La frase “somos lo que comemos” cobra más importancia que nunca y también se extiende al modo en que almacenamos nuestros alimentos. Numerosos estudios han puesto de manifiesto las preocupaciones relacionadas con los niveles de consumo de plástico, destacando lo difícil que resulta escapar de este material, por mucho que lo intentemos.
Tomemos como ejemplo a Aidan Charron, director asociado de Global EarthDay, una organización sin fines de lucro que moviliza a personas de todo el mundo para proteger el planeta. Esto incluye investigar los riesgos para la salud asociados con el plástico y educar al público sobre cómo evitar su uso.
Charron ha hecho numerosos cambios para reducir el uso de plástico gracias a su experiencia. Sin embargo, cuando se hizo pruebas de detección de sustancias químicas en el cuerpo, los resultados fueron sorprendentes.
“Me quedé muy sorprendido. Pensé que mis niveles serían más bajos que los del público en general porque ya sé mucho sobre el tema y estaba tomando precauciones, pero desafortunadamente ese no fue el caso con los bisfenoles especialmente”, comentó Charron a Newsweek.
Los bisfenoles son un grupo de compuestos químicos que se utilizan habitualmente en la fabricación de plásticos y resinas. Estas sustancias se encuentran en plásticos de policarbonato, resinas epoxi, envases de alimentos y bebidas, botellas de agua, papel térmico (por ejemplo, recibos) y revestimientos de latas de metal. Dos bisfenoles ampliamente reconocidos son el bisfenol A (BPA) y el bisfenol S (BPS).
LOS NIVELES DE PLÁSTICO EN EL CUERPO HUMANO
Los resultados de la prueba revelaron que los niveles de BPS de Charron eran un 89 por ciento más altos que los de la mayoría de los participantes en el estudio realizado por la empresa de pruebas. De las 1,768 muestras de orina analizadas, casi todas (95 por ciento) tenían niveles inferiores a 4.54 microgramos. Sin embargo, algunas personas mostraron niveles significativamente más altos, siendo el más alto de 286.92 microgramos. El nivel de BPS de Charron fue de 2.4 microgramos, lo que indica una exposición relativamente alta en comparación con la mayoría de los demás miembros del grupo.
En el lado positivo, la exposición de Charron a los ftalatos se consideró baja en comparación con la población general de Estados Unidos, país donde se realizó la prueba. Los ftalatos se han asociado con problemas endocrinos y reproductivos, trastornos metabólicos, pubertad precoz, endometriosis e infertilidad tanto en hombres como en mujeres. Las fuentes comunes de exposición a los ftalatos incluyen fragancias, recubrimientos de comprimidos de liberación prolongada, envases de plástico para alimentos y bebidas y polvo doméstico.
El estudio midió los niveles de ftalatos de bajo peso molecular, que se encuentran normalmente en los productos de tocador. Los resultados de Charron mostraron un nivel de ftalatos de 23.6 microgramos, lo que lo coloca en el percentil 23. Esto significa que su exposición fue menor que la del 77 por ciento de los participantes en el estudio y menor que la mediana de 45.41, lo que indica una exposición relativamente baja dentro del rango observado.
AJUSTES EN EL ESTILO DE VIDA PARA MINIMIZAR LA EXPOSICIÓN AL PLÁSTICO
Algunas medidas compartidas por Charron para reducir la exposición al plástico son:
- Abandonar la moda rápida y vestirse únicamente con algodón y lana.
- Optar por materiales naturales en ropa de cama, cortinas y otros artículos del hogar.
- Beber agua de filtro.
- Utilizar alternativas a los utensilios de plástico como opciones de madera, bambú y acero inoxidable.
- Evitar calentar en microondas alimentos en recipientes de plástico.
A pesar de estos esfuerzos, los niveles de BPS de Charron se mantuvieron altos. Él atribuyó esto principalmente al uso prolongado de botellas de agua reutilizables.
EL CONCEPTO ERRÓNEO SOBRE LAS ETIQUETAS LIBRES DE BPA
“Creo que esos niveles fueron impulsados por mis botellas de agua reutilizables que había estado usando durante años”, explicó Charron.
Y agregó al tema: “No utilizaba plástico de un solo uso por cuestiones de contaminación y salud. Caí en la trampa de pensar que las botellas reutilizables y sin BPA eran más seguras porque esa era la información que vi en ese momento. Ahora sé que cuando algo dice que no contiene BPA, eso no significa necesariamente que no contenga bisfenol”.
De hecho, regularmente los bisfenoles son un desafío debido a la “sustitución lamentable”, donde el dañino BPA se reemplaza con alternativas igualmente peligrosas como el BPS, a pesar de estar etiquetado como “libre de BPA”, según el Centro Petrie-Flom de Políticas Legales de Salud, Biotecnología y Bioética de la Facultad de Derecho de Harvard.
Por lo anterior, Charron pider evitar las bebidas en botellas de plástico o latas de aluminio, así como los productos de tocador con olores fuertes. “Prefiero el jabón en barra tradicional, y eso puede haber influido, ya que los productos de higiene personal suelen contener ftalatos. Usar jabón probablemente ayudó a minimizar mi exposición, y sigo haciéndolo ahora”, apuntó. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)