Los colombianos reactivaron con fuerza este martes las protestas contra el gobierno de Iván Duque con marchas y bloqueos de vías en ciudades como Bogotá, donde estallaron disturbios que dejaron al menos diez lesionados y 62 detenidos.
La policía enfrentó con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y chorros de agua a encapuchados que lanzaron piedras y generaron destrozos, según observaron reporteros de la AFP.
La movilización congeló el tráfico en varios puntos de la capital colombiana. Antes de caer la noche, los manifestantes hicieron sonar cacerolas y los uniformados bregaban para restablecer el orden en una zona céntrica próxima a la sede de gobierno.
La alcaldía de Bogotá reportó en un comunicado 19 puntos de concentración, en algunos de los cuales registraron disturbios protagonizados por “una minoría de manifestantes”.
Al menos cinco policías y cinco civiles resultaron heridos en los choques, informó el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Mejía.
Además 62 personas quedaron bajo arresto por “actos de vandalismo, por agresiones a miembros de la fuerza pública”, agregó. Seis estaciones del sistema de transporte masivo Transmilenio sufrieron daños.
En el centro de Bogotá, Flor Calderón, de 60 años y propietaria de un hostal, se interpuso entre los manifestantes y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), que le impedía el paso a la protesta.
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“Esto es una lucha para ustedes y los hijos de sus hijos, porque el país está muy mal como va”, imploraba a los uniformados con una bandera blanca.
La mujer dijo a la AFP que volvió a salir a la calle en repudio por la “masacre” de líderes sociales. Además “la educación es pésima; la salud es pésima, entonces por eso estoy acompañando a estos jóvenes”, agregó.
En otras ciudades como Cali y Medellín también se registraron disturbios.
Espiral de violencia
La alcaldesa de Bogotá, la centroizquierdista Claudia López, estableció un protocolo para evitar la violencia durante las movilizaciones que prevé una instancia de diálogo antes de activar el uso progresivo de la fuerza policial.
El movimiento de protesta, que congregó multitudes a finales del año pasado, volvió a las calles con un amplio pliego de peticiones que exigen un cambio de rumbo al gobierno conservador que se instaló en agosto de 2018.
Además de cuestionar la política económica, los jóvenes denuncian la espiral de violencia que envuelve a los activistas de derechos humanos y líderes sociales desde que se firmó la paz en 2016 con las FARC, la antigua guerrilla convertida en partido político.
Al menos 107 activistas fueron asesinados en 2019, según la ONU, que verifica otros 13 casos. La mayoría de las muertes ocurrieron en zonas donde operan grupos armados involucrados con el narcotráfico.
Naciones Unidas también ha alertado sobre el asesinato en los últimos tres años de 173 excombatientes rebeldes que depusieron los fusiles.
“A nadie le puede costar la vida defender una posición política o defender una causa social, y por eso es que consideramos que esto es muy importante dentro de nuestras exigencias”, señaló a la prensa la dirigente universitaria Jennifer Pedraza.
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Convertido en el blanco del mayor descontento social que haya enfrentado gobierno alguno, Duque lanzó una iniciativa para conversar con los diferentes sectores sociales, pero el movimiento que aglutina a parte de ellos reclama una negociación directa.
“Desde el 21 de noviembre (cuando iniciaron las manifestaciones) el gobierno se ha aferrado a una posición en la que una palabra que se llama negociación, se le volvió prohibitiva”, criticó el líder sindical Diógenes Orjuela.
De su lado, Duque rechazó la “violencia” contra los uniformados. “Esos actos contra la fuerza pública, esas agresiones, también obligan a que tengamos capturas y sanciones ejemplarizantes”, advirtió.
Al mismo tiempo defendió el “ejercicio de conversación nacional” que lanzó su gobierno.
“Queremos escuchar a todos los sectores para que pasemos a una actitud de propuestas, donde nosotros podamos ir resolviendo muchas necesidades que tiene el país y que vienen de años atrás”, dijo el mandatario.
Duque enfrentó primero una huelga general de sindicatos, indígenas y oposición contra sus políticas, pero el descontento derivó en una protesta casi recurrente contra la desigualdad, el desempleo juvenil, la corrupción y la falta de recursos en la educación pública. El 70% de los colombianos reprueban la gestión del mandatario, según encuestas.