MÉDICOS Sin Fronteras comenzó una intervención de emergencia en la ciudad de Tapachula, Chiapas, donde alrededor de 40,000 personas están varadas en espera de respuesta de asilo por parte de las autoridades mexicanas.
“La situación de decenas de miles de personas migrantes de América Central y del Sur de México es de una vulnerabilidad extrema debido a las continuas deportaciones desde Estados Unidos y al fracaso de las políticas de asilo”, se lee en un comunicado de esa organización médico-humanitaria.
MSF denunció las condiciones de hacinamiento y falta de acceso a servicios médicos y sociales que sufren estas comunidades tanto en el norte como en el sur del país, por lo que esta semana desplegó un equipo de emergencia en Tapachula para proporcionar asistencia médica, psicológica y de trabajo social.
Según las autoridades locales, en Chiapas se aglomeran casi 40,000 migrantes, de los cuales, el pasado sábado 4 de septiembre, 500 partieron en una caravana hacia el norte del país para protestar por su situación de abandono, sin servicios, alojamiento o trabajo.
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“Estas personas se encuentran con pocas alternativas de albergue, hacinadas o en situación de calle con condiciones sanitarias precarias y riesgo de contagio por covid-19”, afirmó Christoph Jankhöfer, coordinador del proyecto de migrantes de MSF en México. “Nos preocupan los cuadros de ansiedad, depresión y desesperanza que presenta la población ante la falta de respuesta de las autoridades”.
Las personas migrantes en Tapachula provienen de países como Honduras, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Haití y Cuba, y una parte significativa de la comunidad son mujeres y niños. Estas personas están en el limbo desde hace meses a la espera de la resolución de su estatus migratorio.
Muchas cruzaron recientemente la frontera con Guatemala, mientras que otras fueron deportadas por Estados Unidos a la frontera norte de México y después trasladadas al sur del país por las autoridades mexicanas.
De acuerdo con la organización internacional, en situación similar se encuentran más de 2,000 personas provenientes del norte de Centroamérica y que viven en carpas de campaña en la localidad septentrional de Reynosa, a unos 200 metros del puente internacional que une esta ciudad mexicana con la tejana Hidalgo, expuestas a un calor inclemente, sin acceso adecuado a los servicios básicos y en grave riesgo de seguridad.
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“Como vienen huyendo de sus países de origen, la única opción que han tenido es intentar solicitar el asilo desde acá y esperar indefinidamente a que se lo aprueben, mientras sobreviven en condiciones deplorables”, aseguró Anayeli Flores, responsable de asuntos humanitarios de MSF en Reynosa.
“Ni el gobierno mexicano ni estadounidense brindan apoyo, pese a que sus políticas restrictivas son las que mantienen a estas personas en condiciones de vulnerabilidad, violando el derecho internacional a solicitar refugio”, añadió Flores.
En Reynosa, Médicos Sin Fronteras brinda consultas en salud primaria y salud mental, orientación a través de trabajadores sociales y apoyo en el abastecimiento de agua potable. Entre marzo y agosto de este año, se llevaron a cabo 902 consultas, siendo las afecciones de carácter respiratorio, digestivo y cutáneo las más recurrentes, todas ellas relacionadas con el grave hacinamiento y la falta de higiene.
Muchos pacientes también presentaban dolores musculares y heridas en los pies por las largas caminatas que han experimentado antes de ser expulsados de Estados Unidos, según reportes de MSF. N