Los migrantes con enfermedades crónicas como diabetes o VIH sufren graves complicaciones en su salud camino a Estados Unidos por falta de medicinas, que incluso les decomisan las propias autoridades, denunció este jueves 18 de abril la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF).
“Los pacientes que padecen estas patologías tienen dificultad para encontrar atención, seguimiento y tratamiento” en los países por donde cruzan, señaló la organización en un reporte que detalla las condiciones de salud que enfrentan los migrantes a su paso por Centroamérica y México.
Médicos Sin Fronteras informó que 10 por ciento de las consultas médicas que realizó su personal en 2023 obedeció a enfermedades que requieren tratamiento continuo, como hipertensión, diabetes, asma, epilepsia y tuberculosis.
A esos padecimientos se suman afectaciones a la salud por los largos trayectos que realizan los migrantes, muchas veces a pie, como malestares respiratorios, estomacales, cutáneos o musculoesqueléticos.
LAS ENFERMEDADES Y LA VIOLENCIA, LOS PRINCIPALES DAÑOS A MIGRANTES
Con más de 67 mil consultas de salud primaria y psicosocial entre Honduras, Guatemala y México en 2023, MSF resalta el impacto en la salud física y mental que sufren estas poblaciones, tanto por las condiciones de viaje y estancias frecuentemente precarias como por la violencia a la que están expuestas.
Estos factores preocupan aún más al notar la insuficiencia en el acceso a servicios esenciales, en un contexto donde se nota un incremento en la presencia de familias enteras en la ruta migratoria, y marcadamente 36 por ciento de aumento de niñas y niños menores de cinco años atendidos, en comparación con 2022. Si bien, todas las personas migrantes se encuentran en situación de vulnerabilidad, los impactos de la migración bajo estas condiciones son más profundos en estos grupos.
En general, el acceso al agua potable en la ruta es limitado y, con frecuencia, la población en movimiento consume líquido contaminado. Adicionalmente, las condiciones generales de los campamentos o espacios de acogida a lo largo de la ruta son suficientes ni adecuados, ello provoca hacinamiento que incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades y de situaciones de violencia, indica el documento.
En el reporte, también se resaltan las atenciones a los casos de violencia, destacadamente los de violencia sexual, una de las formas más atroces de violencia que enfrentan las personas migrantes en América Central y México. En 2023, la organización asistió a 232 sobrevivientes de violencia sexual, que es una emergencia médica que requiere de atención prioritaria e integral. De esa cifra, solamente 10 por ciento tuvo atención dentro de las 72 horas posteriores al evento, un lapso que es vital para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y otras afectaciones en la salud.
MUCHOS PACIENTES ABANDONAN SUS TRATAMIENTOS
En tanto, el informe señala que numerosos pacientes migrantes no presentan síntomas de sus enfermedades, por lo que en ocasiones dejan el tratamiento o tienen dificultad para continuarlo y hacer un seguimiento clínico. MSF puso el ejemplo de personas con diabetes que requieren insulina pero suspenden el tratamiento y “en ocasiones llegan a los puntos de atención descompensados y en estado crítico”.
La organización informó que muchos migrantes buscan atención médica en ciudades fronterizas de México como Reynosa o Matamoros, donde suelen tener estancias más largas al estar cerca de su destino final. Pero otros desisten por temor a que barreras burocráticas puedan retrasar su objetivo de llegar a Estados Unidos.
El reporte consigna además que otros migrantes se niegan a recibir atención médica especializada porque les significaría retroceder en su ruta o porque han enfrentado casos de discriminación y rechazo. En su travesía, los migrantes son víctimas de homicidio, accidentes de carretera, robos, secuestros y extorsiones, según autoridades, oenegés y sus propios testimonios, concluye MSF. N