¡Al tiro! pódcast: altavoces de dignidad es un proyecto que tiene como intención reflexionar sobre el trabajo de cuidados, visibilizar los derechos de las trabajadoras del hogar y rememorar las luchas por los derechos laborales de estas trabajadoras.
Nabil Yanai, cocreadora de este proyecto colectivo, artista visual y trabajadora de cuidados, cuenta: “Somos muchos y somos montoneros. Nos reconocemos desde el hacer en colectivo, conjugando nuestros saberes: coinvestigamos, coescribimos, coimaginamos. Deseamos y calibramos juntos cada uno de los episodios”.
Nabil relata cómo mientras lavaba trastes y escuchaba una clase feminista se le ocurrió crear este pódcast: “La clase era ‘Magia capitalista y brujería antisistema’, de Leonor Silvestri. En algún momento ella habló de cómo en el trabajo del hogar no podía armarse una genealogía que empoderara a las personas que lo practicaban, a diferencia del trabajo sexual, que siempre ha sido un trabajo de cierta emancipación política.
“Y yo me quedé pensando en esta circunstancia porque está muy jodido que, además de que el trabajo ya en sí tiene muchas cargas históricas de opresión, de esclavitud y de condiciones precarizadas, no podamos armar una genealogía sobre este”.
El trabajo de cuidados implica una serie de actividades que nunca terminan. Son el mantenimiento de la existencia en tanto trabajos de limpieza, preparación de alimentos, cuidado de infantes, adultos mayores o con alguna necesidad particular, así como el sostenimiento emocional.
Al imaginar estos quehaceres cotidianos, seguramente podrá aparecer una figura femenina realizándolos. Esto se debe a la ideología de roles de género y la división sexual del trabajo. Es decir, hay una construcción sexual que busca naturalizar que las mujeres tienen “la obligación” y son “naturalmente aptas” para estas labores.
Este mandato es una construcción social, es decir, está predeterminado por circunstancias históricas y cuestiones culturales, económicas y políticas.
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Nabil Yanai nos cuenta por qué el trabajo de cuidados es un asunto político: “Porque atraviesa la vida misma. Y aquí traigo a cuenta a nuestra queridísima Silvia Federeci, quien ha hecho tanto chamba teórica y activismo político sobre el trabajo que sostiene y produce la vida, como lo es el mantenimiento del hogar al permitir un día más, básicamente. Y es político porque sostiene todo un sistema económico, cultural y de vida”.
De acuerdo con la filósofa Silvia Federici, el haber naturalizado a las mujeres como las encargadas del trabajo de cuidados ayudó a consolidar el capitalismo, debido a que ese trabajo que sostiene la vida es calificado como fruto del amor. Lo que permite una mayor acumulación de capital.
Según datos del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, en México, de las 2.4 millones de personas trabajadoras domésticas, el 99 por ciento son mujeres. El sector de las trabajadoras del hogar es uno de los más precarios, pues el 99 por ciento no tiene un contrato escrito y firmado para trabajar, por lo que no cuentan con seguridad social.
MUJERES CON BAJOS SALARIOS
De acuerdo con la Encuesta Intercensal del 2015, el 28.4 por ciento de las trabajadoras son indígenas. El salario promedio que perciben en México es de apenas 3,285 pesos mensuales, según el “Perfil del trabajo doméstico remunerado en México” de la Organización Internacional de Trabajo de 2019.
Para Nabil Yanai, estas características tienen un origen histórico: “El trabajo del hogar en su momento lo realizaron personas en esclavitud durante los primeros procesos de colonización en América Latina. Y después se tradujo en lo que hoy conocemos como trabajo remunerado del hogar. En un inicio ese era un trabajo realizado por ambos géneros, pero después se enfocó en las mujeres únicamente”.
Para la productora y cocreadora del pódcast, muchos de los documentos que buscan acercar a las trabajadoras del hogar y sus derechos simplemente no están accesibles en sus ámbitos cotidianos o, incluso, las infantilizan. Por ello, pensó en el formato del pódcast:
“La propuesta inicial era armar una difusora de derechos en formato de pódcast, donde las compañeras pudieran accionarlo en su espacio de trabajo usando el internet del empleador, con unos audífonos y mientras estaban haciendo su chamba.
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“Sobre todo, buscamos que esta información sea accesible, porque en muchas ocasiones no sabemos cómo podemos buscarla o no podemos imaginar ciertas cosas a las que tenemos derecho si ni siquiera sabemos que existen”.
Al realizar el pódcast, Nabil reflexionó acerca de los documentos que escriben las organizaciones sobre los derechos de las trabajadoras del hogar. Menciona que estos realmente no son tan útiles al no ser accesibles. Para la artista y productora, lo anterior se da porque no se comprenden las condiciones de trabajo ni necesidades específicas de las trabajadoras.
“Pensar en cómo hacer historias que puedan escuchar las trabajadoras del hogar te lleva a pensar sobre el trabajo mismo. Pero también sobre la producción cultural y los mecanismos y recursos que utiliza para llegar a las personas”, menciona Nabil.
La serie tiene como integrantes a trabajadoras remuneradas del hogar y defensoras de derechos laborales. Los participantes relatan y problematizan sus experiencias. Sus nombres son: Evelia Cruz, Margarita Cuevas, Cenobia Cuevas, Diana Carmona, Nancy Rojas, Norma Palacios, Guadalupe Rojas e Isidra Llanos.
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Además, el equipo está conformado por un grupo interdisciplinario que realiza entrevistas, escribe el guion, edita el audio y produce el programa. Algunos de sus integrantes son Adela Cruz Cueva, Daniela Cruz Cuevas, Emmanuel Cruz Cuevas, Ozz Zavala, Unx Pardo, Mauricio Patron y Nabil Yanai.
Cuenta con la participación especial de la artista Liz Misterio, la historiadora del arte e investigadora cultural Ariadna Solís, y Yadira Cruz y Nictexa-Itza, quienes realizaron una investigación especial sobre el trabajo remunerado en tiempos de covid-19.
Nabil hace un llamado a cuestionarnos: ¿Quiénes realizan los trabajos que sostienen nuestra existencia cotidiana? ¿En qué condiciones los hacen? Si somos trabajadoras remuneradas del hogar, ¿a qué condiciones tengo derecho?
“Creo que todo el tiempo tenemos que cuestionarnos todo esto. Incluso desde la misma ideología que tenemos, es decir, ¿qué necesidad tenemos de tener espacios impecables, aun cuando para ello se puede estar explotando a personas o utilizando muchos productos que dañan el medioambiente?”. N