En 2023, un total de 10 millones de toneladas de acero chino inundaron América Latina, un récord que amenaza a la siderurgia regional: “Cerrar Huachipato sería una bomba atómica”, dice Carlos Ramírez, trabajador de la principal acería chilena que tambalea ante la ruda competencia de China.
Huachipato, en Talcahuano, 500 kilómetros al sur de Santiago, anunció la paulatina suspensión de operaciones, agobiada por la avalancha de acero chino que colma los mercados y que se comercializa en Chile 40 por ciento más barato que el acero local.
La medida, pendiente de una petición para que el gobierno imponga un gravamen de 25 por ciento a las importaciones de acero, amenaza a 2,700 trabajadores de la compañía y a otras 20,000 personas que dependen de ella. En Brasil, el mayor productor de acero regional, también hay preocupación. El año pasado, las importaciones desde China crecieron 50 por ciento y la producción cayó 6.5 por ciento, según el Instituto Aco.
Gerdau, una de las mayores siderúrgicas del país, ya despidió a 700 trabajadores. Los últimos, en febrero, salieron de la planta de Pindamonhangaba, en Sao Paulo, debido al “escenario desafiante enfrentado por el mercado brasileño frente a las condiciones predatorias de importación del acero chino”, comunicó la empresa, que se excusó de responder consultas de la AFP.
Las acerías brasileñas reclaman también un gravamen de 25 por ciento, como el que impuso México a 205 tipos de productos de acero, alineando aranceles a los de Estados Unidos, su principal socio comercial. El acero representa 1.4 por ciento del PIB mexicano y genera 700,000 empleos. El 77.5 por ciento de la exportación va a Estados Unidos, según datos oficiales.
EL ACERO CHINO ESCALA EN EL MERCADO MUNDIAL
Las últimas dos décadas, China escaló su participación en el mercado mundial del acero de 15 a 54 por ciento, según la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero). En América Latina, las importaciones crecieron en 2023 un récord de 44 por ciento, para superar los 10 millones de toneladas. Dos décadas atrás, China exportaba apenas 85,000 toneladas de acero.
“China está demasiado presente en América Latina. Nadie está en contra del comercio entre países, pero siempre se habla de un comercio justo”, lamenta Alejandro Wagner, director ejecutivo de Alacero.
La preocupación por el exceso de capacidad de la siderurgia china se acrecentó en los últimos años, ante el menor dinamismo en su sector construcción, que libera producto para exportar.
En una visita reciente a China, la secretaria estadounidense del Tesoro, Janet Yellen, expresó preocupación por el “exceso” de producción china y aseguró que Estados Unidos “no aceptará” que el mundo se inunde de bienes chinos vendidos por debajo del costo. En 2018, Estados Unidos impuso un arancel adicional del 25 por ciento al acero chino.
Cerrar Huachipato, del privado grupo CAP, asestaría un duro golpe a Talcahuano, un puerto del sur de Chile del que es principal sustento desde hace 70 años y donde cumple un importante rol social. A su alero nació el club de futbol “Huachipato”, campeón vigente del torneo chileno.
Ramírez es un trabajador ligado a este empresa desde niño. Primero, como jugador de las divisiones inferiores; luego como profesional y una vez retirado del deporte, como director de uno de los sindicatos de la firma.
“Lo que estamos viviendo es muy doloroso”, afirmó el hombre de 56 años, que viajó a Santiago junto a otros dirigentes para exponer el “terremoto social” que se asoma.
MEDIDAS DE PROTECCIÓN
En un último esfuerzo por mantenerse a flote —después de pérdidas por más de 1,000 millones de dólares desde 2009—, Huachipato solicitó a la Comisión Antidistorsiones chilena un arancel de 25 por ciento al acero importado.
La Comisión encontró “evidencia suficiente para sostener la existencia de dumping” —venta de un producto por debajo del costo— desde China, y recomendó un gravamen de 15 por ciento, considerado “insuficiente” por Huachipato.
“No estamos pidiendo subsidios ni salvatajes. Huachipato tiene la capacidad de ser rentable en un ambiente competitivo”, afirmó su gerente, Jean Paul Sauré.
Para el gobierno del izquierdista Gabriel Boric se trata de una empresa “estratégica”. Huachipato se especializó en insumos claves para la minería: barras y bolas de acero para la molienda de cobre, del que Chile es el mayor productor mundial. En pandemia, cuando se interrumpió el comercio mundial, “fue Huachipato la que mantuvo el suministro de acero del país”, explicó el ministro de Economía, Nicolás Grau.
La decisión de imponer medidas de protección no es fácil. Chile firmó en 2006 un Tratado de Libre Comercio con China, que lo expone a posibles represalias comerciales. En América Latina, el acero genera 1.4 millones de empleos, muy especializados y difíciles de reconvertir.
El impacto a corto plazo en la región dependerá de la adopción de parte de China de medidas para reducir su “exceso” de producción y, a nivel local, de iniciativas destinadas a restringir el ingreso de acero, detalló José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). N