La leucemia infantil ha aumentado aproximadamente 35 por ciento desde 1975, y en la época reciente ha crecido alrededor de 1 por ciento al año, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). La leucemia es el cáncer más común en los niños.
Cuando se ve un aumento como este lo más probable es que se deba a cierta exposición a factores ambientales. El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo y probablemente sea una de las principales causas del aumento masivo de la leucemia infantil. El estudio toxicológico internacional y multiinstitucional encontró que bajas dosis de herbicidas a base de glifosato causan leucemia en ratas.
El glifosato es un herbicida utilizado para matar las plantas no deseadas que crecen en los cultivos, jardines y campos. Es utilizado en diversas áreas: agricultura, silvicultura, jardinería, parques públicos, vías fluviales, pastizales, bosques e, incluso, en productos para uso doméstico. Tiene la capacidad de penetrar en el suelo y filtrarse en el agua; sus residuos permanecen en los cultivos por largos periodos.
GLIFOSATO Y LEUCEMIA INFANTIL: ¿CÓMO REACCIONA EL INTESTINO?
El microbioma de nuestro intestino es una colección de trillones de bacterias, virus y hongos que habitan y coexisten de una manera simbiótica. Los científicos entienden ahora que nuestro intestino y cerebro están en estrecha comunicación: cuando se altera el intestino modificamos también nuestro cerebro. El sistema de relación entre ellos se lleva a cabo por diferentes vías como la linfática, circulatoria y por el nervio vago.
Cuando nuestros alimentos están contaminados con glifosato, este daña nuestros microorganismos y se pierde su habilidad de producir aminoácidos, que son esenciales en el equilibrio de neurotransmisores. Esta disbiosis se ha relacionado con depresión y otros trastornos mentales.
Además, alteraciones en la distribución de estos microorganismos pueden causar desregulación del sistema inmune y enfermedades autoinmunes. Muchas enfermedades actuales se originan en un desequilibrio de la microbiota intestinal: alzhéimer, párkinson, esclerosis lateral amiotrófica, depresión crónica, artritis reumatoide…
Incluso, comer alimentos orgánicos puede no ofrecer una protección completa contra el glifosato, ya que la exposición puede provenir de muchas fuentes. Algunas de las consecuencias son:
• Daña la microbiota intestinal y produce sobrecrecimiento de candida y otros microorganismos patógenos.
• Daña la mucosa y permeabilidad intestinal con repercusión del sistema inmune.
• Genera desequilibrio hormonal y alteraciones en el metabolismo de los neurotransmisores.
• Afecta la absorción y elaboración de los aminoácidos triptófano, tirosina y fenilalanina; y de minerales como manganeso, zinc y cobre. N
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Jessica Nasser es licenciada en nutrición clínica por la Universidad Anáhuac, certificada como entrenadora personal por la World Fitness Association y diplomada en nutrición vegetariana por el Instituto de Ciencias de Nutrición y Salud de España. Los puntos de vista de este artículo son responsabilidad de la autora.