Una joven de 26 años se prepara para embarcarse en una misión única en su vida: ser la primera mujer mexicana en viajar al vasto y silente cosmos. Emoción y nerviosismo se entrelazan en su interior mientras aborda la nave espacial New Shepard. Su nombre es Katya Echazarreta, una ingeniera electrónica y divulgadora científica con una determinación inquebrantable y amor profundo por la exploración espacial, lista para alcanzar el éxito. Trae a su país natal no solo en sus apellidos, genes o hasta en el traje que viste, también lo lleva escrito en su palma izquierda y en mayúsculas: “¡VIVA MÉXICO!”.
Desde que era niña soñaba con las estrellas, el cielo y todos los misterios del universo que se extienden más allá de nuestro pequeño planeta azul. El día del lanzamiento, como parte de la misión Blue Origin NS-21, experimentó una mezcla de anticipación y ansiedad. Miró por la ventana de la nave, observando cómo la Tierra se alejaba lentamente, un diminuto punto perdido en la inmensidad del espacio exterior. A medida que entró en gravedad cero, el tiempo parecía detenerse y cada momento era más intenso.
LA PALABRA “FELICIDADES” EN LA VIDA DE ÉXITO DE KATYA ECHAZARRETA
Es 2022 y, pese a que el año estuvo marcado por varios acontecimientos sin precedentes —el desvío de un asteroide, la detección de microplásticos en la sangre humana, el desarrollo de una vacuna contra la malaria y el ascenso de Gustavo Petro a Colombia como primer presidente de izquierda—, aquella hazaña de Katya inundó las redes sociales. Su rostro era visto en varias portadas de periódicos nacionales y su nombre era mencionado en conversaciones de figuras políticas, civiles, científicas e internacionales.
Desde su acta de nacimiento su destino estaba marcado, para aquellos que saben leer entre líneas: Katya Celeste Echazarreta González. Hay personas con un halo intenso y otras con un halo difuso, pero sin duda, esta joven oriunda de Guadalajara, Jalisco, estaba lista para escribir su propia crónica como una astronauta comercial en busca de objetos astronómicos… Aunque es pequeña, comparada con los otros cinco tripulantes —Evan Dick, Hamish Harding, Víctor Correa Hespanha, Jaison Robinson y Víctor Vescovo— sus sueños son enormes y ahora tiene una doble apuesta: impulsar la industria espacial en México y formar misiones de astronautas mexicanos entrenados en territorio nacional.
“Una de las cosas más extrañas es escuchar la palabra ‘felicidades’ de aquellos a los que has admirado toda tu vida. Siempre estoy consciente de las palabras ‘estamos parados sobre hombros de gigantes’, porque es gracias a estos grandes pasos que podemos seguir luchando”, parafrasea en entrevista con Newsweek en Español.
VIAJAR EN AVIÓN LE TRAJO MILES DE INTERROGANTES
¿Cuál es la importancia de ser el primero? En cualquier campo, ya sea en la exploración espacial, en la ciencia, arte o en otro ámbito, conlleva una importancia significativa: apertura de nuevas fronteras, reconocimiento y prestigio, legado duradero o inspiración. Para Katya, simboliza nuevas posibilidades para las generaciones futuras. Si se busca en internet “latinoamericanos en el espacio” aparece junto a Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano en ir al cosmos, al participar como especialista en la Misión STS-61-B del Transbordador espacial Atlantis; y de José Hernández Moreno, primer inmigrante de la NASA seleccionado para viajar fuera de la Tierra.
Hoy nos centraremos en la tapatía de ojos brillantes color ébano. Viajar en avión, por primera vez, despertó en Katya una inquietud que solo pudo atenuar uno de los pilotos. Tenía entonces cinco años, pero su cabeza ya estaba repleta de preguntas, desde tópicas como por qué el cielo es azul y cuáles son las principales evidencias evolutivas, hasta quiénes habitan más arriba de esa esfera donde hay nubes y aves.
“Mi mamá narra una historia muy graciosa sobre la primera vez que me subí a un avión. Íbamos de camino hacia Tijuana (Baja California) para comenzar todo el proceso de migración. Recuerdo estar muy angustiada, me daba miedo que le fuéramos a pegar a un angelito, pero el piloto salió de cabina y me explicó que el cielo es muy grande y hay aire, que nada malo iba a ocurrir. Solo así paré de llorar”, relata.
DE NO SABER UN IDIOMA A DOMINARLO Y ALCANZAR EL ÉXITO: PRIMEROS PASOS DE KATYA ECHAZARRETA
Las interrogantes de Katya fueron apilándose a un nivel en que su madre ya no supo responder, incluso su primera palabra siendo bebé fue “por qué”. Pero esa curiosidad también vino acompañada de cambios. Aunque nació en México, vivió aquí hasta alcanzar los siete años, cuando su familia decidió mudarse a California, Estados Unidos. Los primeros años fueron complicados, tuvo que aprender inglés mientras comenzaba su educación primaria.
—Sucede que muchos niños aprenden más rápido un idioma y terminan siendo traductores de sus padres, ¿fue tu caso? —preguntamos.
—Me mudé a Estados Unidos cuando estaba en tercer grado. Aprendí inglés rápidamente después de ser buleada por no entender a mis compañeros de clase. Mi papá hablaba inglés con un fuerte acento y durante esos primeros años mi mamá no lo hablaba en absoluto. Mis hermanos y yo nos convertimos en traductores instantáneos. Primero: “Maestra, mi mamá dice esto” y, después, “mamá, mi maestra dice que”.
“Un punto a mi favor es que me encanta aprender de todo, no solo de tecnología y el espacio. Cuando llego, estoy en un salón, que se supone es mi lugar feliz y donde me siento más cómoda, pero no entiendo nada. Pasaba ahí sentada horas y horas, solo escuchando palabras y viendo cómo se reían sin saber el motivo. En cuarto grado ya estaba leyendo y escribiendo más en inglés, pero todavía no al nivel de mis compañeros”, agrega.
ESTUDIANTE DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA NÚMERO UNO DE ESTADOS UNIDOS
En sexto redactaba, conversaba y leía como una estudiante de octavo grado, que en México equivale al nivel secundaria. Desde temprana edad se interesó por los juguetes de su hermano; mientras otras niñas jugaban con muñecas o carriolas, Katya Echazarreta pasaba cada minuto con herramientas de construcción, legos y autos; parecía armar un destino de éxito. Los pasillos no deben estar divididos en rosa y azul, y refuerza estas palabras diciendo: “Los juguetes no tienen género”.
De acuerdo con un estudio del Instituto de la Mujer, 60 por ciento de los anuncios de juguetes que se emiten en televisión representan a las menores como cuidadoras, madres o esposas, frente a 9 por ciento que muestra a los niños en un rol de padre. Bajo ese panorama, en pleno siglo XXI, sigue existiendo una publicidad discriminatoria y segregadora. Katya decidió quedar fuera de ese porcentaje y logró encaminarse a una carrera “dominada por hombres”. Su padre es ingeniero en electrónica y su abuelo egresó como ingeniero en sistemas de agricultura.
Luego de terminar el instituto asistió al San Diego City College tres años, donde fue nombrada estudiante del año en 2016 y formó parte de la Sociedad Internacional de Mujeres Ingenieras, una organización sin ánimo de lucro fundada en 1950 y con sede en Estados Unidos. Además, fue mentora para el programa de Matemáticas, Ingeniería y Logros en la Ciencia (MESA, por sus siglas en inglés). Más tarde se trasladó a la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles, para concluir su grado. A tenor del informe “Mejores Universidades” de U. S. News & World Report 2024, UCLA es la institución pública número uno de la nación estadounidense. Ha llegado al primer puesto por siete años consecutivos en las listas anuales.
DE TRABAJAR EN MCDONALD’S A SER PASANTE EN LA NASA, LA HISTORIA DE KATYA ECHAZARRETA
Pero no todo fue fácil. Se enfrentó a obstáculos económicos, emociones tumultuosas y a una reconfiguración familiar por el divorcio de sus padres. Aun cuando es un hecho común, representa una grieta que se amplifica lentamente hasta provocar una herida en los hijos. De tener un hogar unido, casa y un carro, sus manos quedaron vacías, pero no su corazón; ahí todavía atesoraba aquel sueño de llegar a la NASA.
“Llegar a UCLA fue muy difícil, no tenía los recursos necesarios para estudiar. Cuando tenía 17 años mis padres se separaron. Me habían aceptado en varias universidades, estaba muy entusiasmada, pero desafortunadamente mi papá nos abandonó. Mis padres, al casarse en México, legalmente él no nos debía nada. De un día para otro nos quedamos sin acceso a las cuentas de banco, sin el carro de mi mamá, sin casa. Mi único bien era mi familia restante (hermanos y madre) y un trabajo que yo tenía en McDonald’s”, relató Katya en algún momento en una conferencia titulada “Un espacio sin límites”.
La rutina diaria revela una estructura invisible que da forma a nuestras vidas y la de Katya Echazarreta era así: levantarse a las 5 de la mañana para llevar a sus hermanos a la escuela, tomar clases, recoger a sus hermanos, dirigirse al primer empleo, luego al segundo; llegar a casa para un tercer trabajo seguido por tareas. Dormía de dos a tres horas cada noche. Una monotonía de tres años.
LAS DOS BECAS QUE CAMBIARON EL RUMBO DE KATYA ECHAZARRETA
Gracias a dos becas completas arrancó sus estudios universitarios en UCLA. ¿A partir de entonces todo mejoró? No. Enfrentó discriminación por ser mexicana y mujer, inmersa en un escenario cargado de prejuicios y desigualdades.
“Cuando todos te están diciendo que esto no es para ti, incluyendo tus profesores, tú debes continuar. No existía nada más apasionante para mí que la ingeniería electrónica. Algunos docentes mencionaban que ‘las mujeres no tenían lugar en su clase’ y nos corrían del salón”, recuerda, y trae a su mente uno tras otro detalle. Echazarreta concluyó finalmente sus estudios e inició una maestría en ingeniería eléctrica y computacional en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore.
En su currículum figura también su pasantía en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA o Jet Propulsion Laboratory, en Pasadena, donde después fue ingeniera de tiempo completo. Participó en cinco misiones, incluidas Mars Perseverance Rover y el viaje de Europa Clipper a Júpiter. Aunada a esta racha triunfal, igual es conocida por ser presentadora de la serie de YouTube Netflix IRL y como Electric Kat en Mission Unstoppable, un programa producido por la CBS.
—¿Cómo llegaste a la NASA? —cuestiona Newsweek en Español.
—Me contrataron antes de mi graduación de la universidad, primero como pasante y luego de tiempo completo. Por las funciones que ya había realizado con ellos me ofrecen trabajos más avanzados como líder de electrónica y líder de pruebas para dos misiones: una se llama SPHEREx, es un telescopio espacial, y Europa Clipper, un orbitador programado para ser lanzado en 2024 en camino a Júpiter para investigar su luna Europa.
FUGA DE CEREBROS
—¿Consideras que, de haber estudiado en México, tendrías el mismo éxito de hoy?
—He pensado mucho en ello y mi respuesta tiene dos posibilidades: estudiar esa carrera en México e intentar todos estos logros desde el país no resultaría porque no existen las oportunidades; se están creando. La segunda sería sí, pero como muchos de mis compañeros de la NASA, buscaría realizar una maestría o doctorado en Estados Unidos, Europa, etcétera.
“En mi país de origen hay un gran problema: la fuga de cerebros y talento por falta de presupuesto, conectividad y de una estructura que permita aprovechar las habilidades”, argumenta la ahora joven de 27 años.
Katya se refiere al fenómeno en el cual estudiantes o egresados altamente capacitados, como académicos, ingenieros, médicos y otros especialistas, emigran del país en busca de oportunidades laborales, educativas o de desarrollo profesional en el extranjero. Esta migración de talento humano representa una pérdida significativa para México, ya que priva al país de individuos con habilidades y conocimientos valiosos que podrían contribuir al progreso económico, científico, cultural y social. Las razones pueden ser diversas e incluyen la búsqueda de mejores salarios, condiciones de trabajo más favorables, acceso a tecnología de punta, oportunidades de investigación, entre otras.
UNA MEXICANA EN EL ESPACIO
Regresamos al 4 junio de 2022, fecha en que Katya Echazarreta se convirtió en la primera mexicana en viajar al espacio y en la mujer más joven en hacerlo, con solo 26 años, logrando un éxito rotundo. Rodolfo Neri Vela tenía 33 años cuando viajó fuera de la Tierra a bordo del transbordador espacial Atlantis, mientras que Neil Armstrong, astronauta estadounidense, estaba por cumplir 40 años cuando pisó la superficie lunar.
La iniciativa Space for Humanity seleccionó a Echazarreta entre más de 7,000 solicitantes para un vuelo que sobrepasó la frontera terrestre. Logró viajar en el cohete New Shepard, de la empresa Blue Origin —del magnate de Amazon, Jeff Bezos—, a más de 3,200 kilómetros por hora y superar los 100 kilómetros de altitud, junto a otros cinco tripulantes —todos hombres.
—Lograste aquello que imaginabas, anhelabas y fuiste construyendo desde niña. ¿Cómo fue?
—Estaba trabajando en estas actividades [de la NASA], cuando decido aplicar para Blue Origin NS-21. Escuchamos frecuentemente esas historias de cuántas aplicaciones son necesarias antes de finalmente ser seleccionado para una misión espacial. Y después de un proceso de aplicación de tres años me seleccionan a mí de entre 7,000 personas de más de 120 países. De hecho, una mexicana se encargó de elaborar mi traje.
“Fue una misión psicológica. Fui seleccionada para una encomienda que quería analizar algo llamado ‘Efecto perspectiva’, una reacción cognitiva que los astronautas sienten al percibir pequeños todos los conflictos terrenales contra la inmensidad del espacio. Aunque ya lo habían detectado, no había sido analizado minuciosamente”.
Algunos medios afirman que Katya Echazarreta llevó una parte de las cenizas de su abuelo en la proeza ejecutada, que terminó siendo un éxito. Sin embargo, quien también navegó con ella, hablando metafóricamente, fue su madre, a quien describe como cómplice y mejor amiga en cada pausa de esta entrevista. Su viaje al cosmos puede haber llegado a su fin, pero el impacto de esa experiencia perdurará para siempre en su corazón y mente, así como en quienes somos files a nuestra bandera tricolor.
CARRERAS STEM
Salir de la atmósfera trajo a Echazarreta grandes reconocimientos como su propia muñeca, parte de la campaña Barbie Role Models. La empresa Mattel lanzó este juguete en su sitio con la siguiente reseña: “Menos de 80 mujeres han ido al espacio y menos de tres docenas han sido negras, indígenas o latinas, de un total de 600 personas que se han aventurado al universo. Katya es la primera mujer mexicana y latinoamericana en lograrlo”.
—Eres parte de las mujeres que estudiaron una carrera STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), pero en México la cifra es desoladora. En 2021 solo tres de cada diez profesionistas de esta área son mujeres. ¿A qué se deberá ese bajo número y cómo te sientes al ser parte de ese pequeño porcentaje?
—He escuchado decir a varias personas que simplemente es porque a las mujeres no les gustan esas carreras, pero ¿qué le estamos enseñando a los niños? A mi sobrinito le fascina todo de la Fórmula 1 porque es un gusto del papá, entonces seguramente crezca con esto y termine estudiando ingeniería automotriz. Es un problema social, pero sepan que aquí cualquier mujer tiene su lugar.
REFORMA CONSTITUCIONAL QUE PRIORIZARÁ LAS ACTIVIDADES ESPACIALES EN MÉXICO
Misión Marte 2023 es el nombre del primer Campamento Aeroespacial realizado en México y dirigido a estudiantes de secundarias públicas de Jalisco, a cargo de la astronauta jalisciense. Del 10 de julio al 4 de agosto, 100 adolescentes (de entre 13 y 15 años) participaron en diversas tareas en las instalaciones de Ciudad Creativa Digital y el Planetario Lunaria. Entre ellas destacan: robótica, diseño y programación, investigación de hábitats y superficies, cultivos sustentables, así como simuladores y ejecución de un vuelo al planeta rojo.
Ahora la Fundación Espacial Katya Echazarreta convoca nuevamente a profesionales del ramo espacial, aeroespacial y tecnológico que deseen participar como talleristas para jóvenes de nivel secundaria y media superior en la segunda edición del Campamento Aeroespacial, próximo a desarrollarse en la Ciudad de México y Morelos durante el verano de 2024.
“Vamos a tener entrenamientos para jóvenes de 13 a 17 años. Ofreceremos becas completas, no pagan absolutamente nada por este aprendizaje”, puntualiza. Actualmente aboga por una reforma constitucional que priorice las actividades espaciales en México. En 2023, la Cámara de Diputados aprobó el dictamen con proyecto de decreto que reforma los artículos 28 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de regulación de actividades en el espacio ultraterrestre.
Katya ha trabajado arduamente de la mano de la Agencia Espacial Mexicana y un grupo de funcionarios. Ahora pasará al Senado de la República, en donde será discutida y sometida a votación para su posible aprobación. Entre los objetivos que busca la denominada Reforma Espacial están: una mayor inversión en investigación y desarrollo tecnológico en el rubro espacial, la posibilidad de generar alianzas estratégicas con otros países en proyectos espaciales y la promoción de una cultura de innovación y desarrollo tecnológico en el país.
UNA INGENIERA A LA MODA
¿Acaso la ingeniería tiene estilo? Para Katya sí. Dar voz a la ciencia y áreas STEM en plataformas tan masivas como la moda es algo que ama hacer. Esta mujer de cabello corto y piel morena fue cautivada desde hace mucho por la belleza de las telas, los colores y las siluetas. Cada prenda es una obra de arte que le permite explorar diferentes facetas de su personalidad.
Revisa su armario con atención meticulosa para impartir conferencias, entrevistas o sesiones fotográficas; combina piezas clásicas con toques modernos; crea conjuntos que reflejan su estado de ánimo y su estilo único. Su rostro ha sido protagonista de revistas como Vogue México y Noir Magazine, pero también de otros campos que no marcan tendencia, pero sí empoderan. Iztapalapa, alcaldía de la capital mexicana, pintó un mural de Katya Echazarreta, debido a su éxito, sobre una de sus avenidas principales. Este es posible observar desde la Línea 2 del Cablebús; se localiza exactamente entre las estaciones Quetzalcóatl y Xalpa.
—¿Qué lecturas recomiendas para las niñas y niños interesados en la ciencia? Además, ¿una frase con la que te recordaremos?
—A mí me encantaba, aunque es un poco más avanzado, Carl Sagan, astrofísico y divulgador científico estadounidense. Una buena lectura podría ser Cosmos, una obra escrita en la década de 1980 basada en una serie de documentales que él mismo produjo junto a Ann Druyan. Traten de encontrar un momento constante para leer.
“Tengo dos frases: una clásica que es ‘el cielo no es el límite’ y la otra sería ‘si las oportunidades que tú buscas no existen, entonces créalas tú’”, concluye. Días antes del cierre de esta edición, Space for Humanity dio la bienvenida a su junta directiva a tres nuevos miembros visionarios: Yemi AD, Chris Boshuizen y Katya Echazarreta.
El legado de esta astronauta mexicana —hasta ahora—, quien ha estado a lado de personajes como Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos, puede resumirse a través de estas lecciones: disfrutar el aprender, seguir tu pasión, no desistir, hacerte escuchar y ser curioso. N