UN NUEVO experimento presenta una solución inusual para reducir los contaminantes parcialmente responsables del cambio climático. Mediante enseñarle al ganado vacuno a “ir al baño”, un grupo de investigadores cree que la orina de los animales, que contiene amoniaco, se puede juntar antes de soltarla en el ambiente.
Se sabe que las vacas provocan un efecto nocivo en el medioambiente. Hasta septiembre de 2020, el ganado era responsable de 14.5 por ciento de las emisiones mundiales de gases de invernadero, y de todos los tipos de ganado, solo el vacuno contribuyó con un enorme 65 por ciento de las emisiones. Aparte de los nitratos en sus desechos, las vacas liberan cantidades enormes de metano a través de sus eructos, y requieren cantidades gigantescas de tierra donde pastar.
Sin embargo, el nuevo estudio busca abordar por lo menos algunos de los efectos negativos derivados de criar ganado. Los hallazgos, publicados esta semana, sugieren que se puede entrenar al ganado vacuno para que “use una letrina para orinar”.
Jan Langbein, coautor del estudio, explica: “Por lo general se asume que el ganado vacuno no es capaz de controlar la defecación o la micción”. No obstante, señala, “las vacas, como muchos otros animales de patio o de granja, son muy inteligentes y pueden aprender mucho”.
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“¿Por qué no podrían aprender cómo usar un retrete?”, se pregunta Langbein.
Aunque no es nocivo para el medioambiente por sí mismo, el amoniaco en la orina de las vacas se convierte rápidamente en óxido nitroso, un gas de invernadero, cuando se mezcla con la tierra y las heces. Por ende, juntar la orina antes de que sucedan estas reacciones químicas podría reducir de manera significativa las emisiones.
El experimento, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, y el Instituto de Investigación en Biología de Animales de Granja de Alemania, consistió en enseñarle al ganado vacuno cómo usar lo que ellos llamaron el método “MooLoo”. Con el fin de entrenar a las vacas para que orinen en un área “de baño” determinada en su establo, se les dio una bebida dulce o cebada triturada como recompensa. Si orinaban en otra parte, se mojaba a las vacas con agua como un castigo suave.
“Tienes que tratar de incluir a los animales en el proceso y entrenarlos para que acaten lo que deben aprender”, dice Langbein. “Pensamos que debería ser posible entrenar a los animales, pero no sabíamos a qué grado”.
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En pocas semanas, los investigadores fueron capaces de enseñarles a “ir al baño” a 11 de 16 vacas. Y con entrenamiento adicional, Langbein cree que las vacas menos exitosas también podrían aprender esta habilidad.
“Después de 10, 15, 20 años de investigación con ganado vacuno, sabemos que los animales tienen una personalidad, y manejan cosas diferentes de una manera diferente. No todos son iguales”, comenta el experto.
Los investigadores hallaron que las capacidades de los animales eran comparables a las de un niño pequeño, e incluso superaban a las de “niños muy pequeños”.
Según The Guardian, juntar 80 por ciento de la orina del ganado vacuno en una granja podría, por lo menos, reducir a la mitad sus emisiones de amoniaco. Langbein espera que los resultados del estudio se traduzcan en sistemas agrícolas del mundo real y que “en pocos años todas las vacas vayan al baño”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek