Si aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla, entonces debemos prestar mucha atención a la última vez en que la vida en la Tierra casi desapareció. Esto, de acuerdo con un equipo de científicos que han encontrado pruebas convincentes de que otra extinción en masa está a punto de producirse.
A primera vista, su trabajo parece oscuro, dirigido únicamente a otros especialistas. En él se comparan los corales modernos con sus homólogos más antiguos. Sin embargo, como si fueran parte de un mensaje urgente encriptado, proveniente del pasado, los datos revelan inquietantes paralelismos entre el destino de las especies actuales y aquellas que desaparecieron junto con los dinosaurios.
“Cuando finalmente reunimos toda la información y vimos el resultado, para mí fue uno de esos momentos en los que sientes que se te eriza la piel”, señaló el biólogo marino David Gruber, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. “Fue como decir, santo cielo, [los corales] están haciendo exactamente lo que hicieron en ese entonces”.
Los arrecifes de coral, que albergan una enorme variedad de peces y de otros organismos marinos, han sido devastados por el calentamiento del océano relacionado con el cambio climático. Más de la mitad de los arrecifes del mundo han perecido en los últimos 30 años. En el estudio, publicado en Scientific Reports, se revela que las especies de coral que están blanqueándose y muriendo son inquietantemente similares a las que desaparecieron en la última extinción masiva, ocurrida hace 66 millones de años.
“Se trata de un estudio muy inteligente”, afirmó James W. Porter, biólogo marino de la Universidad de Georgia, que no participó en la investigación. “Buscaron pistas en el pasado geológico para pronosticar el futuro. Pienso que hicieron un trabajo brillante”.
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Los corales son ideales para realizar una comparación entre el pasado y el presente debido a que sus duros esqueletos dejan un registro fósil permanente y marcado por el tiempo. Por su parte, los 839 corales que están en la “lista roja” de especies en peligro de extinción, recopilada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, proporcionaron a los científicos un marcador formal para su comparación.
El equipo comenzó por identificar los rasgos compartidos de las pocas especies de coral que lograron sobrevivir a la última gran extinción. Posteriormente, analizaron los corales modernos para buscar esos rasgos.
Lo que encontraron no solo fue que los coloridos y ondulantes corales que son más vulnerables actualmente se parecen a aquellos que murieron en el pasado. De manera igualmente reveladora, los corales modernos que sobreviven, es decir, aquellos que forman pequeñas colonias, prefieren las aguas profundas y crecen en una gran variedad de lugares, son los mismos que “lograron saltar” la frontera de la extinción hace millones de años y lograron sobrevivir.
“Los corales están haciendo una transición para adoptar los rasgos que les ayudaron a sobrevivir al desastre”, señaló Gruber, que es explorador de National Geographic. “Pienso que se trata de un mensaje muy poderoso”.
Ha habido cinco extinciones de gran magnitud en la historia de la Tierra. Durante los últimos 150 años, los índices de extinción se han acelerado de manera constante.
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El año pasado, se publicó un importante informe por parte de un consorcio internacional, la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre la Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas. Porter, miembro del consorcio, dijo que, según cálculos, el planeta pierde 200 especies por día. Sin embargo, debido a los recientes incendios en la Amazonia y en Australia, el grupo piensa ahora que el índice podría ser de hasta 800 especies por día, un incremento de cuatro veces en menos de un año. “El período antropoceno es una época muy peligrosa para las especies de este planeta”, dijo Porter.
Sin embargo, a pesar de lo dramática que es la crisis de las extinciones, esta es apenas visible en una escala de tiempo humana. “Es como un accidente automovilístico en cámara lenta”, afirmó Gruber. En el estudio, que es el primero en el que se comparan las especies amenazadas de la actualidad con las que desaparecieron junto con los dinosaurios, se proporciona una ventana a lo que muchos biólogos han comenzado a llamar “la sexta extinción”.
La buena noticia derivada del estudio, al menos para los biólogos marinos con inclinaciones sentimentales, es que algunos corales probablemente forman parte del grupo de criaturas resistentes que sobrevivirán a la sexta extinción. Las extinciones en masa seleccionan la vida, no la aniquilan. “No todo se extingue”, señala Gruber. “En unos cuantos millones de años, todo se recupera, pero de una manera muy distinta”.
Nadie sabe si los seres humanos sobrevivirán. Alrededor de 60 por ciento de las especies de primates están en peligro de extinción, de acuerdo con un estudio realizado en 2017. “Esa es la cohorte a la que pertenecemos”, señaló Gruber irónicamente. “Estamos empezando a hacer la transición y a atravesar el camino de la extinción”, añadió. “Aún no sabemos quiénes van a sobrevivir”.
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Algunas criaturas están particularmente bien adaptadas para soportar condiciones difíciles. Los pólipos de las medusas pueden entrar en una fase quística y durar años sin consumir alimentos. Los tardígrados pueden secarse completamente y revivir con una gota de agua. Los seres humanos no somos tan flexibles. “Aunque creemos que somos muy fuertes y resistentes, en realidad somos muy delicados en comparación con otras especies”, afirmó Gruber.
Donde los seres humanos tenemos una ventaja es en el ingenio que nuestro sofisticado cerebro aporta a los problemas que queremos resolver.
“Podemos llevar a una persona a la Luna, podemos crear todas esas sorprendentes tecnologías. Podemos revertir todo esto a tiempo si tenemos la motivación”, señaló Gruber. “Sin embargo, lo que los datos muestran es que no lo estamos haciendo. Estamos pisando aún más fuerte el acelerador, mientras que los corales reaccionan y cambian”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek