La Amazonia ha llegado a un “punto de inflexión” en que el bosque tropical ha empezado a autodestruirse, y se requiere de un “proyecto grande de reforestación” para salvarlo, según los editores de una de las principales revistas científicas.
En un editorial, Thomas Lovejoy y Carlos Nobre escribieron que la deforestación y los incendios amenazan cada vez más el funcionamiento del bosque tropical, obstaculizando su capacidad de actuar como un sumidero de carbono crucial, un baluarte de biodiversidad y un eslabón fundamental en el ciclo mundial del agua.
“Aun cuando 2019 no fue el peor año en cuanto a incendios y deforestación en la Amazonia, fue el año en que la extensión de los incendios y la deforestación en la región llamaron la atención de todo el mundo”, escribieron los autores en el editorial de Science Advances. “La preciada Amazonia se balancea en el borde de la destrucción funcional y, con ella, también nosotros”.
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En muchas partes de la Amazonia, la deforestación —que ahora afecta alrededor de 17 por ciento de la cuenca— ayuda a convertir el paisaje en muchas áreas en una sabana tropical, reduciendo la capacidad del bosque de sostenerse a sí mismo al producir su propia lluvia.
“Los investigadores predicen que la deforestación llevará a que se desarrollen sabanas, principalmente en el este y el sur de la Amazonia, tal vez extendiéndose a las áreas central y sudoeste, porque estas zonas están naturalmente próximas a la cantidad mínima requerida de lluvia para que el bosque tropical prospere”, escribieron los autores.
Este proceso es exacerbado por el calentamiento global provocado por los humanos, el cual está produciendo menos precipitación y temperaturas más altas en la región.
Los autores dicen que ya hay señales de que el punto de inflexión “está próximo”: por ejemplo, una temporada seca más prolongada y más caliente, sequías periódicas sin antecedentes históricos, y el cambio en la composición de las especies arbóreas hacia aquellas que favorecen climas más secos.
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Los estudios muestran que el papel de la Amazonia como sumidero de carbono está disminuyendo con el tiempo conforme se propaga la deforestación, un proceso que tendrá consecuencias significativas para el calentamiento global.
“El índice de eliminación del dióxido de carbono en la atmósfera ha disminuido en porcentaje en comparación con la década de 1990”, dijo Nobre —miembro de la Academia Brasileña de Ciencias y Graduado en la Universidad de São Paulo— a Newsweek. “La suscitación de una secuencia de sequías muy severas en 2006, 2010 y 2015-2016, también aumentó la mortandad arbórea y los índices de emisión. Al considerar las eliminaciones y emisiones —incluida la deforestación y los incendios—, la Amazonia ha pasado de ser un sumidero relevante a ser una fuente de aproximadamente 400 millones de toneladas de dióxido de carbono en la última década”.
Aun más, la destrucción de la Amazonia también afectará su papel como proveedor de agua potable para todo país en Sudamérica, excepto Chile, el cual está bloqueado por la cordillera de los Andes.
“Dicho sin rodeos, la Amazonia no solo no puede soportar más deforestación, sino que también requiere reconstruirla como la base puntal del ciclo hidrológico, si es que la Amazonia ha de seguir fungiendo como un timón del clima continental para el planeta y una parte esencial del ciclo mundial del carbono como lo ha sido por milenios”, escribieron los autores.
Con el fin de “recuperar un margen de seguridad”, Lovejoy y Nobre recomiendan un “proyecto grande de reforestación”, en especial en el sur y este de la Amazonia.
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“Cualquier incremento adicional de reforestación debería ser respondido con tres veces más reforestación, con detalles adaptados a niveles nacionales”, dijeron ellos. “Los ciudadanos y líderes de toda Sudamérica y de todo el mundo deben crear y promover una visión nueva de la Amazonia, la cual reconozca que los valores naturales y económicos de la región deben administrarse para sostener su papel esencial para Sudamérica y en sustentar la salud del planeta”.
“Esta visión nueva necesitará respetar y proteger su infraestructura natural e incluir una revisión a consciencia de todas las actividades comerciales relacionadas”.
Esta visión nueva requerirá ponerle un alto a las prácticas agrícolas “ilógicas y cortas de miras” como los monocultivos de ganado, soya y caña de azúcar. En su lugar, los autores proponen el uso sensible de bosques intactos, aprovechar la energía de sus enormes ríos corrientes, o la cosecha sustentable de valores biológicos.
Pero ¿cuán exitosas podrían ser tales medidas en lo tocante a detener y revertir la destrucción suscitada en la Amazonia, sobre todo dada la aparente falta de preocupación del gobierno brasileño, cuyo territorio alberga la mayoría del bosque?
“Si el asunto se toma con la seriedad que merece —y se reconoce que la Amazonia debe ser manejada como un sistema—, entonces debería ser posible”, dijo Lovejoy —profesor en el Departamento de Ciencia y Política Medioambiental en la Universidad George Mason— a Newsweek. “No creemos que el gobierno [brasileño] actual esté interesado en pasar a la historia como la administración que inclinó el sistema a marchitarse/convertirse en sabana”.
Nobre añadió: “Todos los países amazónicos tienen la reforestación del bosque entre sus compromisos para alcanzar los objetivos del acuerdo de París. Por ejemplo, Brasil pretende restaurar 12 millones de hectáreas de bosque para 2030. La gran pregunta al aire todavía es el financiamiento de dichas actividades, y no se logró un progreso en la 25a Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sobre cómo financiar tales acciones urgentes de mitigación”.
Los autores concluyeron el artículo argumentando que actualmente estamos en un “momento del destino”.
“El punto de inflexión está aquí, es ahora”, escribieron ellos. “Los pueblos y líderes de los países amazónicos tienen juntos el poder, la ciencia y las herramientas para evitar un desastre medioambiental a escala continental, de hecho, mundial. Juntos, necesitamos de la voluntad y la imaginación para inclinar la dirección del cambio a favor de una Amazonia sustentable”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek