El enfoque adoptado por Suecia para contener la propagación del nuevo coronavirus podría mejorarse, dijo el miércoles el epidemiólogo Anders Tegnell, de la Agencia de Salud Pública.
Tegnell, a menudo presentado como la cara de la estrategia sueca en la lucha contra el virus, defendió la decisión de no imponer el confinamiento como en muchos países europeos.
Hasta el miércoles fueron detectados 38,589 casos de coronavirus y 4,468 personas fallecieron, una mortalidad descrita por Tegnell como demasiado alta.
Lee más: Suecia falla: se cae la ‘inmunidad de rebaño’, su política contra el COVID-19
El epidemiólogo afirma, sin embargo, no estar seguro si la introducción de medidas adicionales habría hecho la diferencia.
El país escandinavo mantuvo abiertas las escuelas (para niños menores de 16 años), cafés, bares, restaurantes y empresas, pidiendo a todos que observen las recomendaciones de distanciamiento social y que “asuman sus responsabilidades”.
Se alentó a la población a trabajar desde el hogar, limitar sus contactos y lavarse las manos regularmente.
La única limitación importante fue la prohibición de las reuniones de más de 50 personas, así como las visitas a residencias de ancianos.
Entérate: Un pediatra español es acusado de abusar de 52 menores y 18 adultos en Suecia
Las autoridades suecas siguen defendiendo su modelo y hablan de medidas pertinentes a largo plazo, repitiendo en los medios de comunicación que esta lucha contra el virus es un “maratón y no un sprint”.
Este enfoque suscitó una oleada de críticas en un momento en que el número de muertos supera con creces el de los demás países nórdicos, que sí impusieron medidas restrictivas.