EN SUDÁN las manifestaciones con un alza de violencia empezaron el sábado con una sentada delante del palacio presidencial, en la que participaron manifestantes de varios lados del país y que llegaron a la capital tras haber andado centenares de kilómetros.
Pedían la destitución del gobierno civil establecido tras la caída de Al Bashir que monitorea la transición hacia unas elecciones previstas para 2023. “El gobierno civil ha fracasado”, aseguró Tahar Fadl al Mawla, de 52 años, un jefe tribal que habló desde una tienda de campaña instalada delante del palacio presidencial.
“Queremos un gobierno de soldados que proteja la transición”, añadió. Un grupo de manifestantes participó en una marcha desde la sede de la presidencia hasta la del gobierno, que se vio interrumpida por la intervención de la policía.
A diferencia de otras protestas proejército, las de los últimos días estuvieron bien organizadas y contaron con un apoyo considerable de la población. “Recibimos comida de particulares o de organizaciones, así como de un comité de gestión de la sentada”, explicó a la AFP Ahmed Adam, encargado de alimentar a los participantes en la sentada.
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“Todo está muy bien organizado”, destacó Mohamed Isa, de 57 años, un campesino que viajó a la capital desde el este del país. “El levantamiento que derrocó la dictadura estuvo autofinanciado, mientras que algunos sospechan que una parte de los militares está financiando esta sentada”, explicó a la AFP el politólogo Othman Mirghani. Las manifestaciones de 2019 fueron más multitudinarias y entre sus filas contaron con un mayor número jóvenes y mujeres.
Omar al Bashir fue derrocado en abril de 2019, tras meses de un movimiento popular inédito. En febrero de 2020, el gobierno de transición puesto en marcha después de su caída se comprometió, verbalmente, a favorecer la comparecencia de Omar al Bashir ante la Corte Penal Internacional (CPI), que emitió hace diez años órdenes de arresto contra él y contra otros responsables de su régimen, por “crímenes contra la humanidad” y “genocidio” en Darfur.
Los otros dos exdirigentes del régimen que serían entregados a la CPI son el exgobernador del estado de Kardofán del Sur, Ahmed Haroun, y el exministro de Defensa, Abdel Rahim Mohamed Hussein, buscados por los mismos motivos. Fueron arrestados tras el derrocamiento de al Bashir y están detenidos en Sudán.
Al Bashir, declarado culpable de corrupción en 2019, está detenido en la prisión de Kober, en Jartum. También está siendo juzgado por la justicia sudanesa por su papel en el golpe de Estado que lo impulsó al poder en 1989, pero su proceso ha sido postergado varias veces desde julio de 2020 por los recursos presentados por sus abogados.
SUDÁN, UN PAÍS MARGINADO
Un intento de golpe de Estado “fracasó” la semana pasada en Sudán, informó la prensa estatal sin identificar a los responsables. “Ha habido un fallido intento de golpe de Estado, el pueblo debe hacerle frente”, publicaron medios estatales.
Una fuente gubernamental dijo a AFP que los responsables intentaron tomar el edificio de la prensa estatal pero que “fracasaron”. En tanto, una fuente militar dijo que varios oficiales “estuvieron involucrados en el atentado pero fueron inmediatamente suspendidos”.
En tanto, miles de sudaneses declararon este sábado por la noche que no se moverán de las inmediaciones del palacio presidencial hasta que se disuelva el gobierno y quede en manos de los militares, lo que pone en peligro la transición posdictadura.
Los participantes advirtieron que la sentada es indefinida y montaban tiendas de campaña a las puertas del Palacio de Jartum, que acoge a las autoridades de transición.
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Las escenas recordaban a las concentraciones que pusieron fin a 30 años de mandato del expresidente Omar al Bashir en 2019. “Nos vamos a quedar”, advirtió Abdennabi Abdelilá, un manifestante procedente del este del país, una de las regiones más ricas en recursos y, sin embargo, una de las más desatendidas. “Queremos un gobierno que sepa lo que está pasando en el este”, insistió a la AFP. “Y la destitución del gobierno actual”.
El actual gobierno gozaba de muy poca popularidad debido a la inflación galopante y la supresión de las subvenciones a los bienes básicos exigida por el FMI para borrar la deuda de Sudán, un país marginado de la economía mundial bajo Bashir porque Washington lo acusaba de apoyar al “terrorismo”, informó AFP.
Las zonas rurales y remotas de Jartum son las más afectadas. Este sábado muchos manifestantes llegaban a la capital a bordo de camionetas desde varias ciudades, según la agencia oficial Suna.
SE CONSOLIDA GOLPE DE ESTADO
La Asociación de Profesionales, uno de los grupos que encabezó la movilización que en 2019 puso fin a los 30 año de dictadura de Omar al Bashir, llamó este lunes a los sudaneses a la “desobediencia” ante un “golpe de Estado”.
El grupo lanzó su llamamiento en Twitter a pesar de que Internet ha estado cortado en todo el país desde temprano en la mañana, cuando hombres armados no identificados detuvieron a varios líderes en sus casas después de semanas de tensiones entre los civiles y los militares que supuestamente lideraban conjuntamente la transición tras el fin de la dictadura.
La mayoría de los ministros y miembros civiles del Consejo de Soberanía, organismo que supervisa la transición posdictadura de Sudán, fueron detenidos ese mismo día por fuerzas militares conjuntas, confirmó el ministerio de Información.
“Los miembros civiles del Consejo de Soberanía de transición y varios ministros del gobierno de transición fueron detenidos por fuerzas militares conjuntas”, dijo el ministerio en un comunicado en Facebook.
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“Han sido trasladados a un lugar no identificado”, agregó. El ministerio de Información no especificó si el primer ministro Abdallah Hamdok estaba entre los líderes arrestados, luego de que los medios de comunicación informaran que había sido puesto bajo arresto domiciliario.
Tras los hechos, los medios de comunicación pusieron en la mira al general Abdel Fatah al Burhan, quien este lunes disolvió el gobierno de transición en Sudán y desempeñó un papel discreto como comandante del ejército hasta que salió de la sombra al día siguiente de la caída del dictador Omar al Bashir.
Con una larga carrera militar bajo la tiranía de Bashir, este militar tuvo roles prominentes en el comando de las fuerzas terrestres, hasta ser designado inspector general del ejército en febrero, dos meses antes de que fuera depuesto.
Los medios y analistas sudaneses afirman que Burhan coordinó el envío de tropas sudanesas a Yemen, integradas en una coalición liderada por Arabia Saudita, que desde 2015 combate a los rebeldes hutíes, aliados de Irán.
EU SUSPENDE AYUDA DE 700 MILLONES DE DÓLARES
Tras la toma del poder por parte de los militares, Estados Unidos suspendió la ayuda a Sudán e instó al restablecimiento inmediato de un gobierno civil.
“El gobierno de transición dirigido por civiles debe ser restaurado inmediatamente y representar la voluntad del pueblo”, dijo a periodistas el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
“A la luz de estos acontecimientos, Estados Unidos está pausando la asistencia” destinada al apoyo económico, añadió. Detalló que la suspensión se refiere a un paquete de 700 millones de dólares en apoyo económico destinado a ayudar a la transición democrática de Sudán.
“Estamos pausando esa cantidad completa”, dijo Price. “Estamos muy pendientes del pueblo de Sudán. El pueblo de Sudán ha dejado claras sus aspiraciones de continuar con la transición a la democracia y seguiremos apoyando eso, incluso, si es necesario, haciendo rendir cuentas a los responsables de estas acciones antidemocráticas”.
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Price dijo que Estados Unidos no tuvo conocimiento previo de la intención de los militares de derrocar al primer ministro Abdalla Hamdok y no había podido ponerse en contacto con el líder civil detenido.
Este martes las manifestaciones y los llamados a liberar el primer ministro de Sudán se multiplicaban este martes, un día después del golpe de Estado del general Abdel Fattah al Burhan, quien asegura que el jefe de gobierno está en su casa y con buena salud.
Las voces críticas acusan a Abdel Fattah al Burhan de haber “traicionado” la “revolución” de 2019 que expulsó del poder al dictador Omar al Bashir. Él se defendió este martes diciendo que ha disuelto las autoridades de transición (el Consejo Soberano), integradas por civiles y militares, porque “algunos atacaban al ejército e incitaban contra este componente esencial de la transición”.
También habló del primer ministro Abdala Hamdok, cuya liberación ha exigido la comunidad internacional desde que fue arrestado la víspera. Está “en mi casa”, aseguró el jefe del ejército. Hamdok, un ex economista de la ONU, “goza de buena salud” y “regresará a su casa cuando termine la crisis”, añadió.
Sin embargo, las manifestaciones y los llamados a liberar al primer ministro de Sudán se multiplicaban este martes, un día después del golpe de Estado del general Abdel Fattah al Burhan.
Las voces críticas acusan a Abdel Fattah al Burhan de haber “traicionado” la “revolución” de 2019 que expulsó del poder al dictador Omar al Bashir. Él se defendió este martes diciendo que ha disuelto las autoridades de transición (el Consejo Soberano), integradas por civiles y militares, porque “algunos atacaban al ejército e incitaban contra este componente esencial de la transición”.
La violencia en Sudán no cesa y ya se han suscitado disparos de gases lacrimógenos contra manifestantes antiejército en capital de ese país africano.
CHINA Y RUSIA REACCIONAN
El enviado especial de los Estados Unidos para el Cuerno de África Jeffrey Feltman estuvo realmente en Jartum durante el fin de semana para celebrar reuniones con altos funcionarios, incluido el Primer Ministro Abdalla Hamdok y el Presidente del Consejo de Soberanía, el General Abdel Fattah al-Burhan.
Solo un día después de esas reuniones, surgieron informes de que Hamdok había sido puesto bajo arresto domiciliario junto con varios otros líderes civiles. Burhan anunció que dirigiría un nuevo gobierno temporal que guiaría al país hacia la democracia después de un levantamiento de 2019 y el posterior golpe derrocado por el líder Omar al-Bashir.
En una declaración emitida por la Oficina de Asuntos Africanos del Departamento de Estado, Feltman dijo que Estados Unidos estaba “profundamente alarmado por los informes de una toma militar del gobierno de transición”. Argumentó que un nuevo golpe “contravendría la Declaración Constitucional” adoptada en agosto de 2019, así como “las aspiraciones democráticas del pueblo sudanés y es totalmente inaceptable”.
“Como hemos dicho repetidamente”, agregó, “cualquier cambio en el gobierno de transición por la fuerza pone en riesgo la asistencia de los Estados Unidos”.
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Sin embargo, China es un país que ha logrado mantener relaciones amistosas a lo largo de varios períodos de liderazgo político en Sudán. El lunes, Pekín también expresó su preocupación por los últimos acontecimientos y aseguró que su embajada en Jartum funcionaba como de costumbre.
“China está siguiendo los últimos acontecimientos en Sudán y pide a las partes relevantes en Sudán que resuelvan las diferencias a través del diálogo y mantengan la paz y la estabilidad nacionales”, dijo Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino a los periodistas. “En la actualidad, la embajada china está funcionando normalmente”.
Debido al volumen de cooperación entre los dos países, la nación africana alberga a varios nacionales e intereses chinos. Wang dijo que China no dudaría en protegerlos.
“China seguirá de cerca los acontecimientos y tomará las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las instituciones y el pueblo chinos en Sudán”, dijo Wang.
El petróleo estaba originalmente entre los principales intereses de China en Sudán, pero esta dinámica cambió después de la división de 2011 que vio la independencia de Sudán del Sur, que hoy incluye una serie de regiones ricas en petróleo donde las empresas chinas continúan operando.
En cuanto al territorio más grande del norte que sigue siendo Sudán, China ha invertido mucho en el país que participa en la Iniciativa Intercontinental de Proyectos de infraestructura del Cinturón y la Ruta del presidente Xi Jinping, incluido el trabajo en ferrocarriles, carreteras y puertos para un país estratégicamente ubicado en el Mar Rojo.
Si bien China también ha sido un importante proveedor de armas a Sudán, es Rusia la que proporciona la gran mayoría de las importaciones de armas de Sudán.
Moscú ha ampliado su huella en África en los últimos años, y Sudán ha sido un foco de los proyectos rusos, especialmente en el ámbito de la seguridad. Rusia y Sudán acordaron en diciembre pasado el establecimiento de una base logística naval rusa frente a la costa del Mar Rojo de la nación africana, pero al mes pasado las dos partes todavía estaban en conversaciones sobre el asunto.
También se ha visto a miembros de Wagner de Rusia, una compañía militar privada, operando en Sudán. Este despliegue es uno de los varios que llevaron a Estados Unidos a implementar sanciones el año pasado contra el empresario ruso Yevgeniy Prigozhin, que es alegado por Estados Unidos. El Departamento del Tesoro habrá financiado un intento liderado por Wagner de reprimir las protestas contra Bashir.
Por su parte, Rusia ha acusado a Estados Unidos de interferir en los asuntos sudaneses, incluso en su apoyo a la división del país y al golpe de 2019. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, reiteró estas quejas en una declaración la semana pasada, y el lunes el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso reaccionó a los últimos acontecimientos.
El ministerio no apoyó explícitamente las medidas de Burhan, pero dijo que tales acciones parecían estar arraigadas en las deficiencias del gobierno de transición. N