Una cuarta y penúltima ronda de negociaciones liderada por la ONU para reducir la contaminación plástica concluyó este 30 de abril en Canadá con las bases para un tratado, el primero en el mundo, que podría estar listo a fin de año, aunque sin límites a la producción.
Por primera vez, delegados de 175 países y observadores discutieron un borrador de lo que se convertirá en un tratado global para poner fin al flagelo de los plásticos que se encuentran en todas partes, desde las cimas de las montañas hasta las profundidades del océano, así como en la sangre y la leche materna humanas.
La ronda de Canadá continuó a partir de las bases de las conversaciones finalizadas en Kenia hace cinco meses. Los delegados acordaron realizar una serie de consultas hasta noviembre, cuando se debe celebrar la ronda final de negociaciones en Corea del Sur.
En las conversaciones de Ottawa se produjo “un cambio enorme y monumental en el tono y en la energía”, en comparación con la ronda anterior, afirmó la secretaria parlamentaria canadiense, Julie Dabrusin.
“Me siento realmente optimista de que podremos llegar a un acuerdo antes de fin de año para poner fin a la contaminación de los plásticos hacia 2040”, dijo.
Dabrusin destacó como positivo un cambio en las negociaciones, que pasó de enunciar objetivos dispersos a un lenguaje más concreto para fijar en un tratado, así como la simplificación de las opciones presentadas en Kenia.
AMPLIO CONSENSO SOBRE LA NECESIDAD DEL TRATADO DE CONTAMINACIÓN PLÁSTICA
Sin embargo, un límite propuesto a la producción de plástico no fue incluido en el borrador del texto aprobado y sigue siendo un importante punto de conflicto.
Aunque existe un amplio consenso sobre la necesidad del tratado, los activistas ambientales que abogan por un recorte en la producción de plástico siguen en desacuerdo con las naciones productoras de petróleo y la industria del plástico, que favorece el reciclaje.
Ana Rocha, en representación de las naciones de la organización Global South, se felicitó por “una creciente voluntad de abordar los polímeros plásticos primarios en el marco del tratado”. Eso es crucial, según grupos ambientalistas.
“No se puede acabar con la contaminación plástica si no se reduce la cantidad de plástico que producimos”, apuntó Graham Forbes de Greenpeace.
La producción anual de plásticos se duplicó en 20 años hasta alcanzar los 460 millones de toneladas y va camino a triplicarse en cuatro décadas si no se controla. N