Los hallazgos representan un paso importante hacia el desarrollo de nuevos tratamientos potencialmente menos tóxicos.
El compuesto, conocido como cordicepina, es producido por un hongo “oruga” parásito llamado Cordyceps militaris que infecta a las orugas. El hongo en sí es bien conocido por sus cualidades medicinales, particularmente en la medicina tradicional china. La cordicepina había demostrado ser prometedora como medicamento contra el cáncer en estudios anteriores, pero los científicos no comprendían completamente cómo funcionaba hasta ahora.
“Una gran cantidad de literatura indica que tiene potencial como compuesto principal para la terapia del cáncer y medicamentos antiinflamatorios”, refiere el nuevo estudio publicado en FEBS Press, sello editorial de las cuatro revistas propiedad de la Federación de Sociedades Bioquímicas Europeas.
Mediante técnicas de detección avanzadas, un equipo de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, examinó los efectos de la cordicepina en miles de genes de múltiples líneas celulares. Descubrieron que la cordicepina actúa interfiriendo en las vías celulares que promueven la división celular descontrolada, una característica distintiva del cáncer.
Los científicos hallaron que, una vez dentro de las células, la cordicepina se convierte en una molécula llamada trifosfato de cordicepina. Esta forma alterada del compuesto es capaz de interrumpir directamente las señales que inducen al crecimiento celular, lo que en última instancia hace que las células cancerosas dejes de dividirse.
¿EL HONGO ORUGA ATACA LAS CÉLULAS CANCEROSAS?
En ese sentido, se identificó al trifosfato de cordicepina como el factor probable que influye en el crecimiento celular y, por tanto, la molécula capaz de atacar directamente a las células cancerosas.
“Las vías de señalización del crecimiento son objetivos muy populares en el desarrollo de terapias contra el cáncer, porque las mutaciones en estas vías son comunes en la enfermedad. Por lo tanto, examinamos los efectos de la cordicepina en líneas celulares de cáncer de mama, en las que la señalización del factor de crecimiento juega un papel importante tanto en la oncogénesis como en la resistencia a los fármacos”, añade el artículo.
Atacar las vías de señalización celular que impulsan el crecimiento descontrolado representa una alternativa prometedora a los tratamientos tradicionales contra el cáncer, como la quimioterapia, que puede dañar las células sanas. Al interferir selectivamente con los mecanismos que impulsan el crecimiento tumoral, los fármacos basados en cordicepina podrían ser potencialmente menos dañinos para el cuerpo.
En palabras de Cornelia de Moor, quien lideró la investigación, se han estado investigando los efectos de la cordicepina en una variedad de enfermedades durante varios años y con cada paso “nos acercamos más a comprender cómo podría usarse como un tratamiento efectivo”.
“Uno de los aspectos más interesantes es que ahora es más fácil y menos costoso realizar experimentos de gran tamaño, por lo que podemos examinar miles de genes al mismo tiempo”, afirma la investigadora.
DERIVADOS DE LA CORDICEPINA
De acuerdo con Moor, se podrían diseñar derivados de la cordicepina para producir su forma trifosfato y lograr efectos similares. Además, los hallazgos podrían ayudar a rastrear el impacto de la cordicepina en los pacientes, ya que ciertos genes identificados en los datos muestran cambios consistentes de actividad en respuesta al medicamento, que podrían medirse en las células sanguíneas.
A tenor del Instituto Nacional de Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés), en 2022 hubo 20 millones de casos nuevos y 9.7 millones de muertes por cáncer en el mundo. Y se prevé que en 2040 el número de casos nuevos de cáncer por año aumente a 29.9 millones. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)