Es muy común escuchar en las conversaciones cotidianas la preocupación de muchos padres de familia respecto al uso de los aparatos electrónicos por parte de sus hijos adolescentes, particularmente del teléfono móvil, esta preocupación se incrementa para aquellos padres conscientes de los riesgos que puede representar para sus hijos la constante exposición a las redes sociales.
La preocupación de los padres de familia por el abuso del teléfono y el exceso de tiempo en redes sociales por parte de sus hijos adolescentes se fundamenta en los efectos que observan en ellos.
Durante la pandemia por COVID 19, el uso de aparatos electrónicos y medios digitales se incrementó. En este sentido se considera que los adolescentes duplicaron el tiempo del uso de medios digitales ajenos a propósitos escolares de 4 horas a aproximadamente 7, según indica la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2021. El segundo grupo de mayores usuarios de internet es el de 12 a 19 años y de 25 a 34, ambos, con 90%. Un grupo que llamó la atención por el aumento registrado en el uso de internet es el de 6 a 11 años, aumentó 20.3 puntos porcentuales de 2017 a 2021. Entre los principales usos de internet se encuentra el de las redes sociales con el 89.8%.
Otro aspecto fundamental para considerar es que los adolescentes están envueltos en diversos cambios en los procesos biológicos, psicosociales y neurológicos. Algunos de estos procesos todavía no han alcanzado su madurez como la capacidad de juicio, la capacidad de regulación emocional y la toma de decisiones, se debe considerar esto al momento de permitir mayor independencia en el uso de redes sociales. Hay diversas investigaciones que dan cuenta del aumento paralelo entre el uso de redes sociales y el incremento de los problemas de salud mental como las autolesiones, el suicidio y la depresión. La sensación de aislamiento es una de las principales razones detrás de esta preocupación.
Durante la pandemia, el hábito de estar constantemente “conectados” se fortaleció, lo que ha llevado a una mayor desconexión social en una etapa crucial como la adolescencia. Para muchos padres, parece que la batalla por separar a sus hijos del teléfono es una tarea perdida, y los intentos de limitar su uso a veces resultan en acaloradas discusiones. Sin embargo, es crucial tomar medidas preventivas para evitar los efectos negativos del uso excesivo de teléfonos y redes sociales. Es importante preparar a los hijos adecuadamente antes de que inicien su uso, reconociendo siempre los beneficios que pueden ofrecer.
El abuso del teléfono móvil no es exclusivo de los adolescentes, ya que también es muy común en los adultos. Sin embargo, para este grupo de edad, suele haber justificaciones sólidas para estar constantemente pegados a sus dispositivos. Aunque estas razones puedan ser válidas, es importante recordar que el ejemplo que damos como adultos sigue siendo poderoso y que el aprendizaje vicario desempeña un papel crucial en la educación de nuestros hijos, sobre todo en lo que respecta a las conductas que pueden resultar beneficiosas, como el uso adecuado de los teléfonos y las redes sociales. No podemos ignorar el impacto que nuestra propia conducta puede tener en su comportamiento.
Es fundamental establecer un espacio abierto de comunicación con los adolescentes para abordar tanto los beneficios como los riesgos del uso excesivo del teléfono y las redes sociales. Por lo que es importante que tomen conciencia de cómo este uso excesivo puede afectar diferentes aspectos de su vida diaria, como la participación en actividades deportivas, clubes o hobbies, la interacción presencial con amigos, el cumplimiento de responsabilidades escolares, la contribución en las tareas del hogar y el tiempo de convivencia familiar.
De esta forma resulta necesario estar alerta ante posibles situaciones de riesgo, como el aislamiento social, el ciberacoso y cualquier forma de intimidación, como burlas o difamaciones. Las redes sociales a menudo presentan imágenes idealizadas de personas que pueden convertirse en modelos a seguir para los adolescentes, lo que puede generar presiones para intentar parecerse a ellos. En muchas ocasiones, los adolescentes pueden sentirse en desventaja en comparación con estos modelos en términos físicos y materiales, lo que puede afectar su confianza y autoestima.
Los padres tienen un papel fundamental en este aspecto, comenzando por dar ellos mismos un ejemplo adecuado en el uso del teléfono y las redes sociales. También es importante supervisar los contenidos a los que acceden sus hijos, asegurándose de que el uso de las redes y el teléfono no intercere con el sueño, las tareas escolares y los momentos familiares, como las comidas. En caso necesario, es válido establecer límites en el tiempo que los adolescentes dedican a las redes sociales. Abrir la conversación sobre lo que ven y escuchan en las redes sociales puede ser beneficioso, haciendo preguntas para comprender mejor sus intereses y preocupaciones. Estas acciones conjuntas pueden ayudar a que los adolescentes se conviertan en usuarios conscientes y responsables de las redes sociales. N