Bajando el Bulevar Lázaro Cárdenas, al lado izquierdo se encuentra la Central Camionera. Para cruzar al espacio donde está la central de autobuses y viceversa se debe cruzar un puente. No obstante el puente como lugar de tránsito ha presentado ciertos obstáculos para algunas personas que requieren de esa estructura.
Dicho puente se ha convertido en un hogar improvisado para personas en situación de calle, la estructura que atraviesa una avenida, además de con la central camionera con la procuraduría de justicia, generando un ambiente de contraste entre la actividad diaria de la ciudad y la difícil realidad de aquellos que han encontrado refugio en este lugar.
Para muchos de los habitantes del puente, esta estructura representa un refugio en medio de la adversidad, ya que algunos son migrantes. Al carecer de un hogar estable, estas personas han encontrado en el puente un lugar donde pernoctar y protegerse de las inclemencias del tiempo. Sin embargo, las condiciones de vida en el puente son precarias y no cumplen con los estándares mínimos de habitabilidad, lo que agrava aún más las dificultades que generan enfermedades como la tuberculosis.
Es importante señalar que entre los habitantes del puente se observa un uso frecuente de sustancias como marihuana, metanfetaminas (cristal) y heroína. Estas adicciones pueden ser utilizadas como una forma de escape de las duras realidades de la vida en la calle. Sin embargo, el consumo de estas sustancias obliga a que la mayoría de adictos tengan que delinquir para adquirirlas.
En la última década el fentanilo se introdujo en el mercado como un adulterante de otros opioides, provocando que los usuarios se enganchasen al compuesto sin saber que lo estaban consumiendo. Tal y como menciona el director del Centro Binacional de Derechos Humanos. “Muchos adictos consumían heroína y cristal sin saber que ya estaba mezclada con fentanilo, solo decían que era muy potente”. Esa fue la principal estrategia que desarrolló el narco para comenzar a generar una demanda en el mercado. “Al principio lo que hicieron fue mezclarla con heroína, cocaína, metanfetamina o cristal”, explicó en una entrevista para el Diario el País, Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos y profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de San Diego, en California.
Y es que esa zona de Tijuana –junto con la canalización– podrían ser el inicio del fenómeno que se presenta en el barrio de Kensington ubicado en Filadelfia Estados Unidos, al que se le ha apodado como la ciudad zombi. Sin duda alguna la atención que merece el espacio y sus habitantes son desafíos inmediatos y complejos.
El lugar podría convertirse en el punto de partida para un proceso de transformación similar al experimentado en Kensington, un lugar problemático y marginalizado. Al igual que en este conocido barrio de Filadelfia, la presencia de personas en situación de calle que utilizan drogas, junto con aquellos que padecen enfermedades mentales, genera un entorno de vulnerabilidad y desesperanza. Así como de temor para quienes transitan por la zona.
El equipo de Newsweek estuvo presente en el lugar el día miércoles 24 de mayo, y se logró interrogar a 5 personas que pasaron el puente, 3 hombres y 2 mujeres, dos hombres y dos mujeres externaron que no les parecía un lugar adecuado para transitar. Una de las féminas expresó: “esta feo, pero tengo que pasar por aquí para ir a mi trabajo”. El quinto transeúnte dijo “no tengo miedo de pasar por aquí”.
Las preocupaciones de seguridad expresadas por las personas que transitan por el puente, especialmente las mujeres, deben ser tomadas en cuenta. Puesto que la presencia de personas en situación de calle, el consumo de sustancias y las condiciones precarias pueden generar un ambiente de inseguridad. Es necesario implementar medidas que garanticen la seguridad de todos los ciudadanos, al tiempo que se brinda apoyo y soluciones a aquellos que viven en el puente.
La comparación con Kensington, un barrio conocido por su crisis de opioides y la presencia de una “zona zombie”, nos invita a reflexionar sobre las consecuencias que puede acarrear la falta de intervenciones adecuadas. La ausencia de políticas de apoyo y soluciones estructurales para abordar la problemática
La situación del puente habitado es un llamado urgente a la acción por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. Es necesario abordar la problemática de las personas en situación de calle de manera integral, brindando soluciones que incluyan vivienda digna, acceso a servicios de salud mental, programas de rehabilitación y reinserción social. Además, se deben implementar medidas de seguridad que protejan a los transeúntes y promuevan un entorno seguro para todos. Es fundamental que las autoridades, organizaciones sin fines de lucro y la comunidad en general se unan para abordar esta problemática de manera integral. N
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