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Los pobres, enfermos, migrantes y pecadores son los consentidos para poder ser una Iglesia misionera de puertas abiertas. Con este mensaje inició su homilía don Francisco Moreno Barrón, II Arzobispo de Tijuana en la misa ofrecida por sus 7 años al frente de la arquidiócesis.
Después de haber ejercido como obispo auxiliar de Morelia durante 6 años, y 8 al frente de la diócesis de Tlaxcala, el Papa Francisco lo nombró II Arzobispo de Tijuana para suceder a don Rafael Romo Muñoz. Adicionalmente a su ministerio actual, el año pasado al fallecer don Isidro Guerrero Macías, el Papa lo nombró Administrador Apostólico de la diócesis de Mexicali.
Visiblemente cansado por el esfuerzo que le implicó viajar a Tijuana apenas terminado su quinto y más reciente tratamiento de inmunoterapia contra el cáncer de pulmón que padece, regresará a final de mes a la Ciudad de México para continuar con sus cuidados médicos el próximo el 30 de agosto.
Hizo un recuento del momento actual de la Iglesia que acaba de celebrar la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal con la asistencia de más de 1.5 millones de jóvenes, recordando que el próximo sínodo de los obispos se llevará a cabo en octubre de este año; el año santo del 2025; el 500 aniversario de la Virgen de Guadalupe en 2031; y los 2000 años de la redención en 2033 cuando se cumpla el segundo milenio de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Al referirse a la tierra que lo ha recibido desde hace 7 años, la describió como un lugar de grandes retos que debemos enfrentar, pues lo que hagamos ahora será el legado que le dejemos a las nuevas generaciones, a la Iglesia del futuro tanto en Tijuana, Tecate y Rosarito como en Mexicali.
Exhortó a los más de 200 fieles que lo escuchaban acompañados de una buena parte de los sacerdotes de la arquidiócesis entre quienes se encontraba monseñor Salvador Cisneros Gudiño, a conocer la historia de la diócesis que si bien fue fundada en 1964, desde inicios del siglo XX muchos misioneros, entre ellos los Misioneros del Espíritu Santo, hicieron un gran trabajo previo a su creación.
Terminó expresando su deseo de que los católicos hagan de la sagrada Eucaristía el centro de la vida de la arquidiócesis que es el regalo más grande que el Señor nos ha dejado.
Después de la misa se ofreció un concierto con el coro arquidiocesano para celebrar al Arzobispo y un convivio con el que cerrará este día de festejos. N