Primero fueron los habitantes que escaparon del agua trepando a los tejados. Ahora, quienes siguen atrapados en los pisos de las viviendas. Los rescatistas todavía tienen una ardua labor de salvamento en Porto Alegre, ciudad en Brasil, golpeada por unas inundaciones sin precedentes.
En el barrio de Sarandi, de esta moderna ciudad sureña de Brasil, capital de Río Grande do Sul, los bomberos lograron evacuar a los habitantes que se subieron a lo más alto de sus viviendas cuando las lluvias torrenciales sumergieron buena parte de calles y avenidas.
“Ahora estamos retirando a las personas que están en el segundo y el tercer piso”, explica Daniel Batista da Rocha, primer sargento del cuerpo de bomberos militares de Rio Grande do Sul.
Sin embargo, las tareas en este barrio del norte de Porto Alegre son delicadas.”Hay mucha agua. Incluso en la zona (geográfica) más baja, hay profundidad. Las embarcaciones están navegando a la altura de la red eléctrica. Para navegar, debemos cortar la red”, explica Rocha, que lleva un traje de neopreno, chaleco salvavidas y casco amarillo.
En total, 83 personas murieron, 111 están desaparecidas y más de 129,000 debieron abandonar sus casas debido a las lluvias torrenciales que provocaron la subida de los cauces y deslizamientos en el estado de Río Grande do Sul, según los últimos datos de Defensa Civil. El tiempo apremia para rescatar a quienes todavía siguen atrapados por el peor desastre climático sufrido en esta rica región de Brasil, con una economía principalmente agropecuaria.
LOS RESCATISTAS HACEN DE TODO PARA SALVAR A LOS AFECTADOS DE LAS INUNDACIONES EN BRASIL
Las imágenes aéreas muestran cómo el agua se apoderó en los últimos días de Porto Alegre, una urbe con muchos edificios altos y amplias avenidas, donde viven 1.4 millones de habitantes.
Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba que divide la ciudad alcanzó el domingo 5.30 metros, por encima del récord de 4.76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941. Junto a los rescatistas, la población también se moviliza.
“Estamos haciendo lo máximo posible para ayudar a los demás. Cada uno ayuda a su manera, como puede”, explica Luis Eduardo da Silva, un voluntario de 32 años.
El objetivo es reunir provisiones de primera necesidad, chalecos salvavidas, agua y combustible para los damnificados, explica este habitante de Porto Alegre. La organización y las entregas se realizan “durante el día, es más fácil localizar a los más necesitados. Ya en la noche se complica”, agrega.
Además, hay puntos de distribución improvisados, como las gasolineras, donde se amontonan botellas de agua y alimentos. La gobernación de Río Grande do Sul hizo un llamado a donaciones y destacó entre los bienes más necesarios, colchones, sábanas y productos de higiene personal. Otros vecinos pusieron a disposición sus embarcaciones y hasta motos acuáticas para apoyar en las labores de rescate.
OLA DE SOLIDARIDAD PARA RÍO GRANDE DO SUL
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó el domingo a Río Grande do Sul, por segunda vez, y prometió que el gobierno “agilizará la entrega de todos los recursos necesarios” para la reconstrucción del estado, de 11 millones de habitantes.
El gobierno de Río Grande do Sul recibe una ola de solidaridad, con donaciones de todo el país y una recaudación que ronda los 38 millones de reales (unos 7.6 millones de dólares). En la central logística de Defensa Civil, las bolsas con donaciones formaban grandes montañas a la espera de distribución, según imágenes exhibidas en una rueda de prensa este lunes.
Más de 20,000 personas han sido alojadas en albergues públicos y se han montado hospitales de campaña ante la evacuación de centros de atención médica.
Las clases en escuelas públicas de Porto Alegre, Brasil, han sido suspendidas hasta el miércoles, mientras las instalaciones son utilizadas como refugios, informó el municipio, por las inundaciones que exigen más rescatistas. En tanto, la Secretaría de Salud del estado ha enviado insumos médicos vía aérea a varios municipios anegados.
NUEVAS TEMPESTADES
El volumen acumulado de lluvias superó en algunos municipios de las sierras los 60 centímetros la semana pasada, un tercio de la media anual de precipitaciones, según el sitio especializado MetSul.
En tanto, el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) alertó por nuevas tempestades de “gran peligro” en áreas del sur del estado, con lluvias de hasta más de 100 milímetros, vientos fuertes y posible caída de granizo hasta el mediodía del martes. En las zonas afectadas, la lluvia podría volver a caer con fuerza a partir del miércoles.
Según el climatólogo brasileño Francisco Eliseu Aquino, el desastre es consecuencia de un “cóctel desastroso” del cambio climático y el fenómeno meteorológico de El Niño, que favoreció las lluvias devastadoras que golpean el sur del país y otros eventos extremos. N
(Con información de AFP)