¿Podrá Trump obtener suficiente apoyo de los latinoamericanos para inclinar la balanza a su favor?
EL CANDIDATO DEMÓCRATA aprovecha el descontento con Donald Trump para encabezar las encuestas nacionales y obtener el apoyo de dos tercios de los votantes latinos.
Esa es la historia de Hillary Clinton, que parecía destinada a triunfar hace cuatro años, pero ello no ocurrió.
Para el creciente terror de los demócratas, esta también es la situación en la que se encuentra Joe Biden, conforme las encuestas se vuelven cada vez más cerradas, en el último trecho antes del 3 de noviembre. La campaña de Biden, que busca reformar el mapa electoral ganando en estados como Arizona, Georgia y Texas, desestimó públicamente y durante meses las preocupaciones sobre el estado del voto latino. Sin embargo, el 13 de septiembre, la asesora de alto nivel Symone Sanders reconoció que la campaña “tiene trabajo que hacer” con la comunidad.
Ese trabajo se aceleró a finales de agosto y en los primeros días de septiembre, con esfuerzos que actualmente son impulsados parcialmente por la ganancia inesperada de 350 millones de dólares en recaudación de fondos, según informes obtenidos por Newsweek. En una reunión, realizada el 1 de septiembre, el personal latino de alto nivel de la campaña, compuesto, entre otras personas, por la directora suplente de la campaña, Julie Chávez Rodríguez, el asesor de alto nivel Cristóbal Alex, el encuestador Matt Barreto y el consultor Adrián Sáenz, se reunió con el equipo de analítica para hablar de la posibilidad de expandir el universo de votantes latinos a los que estaba dirigida la campaña, de acuerdo con fuentes con conocimiento de dichas reuniones.
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La campaña se ha visto sacudida por el temor de que no estaba dando prioridad a los votantes latinos ni estaba haciendo lo suficiente para cortejarlos, temor centrado en el eterno estado en disputa de Florida. El tema no es si Biden obtendrá el voto latino —los demócratas siempre lo han hecho en las elecciones presidenciales modernas—, sino si su campaña tendrá un desempeño lo suficientemente bueno como para ganar en estados de gran importancia como Florida y Arizona, o volverá a quedarse lastimosamente corto una vez más.
Biden ha obtenido resultados en las encuestas por debajo de los de Clinton entre los votantes latinos de Florida, notablemente en Miami-Dade, el condado al que los demócratas suelen recurrir para aumentar sus puntuaciones. También enfrenta la acusación, apoyada por campañas de desinformación en las redes sociales y en aplicaciones de mensajería, de que es socialista, lo cual es anatema para muchos latinos que provienen de países latinoamericanos socialistas.
Estos votantes podrían decidir quién será el próximo presidente. Los latinos pronto se convertirán en el mayor grupo racial o étnico en el electorado de 2020, con una cantidad récord de 32 millones de votantes elegibles, que conforman 13.3 por ciento del electorado, de acuerdo con el Pew Research Center. Desde 2000, la proporción de votantes latinos elegibles ha aumentado 80 por ciento, y en este ciclo su desproporcionada presencia se percibe más en estados en disputa como Florida, Arizona, Nevada y Texas (de los cuales, solo Nevada votó por Clinton hace cuatro años). En una encuesta realizada en agosto por Latino Decisions entre 1,842 adultos hispanos, se encontró que casi dos tercios, o 64 por ciento de los votantes latinos registrados, señalaron que no habían tenido noticias por parte de ninguna de las campañas o partidos.
INVERSIÓN FINANCIERA “HISTÓRICA”
Tras una dolorosa temporada de elecciones primarias, Biden tardó en aumentar su inversión en medios pagados dirigida a los latinos, antes de hacerlo este verano en siete estados: Arizona, Florida, Pennsylvania, Nevada, Carolina del Norte, Minnesota y Texas, como parte de lo que, según su campaña, es un programa de votantes latinos de “ocho cifras”. Tras ser superada en gastos de publicidad en español en radio y televisión hacia principios del verano, la campaña de Biden superó a la de Trump con 3 millones 523,985 dólares contra 2 millones 32,405 dólares del 23 de junio al 7 de septiembre, de acuerdo con un informe de seguimiento de medios utilizado por los demócratas. El mensaje de esos anuncios, dirigidos a los latinos, ha sido que Trump ha dado una pésima respuesta a la crisis del coronavirus y que se ha dirigido, pero también le ha fallado, a la comunidad latina, y que Biden es un hombre confiable y de fe.
La campaña afirma que la inversión financiera de Biden para llegar a los latinos es “histórica”, pero no proporciona cifras específicas en dólares. La campaña ha contratado a personal latino, entre ellos, un grupo de alumnos de Obama, y les ha dado puestos clave de liderazgo. Rodríguez, la recién nombrada directora suplente de campaña y nieta del icono de los derechos civiles César Chávez, entró en el equipo esta primavera para aumentar las filas del personal latino de alto nivel dentro de la campaña, al igual que el asesor de alto nivel Cristóbal Alex, quien fue incorporado a la campaña desde la primera etapa y es un enlace con muchos de los líderes latinos que han tenido contacto con esta.
“El voto latino es fundamental en nuestro camino a la victoria, y esa es la razón por la que nos enfocamos en movilizar a los votantes latinos y en mostrarles las soluciones de Joe Biden para nuestra comunidad”, declaró Rodríguez a Newsweek. “Hemos contratado a directores que se centran en lograr que los latinos acudan a votar en todos los principales estados en disputa, y hemos expandido nuestro programa en medios pagados dirigidos a los latinos para incluir a Carolina del Norte, Minnesota y Nevada”.
Donald Trump no necesita obtener el voto latino; únicamente necesita expandir marginalmente su apoyo. Jason Miller, asesor de alto nivel de la campaña de Trump, pronosticó en una llamada con reporteros realizada el 1 de septiembre, que el presidente obtendría 40 por ciento del apoyo hispano, que en sí misma, sería una cifra no vista por ningún nominado republicano desde que George W. Bush se postuló para la presidencia en 2004.
La tibieza del apoyo a Biden entre los latinos preocupa a los demócratas. En una encuesta de NBC News/Wall Street Journal/Telemundo, realizada del 13 al 16 de septiembre, se muestra que Biden cuenta con 62 por ciento del apoyo de los latinos, mientras que Trump tiene 26 por ciento. Biden está arriba por únicamente 28 puntos en un promedio de encuestas realizadas mediante entrevistas en vivo, como muestra un análisis realizado el 15 de septiembre por CNN, mientras que Clinton tenía una delantera de 37 por ciento en un promedio de encuestas finales realizadas antes de la elección.
LATINOS DESANIMADOS
El Pew Research Center ha encontrado en el pasado que cerca de tres de cada diez votantes latinos son conservadores, por lo que el apoyo de 28 por ciento que Trump obtuvo en 2016 no fue terriblemente sorprendente, pero un apoyo el día de la elección de cerca de 35 por ciento, que es lo que su campaña cree que puede alcanzar, sería inesperado para un presidente que ha sido descrito por sus opositores como antiinmigración y antilatino. Bush, considerado ampliamente como el epítome del “conservador compasivo” contactó con los hispanos, y obtuvo un apoyo de 35 por ciento en 2000 y de 40 por ciento en 2004.
Además de estar económicamente muy perjudicados, los latinos han sido afectados de manera desproporcionada por la pandemia en relación con los índices de infecciones y de fallecimientos. En una encuesta realizada en septiembre por el Pew Research Center se encontró que el número de votantes latinos registrados que mencionaron el virus como un tema electoral “muy importante” fue 10 puntos porcentuales más alto que entre los adultos estadounidenses en general. Sin embargo, el brote no ha generado un movimiento masivo de latinos alejados del presidente. Las encuestas no muestran los grandes márgenes que obtuvo Obama en 2012 cuando recibió 71 por ciento del apoyo de los latinos en comparación con 27 por ciento de Mitt Romney. Las cifras de Biden tampoco han mostrado el apoyo que obtuvo su partido por parte de los votantes latinos en 2018, cuando apoyaron a los candidatos demócratas por encima de los republicanos en una proporción de 69 contra 29 por ciento.
Entonces ¿por qué no es más alto el apoyo a Biden entre los latinos?
“Pienso que la comunidad latina ha quedado tan devastada económicamente y en relación con su salud que no ha habido mucho más en la mente de las personas en el momento inmediato”, declaró a Newsweek el representante Joaquín Castro. “Confío en que el número de latinos que acudan a las urnas rompa récords en 2020 y que Joe Biden tenga un muy buen desempeño entre la comunidad latina”.
En palabras de Kristian Ramos, experto en el voto latino de Washington: “Simplemente no es verdad que los latinos no apoyen a Joe Biden… Tiene un amplio apoyo. Sin embargo, la cuestión más importante es ¿los están contactando? Tienen que ser cotejados y tienen que ser llevados a votar”.
A Biden se le ha advertido sobre el hecho de que la campaña no ha logrado conectar con los votantes latinos. Esta primavera, el antiguo líder de la minoría del Senado Harry Reid de Nevada se puso en contacto con el ex vicepresidente, señala una fuente que tuvo conocimiento de la llamada, y varios funcionarios electos de Nevada, entre ellos, la senadora Catherine Cortez-Masto, la primera latina en formar parte del Senado estadounidense, expresaron su preocupación sobre el contacto con los latinos, señalaron dos fuentes cercanas a su equipo.
SIGNOS OMINOSOS
La comunidad latina es muy diversa e incluye votantes de distintos orígenes étnicos, antecedentes migratorios y preferencias de lenguaje. Es posible que Biden obtenga un mayor apoyo de los latinos en el suroeste, donde son predominantemente estadounidenses de origen mexicano, pero, aun así, necesita mejorar su apoyo entre otros grupos étnicos. Si bien los estadounidenses de origen cubano son una proporción pequeña del electorado latino a escala nacional, este bloque tradicionalmente conservador desempeña una función desproporcionada en Florida, que es un estado clave en disputa. Los puertorriqueños, que durante mucho tiempo fueron considerados como demócratas incondicionales, acudieron a las urnas en una proporción menor que los cubanos en 2016 y 2018, y su propensión a registrarse sin una filiación partidista hace que el panorama en ese estado sea muy poco claro.
La comunidad latina conforma 20 por ciento del electorado de Florida. El exalcalde de Nueva York Mike Bloomberg prometió aportar 100 millones de dólares para apoyar a Biden en Florida, con los latinos como la “pieza central” después de que en una encuesta reciente se mostró que el ex vicepresidente iba a la zaga de Clinton en el populoso condado de Miami-Dade y entre los hispanos. En una encuesta realizada en septiembre por Bendixen & Amandi/Miami Herald se mostró que, mientras que Obama derrotó a Romney por 24 puntos en el condado de Miami-Dade en 2012, y que Clinton superó a Trump 63 por ciento contra 34 por ciento, Biden adelantaba a Trump por tan solo 17 puntos, 55 a 38 por ciento. El deslucido desempeño en el condado con la mayor cantidad de votantes demócratas en ese estado es un signo ominoso.
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Los partidarios latinos de Biden en Florida tienen un desafío añadido, además de las tareas tradicionales para hacer que más personas acudan a votar: contrarrestar la desinformación en los medios electrónicos y en las redes sociales. “Nuestro desafío sigue siendo la gran cantidad de desinformación que se produce en Florida y que tiene como objetivo a la comunidad latina”, afirma María Teresa Kumar, fundadora de Voto Latino. Kumar declaró a Newsweek que, durante el último año, ha visto entrevistas con latinos en Florida que “repetían como loros” los anuncios de Trump. “Tienen que averiguar cómo desarmar esa desinformación”, dijo, refiriéndose al equipo de Biden.
“Me preocupa lo que ocurre en Florida”, afirma José Parra, antiguo asesor de alto nivel de Harry Reid, exsenador por Nevada. “He escuchado que estamos perdiendo votantes en Miami-Dade y que estamos siendo golpeados en los medios hispanos”.
Esa desinformación sale a la luz en medios tradicionales como las estaciones de radio en español, pero también en WhatsApp, Facebook y YouTube, donde a los votantes latinos cuyas familias provienen de Cuba y Venezuela se les ha dicho repetidamente que Biden es un socialista de la calaña de Fidel Castro y Hugo Chávez. “Si no crees que los ataques contra los demócratas con el argumento del socialismo funcionan en lugares como Florida, solo pregúntale al gobernador Andrew Gillum y al senador Bill Nelson”, dice el encuestador de Florida Fernand Amandi, refiriéndose a los dos candidatos demócratas que iban a la cabeza en 2018.
Amandi, que fue el principal asesor de encuestas entre votantes latinos del equipo de Obama en ambas campañas, y cuya empresa llevó a cabo la encuesta del Miami Herald, afirma que los demócratas desestiman la potencia de la palabra “socialismo”, y que ello actúa en su contra. “Esos candidatos debieron tener éxito en un año ampliamente favorable para los demócratas, pero fueron hechos tropezar por el trabajo de los republicanos con los votantes hispanos en el que usaron el ataque del ‘socialismo’ como una de sus piezas centrales de oposición”.
¿Y EL SUEÑO AMERICANO?
Aunque la campaña de Trump no necesita dar prioridad a los hispanos de la misma forma en que lo requiere la de Biden, el equipo del presidente no está dispuesto a renunciar a ese grupo de votantes. La campaña afirma que lleva a cabo 45,000 eventos con las bases en inglés y en español, así como un encuentro de MAGA (Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande) por el “Día de acción contra el socialismo” para “hablar de los horrores del socialismo y hacer campaña telefónica entre las comunidades latinas”. También tiene 16 oficinas de campo dirigidas a los latinos de Arizona, Florida, Nevada y Texas.
La campaña afirma haber realizado docenas de reuniones de MAGA a través de Zoom para hablar de la orden ejecutiva emitida en julio por la Casa Blanca en relación con la Iniciativa de Prosperidad Hispana en estados como Florida, Nevada y Texas. El objetivo de la orden ejecutiva de Trump, develada con bombo y platillo en la Casa Blanca entre líderes republicanos hispanos, es “mejorar el acceso de los estadounidenses de origen hispano a las oportunidades educativas y económicas”.
La campaña de Trump organiza eventos digitales como una reunión semanal para mujeres de Latinos for Trump (Latinos a favor de Trump), que se realiza todos los miércoles, y en la que los participantes miran The Right View (La visión correcta), un programa de YouTube con Lara Trump, Kimberly Guilfoyle y Mercedes Schlapp. Y la campaña afirma que ha registrado a decenas de votantes en eventos realizados en Florida, Arizona, Nevada, Wisconsin y Pennsylvania, al tiempo que ha recolectado víveres que serán donados a bancos de alimentos, una prueba de que la campaña de Trump reconoce las formas en que esa comunidad ha sufrido este año. El 14 de septiembre, Trump participó en una mesa redonda de Latinos for Trump realizada en Phoenix, Arizona, donde cerca de una docena de miembros de la comunidad hablaron sobre su sueño americano.
Steve Cortés, asesor de alto nivel de la campaña de Trump, declaró a Newsweek que aun si los votantes latinos no apoyan al actual presidente, todavía pueden ser persuadidos de no votar por Biden. “No sé si podremos convencer a muchos de esos partidarios hispanos de Bernie [Sanders], pero sí podemos persuadirlos de no votar por Biden”, señala Cortés. “No se muestran entusiastas, y Biden no está tratando de atraerlos. Preferiría poder convencerlos, pero aceptaremos la victoria parcial de lograr que no voten por Biden”.
La campaña de Biden ha tratado de esbozar planes de políticas específicas para los latinos. En un informe publicado en 2018 por la Universidad de Stanford se reveló que el número de pequeños negocios de hispanos aumentó 34 por ciento en la última década, y la campaña de Biden ha incluido en sus planes una inyección de capital para los pequeños negocios de más de 50,000 millones de dólares “en capital de riesgo público y privado adicional para empresarios latinos y otros emprendedores de color”. También destacó su apoyo a un salario mínimo de 15 dólares, su postura a favor de la creación de un Museo Nacional Smithsoniano Estadounidense Latino y nombramientos de latinos en un futuro gobierno de Biden.
Sin embargo, la campaña de Clinton superó la operación latina de Biden en cuanto a su uso de los medios latinos y en español para difundir su mensaje. Una fuente cercana a la campaña de Biden señala que el personal ha tratado de llevar con mayor frecuencia al candidato a canales de televisión en español como Univisión y Telemundo, solo para que esa idea sea descartada por otros miembros del personal. La campaña podría temer que a Biden se le acorrale con preguntas sobre la inmigración, en las que no ha dudado en defender la agresiva política de deportación de Obama.
“PERO YA NO”
Biden no le concedió una entrevista al influyente conductor de Univisión Jorge Ramos sino hasta una semana antes del establecimiento de los colegios electorales de Nevada. El 15 de septiembre, se entrevistó con José Díaz-Balart de Telemundo, un veterano presentador de noticias estadounidense de origen cubano de Florida. Biden aprovechó la oportunidad para decir que Trump trata a los puertorriqueños como “ciudadanos de segunda clase”, y que la Universidad de Puerto Rico “debería recibir el mismo tipo de ayuda que las universidades que históricamente han atendido a la población negra y que las universidades para grupos minoritarios”.
El representante Rubén Gallego, suplente de Biden, señaló que los hispanos, entre ellos, los jóvenes latinos, están siendo activados como nunca antes. “Al inicio, había cierta aprehensión, mientras se desarrollaban las elecciones primarias, debido a que la campaña aún no había adquirido fuerza”, dijo. “Sin embargo, de ninguna manera se puede afirmar que no se está invirtiendo suficiente dinero en Arizona y en Florida ahora mismo”.
La campaña de Biden se dirige directamente a los jóvenes latinos utilizando una canción de la superestrella del reguetón y el trap latino Bad Bunny en un anuncio anti-Trump. La canción, cuyo título es “Pero ya no”, da voz a los latinos que pudieron haber apoyado a Trump en el pasado. La campaña de Trump respondió con su propio anuncio de Bad Bunny, pero los fanáticos del artista saben que este ha atacado antes a Trump.
“Su voz apoya a causas a las que yo también apoyo, como los derechos de la comunidad LGBT+ y el combate a la corrupción política en Puerto Rico”, declaró a Newsweek Joel Maysonet, director de medios pagados latinos de la campaña de Biden. “Por eso pensé que tenía sentido, aunque parecía poco convencional, unir a Joe Biden y a Bad Bunny”.
Aunque los encuestadores de este ciclo afirman que hay menos votantes indecisos que en 2016, la campaña piensa que los votantes latinos indecisos apoyarán al ex vicepresidente en noviembre. “En las últimas etapas del ciclo, finalmente responden a una cultura, trátese de la cultura de campaña o de la cultura de los votantes latinos”, señaló una fuente cercana a la campaña.
Una adición que la campaña de Biden hizo a finales de julio fue la incorporación de Sáenz para coordinar las campañas de correo directo. Stephanie Valencia, de EquisLabs, que trabajó con Sáenz, dice que, además de su trabajo con Obama, ha dirigido campañas en Nuevo México, Texas y Florida y que “comprende la diversidad y los matices del electorado latino”. Se dice que Sáenz trabaja ahora mismo en una campaña masiva de correo directo.
En esta fase final, el esfuerzo para llegar a los votantes latinos está siendo impulsado por una nueva operación de flujo de efectivo. Aunque la campaña no ha revelado presupuestos específicos, “las cifras de gastos sorprenderán a la gente; las cantidades que gastan en televisión, radio y medios digitales”, dijo una fuente cercana a la campaña. Los gastos producirán más datos, lo que genera la posibilidad de realizar campañas digitales de contacto dirigidas con extrema precisión, como piezas dirigidas a hombres, inmigrantes, o personas de menos de 30 años, dijo una fuente cercana a la campaña.
“Se debe abordar a las personas cuando están prestando atención”, señaló una fuente de la campaña. “Es como mostrar los avances de una película dos años antes de que esta se estrene. En cambio, se debe acelerar antes del día del estreno”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek