Un nuevo estudio considera que las osamentas de los soldados ingleses caídos en la batalla de Waterloo fueron convertidas en fertilizante.
Publicado en la revista Journal of Conflict Archaeology, el 17 de junio de 2022 (casi exactamente 207 años después de la épica batalla del 18 de junio de 1815), la investigación arqueológica propone la “fuerte probabilidad” de que los huesos de los ingleses caídos en la batalla de Waterloo hayan sido utilizados como fertilizante agrícola.
Todo lo aquí expuesto deriva de un comunicado que Taylor and Francis Group —editor británico de decenas de libros y revistas académicas— emitió a nombre del Dr. Tony Pollard, autor principal del estudio y director del Centro de Arqueología de Campos de Batalla en la Universidad de Glasgow, Escocia.
En dicho escrito, el investigador explica que, a pesar de que “se han encontrado contados restos humanos de lo que fuera una contienda muy sangrienta”, su estudio hace el planteamiento de que el histórico caso no se ha cerrado del todo, por lo que hacen falta excavaciones adicionales.
Pollard precisa que su investigación “confirma la información contemporánea disponible. Esta incluye descripciones y dibujos del campo de batalla que hicieron quienes visitaron el sitio en los días o semanas posteriores a la derrota de Napoleón”.
RELATOS Y TESTIMONIOS
El comunicado agrega que “[dicha documentación] incluye cartas y relatos personales de James Ker, comerciante escocés que vivía en Bruselas cuando tuvo lugar la batalla y quien, tras visitar el sitio unos días después de la contienda, escribió incluso sobre un soldado que murió en sus brazos.
“Tomados en conjunto, los relatos de los visitantes proporcionan la ubicación exacta de tres fosas comunes que contenían hasta 13,000 cadáveres”.
Sin embargo, el arqueólogo plantea una interrogante: “¿Es posible que la información, recién descubierta, conduzca al hallazgo de una fosa común que contenga las osamentas de quienes dieron sus vidas en la batalla de Waterloo que puso fin a una guerra de 23 años?”.
El propio Pollard reconoce que es muy poco probable y agrega: “A pesar de las licencias artísticas y de las hipérboles en torno a la cantidad de cuerpos acumulados en las fosas, es evidente que debieron retirar los cadáveres de las distintas áreas del campo de batalla. Así que no sorprende que no dispongamos de un registro confiable de que alguien haya encontrado una fosa común.
“A partir de la década de 1820, al menos tres artículos periodísticos hicieron referencia a la importación de huesos humanos procedentes de los campos de batalla europeos y destinados a la producción de fertilizantes”, prosigue el científico.
FUENTE CONVENIENTE DE OSAMENTAS
“Los campos de batalla de Europa habrían proporcionado una fuente conveniente de osamentas que, una vez molidas para obtener harina de hueso, podrían utilizarse como fertilizante. En aquellos días, las islas británicas eran uno de los mercados más importantes para esa materia prima”, escribe el autor del estudio.
En su comunicado, Pollard añade: “La batalla de Waterloo atrajo visitantes casi tan pronto como se disipó el humo de las armas. Es indudable que muchos fueron a robar las pertenencias de los muertos. E incluso algunos debieron despojarlos de sus dientes para crear dentaduras postizas. No obstante, otros más solo visitaron el sitio para atestiguar lo ocurrido.
“Es muy probable que los proveedores de huesos también acudieran al campo de batalla con la expectativa de obtener osamentas. Sus objetivos principales habrían sido las fosas comunes, ya que debían contener suficientes cadáveres para ameritar el esfuerzo de desenterrar los huesos”, prosiguió el investigador.
“Es de suponer que los lugareños habrían podido indicar la ubicación precisa de dichas fosas. Muchos tendrían recuerdos vívidos de los entierros o, incluso, ayudaron a excavar las fosas”, escribió Pollard.
“También cabe la posibilidad de que los diarios personales y las guías para viajeros detallaran la localización y el tipo de tumbas, convirtiéndose así en ‘mapas de tesoros’ que incluían una X para señalar el sitio”, conjeturó el autor.
HARINA DE HUESO PARA LA AGRICULTURA
“Con base en esos relatos, y a sabiendas de la importancia que la harina de hueso tenía en la práctica agrícola de aquellos tiempos, la conclusión más probable es que [los proveedores de osamentas] hayan excavado las fosas comunes de la batalla de Waterloo para obtener huesos”.
El Dr. Pollard —quien también es el catedrático principal y director arqueológico de la organización no lucrativa Waterloo Uncovered— ansía proseguir con la investigación para demostrar su teoría.
Según escribe en el comunicado, está más que listo para dirigir un “ambicioso” estudio geofísico que podría prolongarse varios años y en el que habrán de intervenir “veteranos que colaborarán con nuestras excavaciones para brindar información a los arqueólogos más importantes del mundo”.
En su comunicado, el profesor propone que “la siguiente etapa es regresar al sitio de la batalla de Waterloo para tratar de ubicar los sitios de enterramiento a partir de un análisis de los relatos testimoniales antes citados”.
Y agregó: “Si la escala de la remoción de restos humanos corresponde a la propuesta aquí, obtendremos —al menos en algunos casos— evidencias arqueológicas de las fosas de donde fueron extraídos, no obstante lo mal delimitadas o dañadas que puedan estar.
“En los próximos años, cubriremos grandes extensiones del campo de la batalla de Waterloo. Trataremos de identificar áreas de suelo previamente removidas, a fin de verificar las fuentes anecdóticas y los mapas de distribución. Y, en conjunto con investigaciones documentales ulteriores y algunas obras de excavación, brindaremos una imagen más precisa de la suerte que corrieron los muertos”.
NO EXISTEN RESTOS SIGNIFICATIVOS
La declaración del arqueólogo también precisa que, “si nuestro equipo encontrara algo, ese hallazgo sería extraordinariamente singular”.
Pollard concluyó: “En 2015, durante las obras de construcción de un nuevo museo con estacionamiento, los trabajadores encontraron un esqueleto humano en el sitio.
“Más tarde, en 2019, mientras Waterloo Uncovered excavaba el sitio del hospital de campaña principal, el equipo desenterró los restos de unas piernas humanas amputadas.
“Por su parte, el museo de Waterloo tiene exhibido un esqueleto de procedencia incierta. Fuera de lo anterior, jamás se han encontrado otros restos significativos”.
La histórica batalla de Waterloo tuvo lugar en el actual territorio belga de lo que antaño fuera el Reino Unido de los Países Bajos.
La contienda enfrentó a las fuerzas francesas de Napoleón Bonaparte contra las huestes de la llamada “Séptima Coalición”. Esta alianza militar representaba a la mayor parte de Europa. Estuvo integrada por el Reino Unido, Prusia, Austria, Países Bajos, Rusia, Dinamarca, Portugal, España, Suecia, Suiza y otras naciones, incluidos algunos estados italianos y alemanes.
La Coalición fue la respuesta desesperada del Viejo Continente para impedir que el tirano francés retomara el poder. Ello después de que escapara del exilio en la isla de Elba. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).