En Europa y Asia Central casi medio millón de niños vive en hospicios, revela un informe publicado por Unicef este jueves 18 de enero. La tasa de niños y niñas que viven en centros de acogimiento residencial en Europa y Asia Central duplica el promedio mundial con 232 por cada 100,000 menores de edad, frente a 105 por cada 100,000 en el resto del planeta.
Unicef cifró en 456,000 el total de niños viviendo en hospicios, incluidas instituciones a gran escala en Europa y Asia Central. La especialista de la división de Protección en Unicef España, Almudena Olaguibel, explicó que el informe saca a la luz los números aún altos de niños viviendo en sistemas de protección.
Además, dijo, los datos “exponen los retos de Europa para garantizar el derecho de los niños y adolescentes a vivir en familia, incluidos los que tienen alguna discapacidad, así como los que son víctimas de violencia y los migrantes no acompañados o separados de sus familias”.
LOS MENORES CON DISCAPACIDAD TAMBIÉN PADECEN
Europa occidental tiene la tasa más alta de niños en hospicios, con 294 por cada 100,000, casi el triple de la media mundial. Esta mayor proporción se debe en parte al aumento del número de niños no acompañados y separados de sus familias que buscan asilo en Europa.
Unicef destacó que hace falta buscar medidas alternativas que tengan en cuenta las experiencias de vida y de tránsito migratorio. Además, se debe tomar en cuenta los derechos y necesidades específicas de los menores y ofrecerles soluciones estables.
El estudio reporta pocos avances en el caso de los niños con discapacidad. Ellos representan entre el 4 por ciento y el 86 por ciento de los niños internados en hospicios de los países que han informado sus datos.
AFECTACIONES EN NIÑOS QUE VIVEN ES HOSPICIOS
Los niños que viven en instituciones a gran escala suelen sufrir abandono emocional y mayores índices de abuso y explotación, lo que los expone a problemas de salud mental, angustia psicológica y traumas. Además, pueden tener dificultades para entablar relaciones positivas durante la infancia y la edad adulta, lo que los hace sentirse aislados y solos, advierte el reporte.
En tanto, el estudio pone énfasis en que los niños acogidos en hospicios pueden sufrir retrasos cognitivos, lingüísticos y de otro tipo en su desarrollo, y que es más probable que entren en conflicto con la ley, lo que perpetúa los ciclos de institucionalización, sobre todo cuando han vivido en esos centros desde muy pequeños. N