Tijuana, B.C.- Trastorno de estrés postraumático, desarrollar depresión, trastornos de ansiedad, problemas de rendimiento escolar, problemas para relacionarse socialmente; revictimizarse siendo adultos, consumir drogas o alcohol, son algunas de las consecuencias que viven niñas, niños y adolescentes después de ser víctimas de una agresión sexual.
Diana Pazos, coordinadora de hospitalización de infantes y adolescentes del Hospital de Salud Mental de Tijuana, indicó que estos efectos se ven en corto y largo plazo, después del abuso sexual.
“Hasta el 87 por ciento de los niños que sufren algún tipo de abuso sexual durante la infancia van a tener consecuencias a corto plazo y largo plazo. Hablamos de largo plazo cuando han pasado más de dos años después del abuso”, refirió la especialista.
Contó que identificar cuando un menor de edad es víctima de abuso sexual puede ser difícil porque en el 90 por ciento de los casos el abusador es alguien conocido, además, que esta persona suele ser respetada o bien visto por la familia.
Ante este panorama, la psicóloga consideró que es importante tomar acciones preventivas como, hablar con los hijos para que sepan que está bien respetar a las personas adultas, pero tener claro que están en su derecho de negarse a hacer actividades que no desean, y que, cuando alguien toque sus cuerpos deben hablar sobre ello.
De existir un abuso sexual, lo primero es generar confianza en la víctima, hacerles saber que se cree en lo que están relatando y evitar acusarlos, echándoles la culpa del porque callaron y no lo expresaron antes, posteriormente buscar ayuda.
“Una parte muy importante es reportar a las autoridades, porque si no reportamos es un ciclo que nunca se cierra. Muchas veces por vergüenza o porque se conoce a la persona no se quiere hacer algo legalmente o por todo lo que implica el proceso legal, pero cuando no se reporta se deja expuesto a otros niños y niñas a que sean abusados por esa persona”, anotó la coordinadora en el Hospital de Salud Mental de Tijuana.
Destacó la importancia de que se tenga un acompañamiento psicológico para que el menor de edad pueda sanar las heridas emocionales.
Pazos explicó que el abuso sexual no solo es por contacto físico, ya que, cuando el abusador se expone al infante o lo que expone a pornografía o juegos sexualizados.
Compartió que en el Hospital de Salud Mental entre el 60 y 70 por ciento de las niñas y adolescentes que ingresan tienen historial del abuso sexual.
Asimismo, indicó que en algunos casos, las víctimas suelen a tener conductas sexuales inapropiadas que las pone en riesgo de volver a ser víctimas de otro abuso. N