Hasta la fecha más de 1,000 personas han sido arrestadas en Egipto tras las manifestaciones que comenzaron la semana pasada contra el gobierno del presidente Abdel Fattah al Sisi, de acuerdo con dos ONG de defensa de los derechos humanos.
Desde el viernes 20 de septiembre, las autoridades egipcias han detenido a manifestantes, periodistas y miembros de organizaciones políticas.
Los arrestos coinciden con el llamamiento del empresario egipcio Mohamed Ali, instigador desde España de estas protestas, a salir de nuevo a las calles el viernes.
Lee: Al menos 19 muertos en tres días de manifestaciones en Irak
Arrestos de alto perfil
Algunos de los arrestados son personalidades reconocidas como Jaled Dawud, un ex líder del partido liberal Al Dostur, político y periodista, que llamó el martes a un “diálogo nacional” con las autoridades.
También entre los arrestados hay dos académicos conocidos por su postura muy crítica con el gobierno.
Uno es Hazem Hosni, profesor de Ciencias Políticas de la universidad de El Cairo, que formó parte del equipo de campaña de Sami Anan, candidato a la presidencia en marzo de 2018 frente a Sisi.
Anan, quien es exgeneral y jefe del estado mayor, fue detenido y encarcelado poco después de anunciar su candidatura.
Entérate: Nawal el-Saadawi, la guerrera feminista de Egipto
El otro detenido es Hasan Nafaa, profesor de la universidad de El Cairo, que en los últimos días se había mostrado crítico con el gobierno al responder a la prensa.
La creciente lista de arrestos también incluye a periodistas detenidos por su cobertura de las protestas y a la galardonada abogada de derechos humanos Mahienur El Massry.
Hasta ahora, las autoridades no han comentado públicamente sobre estos arrestos de alto perfil.
¿Por qué protestan?
Las nuevas protestas en Egipto, exigen la salida del presidente Abdel Fattah al-Sisi, acusado de corrupción y represión.
Fueron organizadas por el actor y empresario Mohamed Ali, exiliado en Barcelona, España. Desde allí ha lanzado varios videos en las que denuncia la corrupción del régimen militar del presidente.
Algo que Sisi ha negado contundentemente asegurando que es “honesto y leal” a su pueblo y al ejército.
El empresario afirma que millones de libras egipcias de fondos públicos han sido utilizados en proyectos inútiles y en palacios presidenciales.
Según él, las autoridades deben millones de libras a su compañía de obras públicas, Amlaak Group.
Ali, que dejó Egipto y se trasladó a España hace un año, no ha suministrado ninguna prueba verificable de sus alegaciones, pero sus videos colgados en internet son vistos a diario por millones de egipcios.
En uno de esos videos, dice haber huido de su país debido a una disputa con el poder, e hizo recaer en el gobierno español la responsabilidad si algo malo le sucedía.
Las manifestaciones
Además de las acusaciones, Ali instó a los egipcios a actuar. Y centenares de personas han respondido al llamado en varias ciudades de Egipto.
“¡Sisi lárgate!”, corean los manifestantes, un eslogan inconcebible hasta hace poco en el Egipto ultra-represivo del presidente Sisi, donde las manifestaciones están prohibidas.
Las fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes usando gases lacrimógenos o, en algunos lugares, balas de goma.
Por ejemplo, el viernes 20 de septiembre, centenares de egipcios protestaron en la icónica plaza Tahrir de El Cairo, que fuera escenario de las multitudinarias protestas en 2011 de la llamada “Primavera Árabe” y que pusieron fin al régimen de Hosni Mubarak.
En la ciudad de Suez, centenares se manifestaron en claro desafío a la prohibición de protestar contra el gobierno del presidente.
Abdel Fattah al Sisi
La prohibición viene de una ley de 2013, que prohibió las manifestaciones en el país. Dicha ley fue promulgada a causa del estado de emergencia decretado a partir del golpe de estado en el que Sisi derrocó al entonces presidente, Mohamed Mursi.
Posteriormente Sisi se presentó como candidato y ganó las elecciones de 2014 con amplia mayoría y sin oposición.
Desde entonces, su régimen ha puesto en marcha una política de represión contra los disidentes y opositores, además de encarcelar a grupos islamistas, activistas laicos y blogueros.
Situación del país
En la superficie, la economía de Egipto parece funcionar bien.
En 2016, el país firmó un préstamo para un programa de reformas respaldado por el Fondo Monetario Internacional que aceleró las tasas de crecimiento.
De acuerdo con Al Jazeera, la inflación ha caído a su nivel más bajo en cuatro años, mientras que la deuda y las tasas de déficit están en una tendencia a la baja.
Sin embargo, la AFP informa que casi uno de cada tres egipcios vive por debajo del umbral de pobreza, con menos de 1,40 dólares al día, según datos oficiales publicados en julio.
“Hay 100 millones de personas en Egipto, de las cuales la gran mayoría tienen menos de 35 años. Viven en condiciones económicas difíciles, marcadas por la falta de empleos y los altos costos de vida, así como la represión política sostenida, que incluye arrestos y torturas”, le dijo a Al Jazeera, Omar Ashour, director fundador del Programa de Estudios Críticos de Seguridad en el Instituto de Estudios de Posgrado de Doha.
“Ponga todo esto junto y todo lo que necesita es una chispa, y esta vez fue Mohamed Ali”, afirmó. “Al-Sisi eliminó el sistema de seguridad al recortar los subsidios, una parte importante de la vida de muchos egipcios”, concluyó.
Protestas en otros países
Argelia
Egipto no es el único país árabe que ha encendido la mecha de las protestas nuevamente.
A ocho años de la llamada “Primavera Árabe”, las revueltas resurgen en Argelia, donde millones de personas exigieron la renuncia del octogenario presidente Abdelaziz Bouteflika, quien pretendía reelegirse.
Tras su salida, el general Ahmed Gaid Salah, jefe del Estado Mayor, se quedó como el hombre más poderoso del país, mientras que el presidente del Senado, Abdelkáder Bensalá, fue nombrado como presidente interino.
Esto no hizo que la gente dejara de protestar, especialmente los jóvenes, quienes llevan ocho meses saliendo a la calle a pesar que las represiones se han incrementado al igual que las detenciones de activistas.
La solución de Gaid Salah a esta crisis fue convocar a elecciones presidenciales el próximo 12 de diciembre, algo que los ciudadanos rechazan diciendo que se niegan a unas elecciones controladas por las propias autoridades.
Sudán
Mientras tanto en Sudán, los miles de manifestantes demandaron la salida del mandatario Omar al Bashir, quien duró 30 años en el cargo y además está acusado de crímenes de guerra en Darfur por la Corte Penal Internacional.
Te puede interesar: Ejército de Sudán derroca a su presidente tras 30 años en el poder
Las protestas, que empezaron en diciembre de 2018, se llevaron a cabo a pesar de la declaración de estado de emergencia y una severa represión contra todo aquel que se manifestara contra el dictador.
Finalmente Al Bashir fue derrocado en un golpe militar y se estableció un gobierno de transición entre la plataforma opositora Fuerzas de la Libertad y el Cambio, con la junta militar.
Juntos definieron una hoja de ruta para los próximos tres años de transición y ha sentado las bases para la democratización del país.
Irak
Factores en común
Expertos internacionalistas mantienen que las causas de los levantamientos de la “Primavera Árabe” en 2011, siguen sin abordarse a profundidad. Lo que único que se ha hecho es mantener una débil estabilidad que no ha logrado beneficios significativos para las poblaciones de Egipto, Argelia y Sudán (entre otros países del norte de África y el Medio Oriente).
Los países continúan endeudados, se han hecho recortes a subsidios vitales como los alimentos, la energía y los combustibles. Esto ha encarecido aún más la calidad de vida de estas personas, aunado a una explosión demográfica que ha dejado a miles de jóvenes sin empleo ni perspectiva de un futuro mejor.
También hay que agregar una desigualdad creciente, gobiernos autoritarios y corruptos que reprimen a todo aquel que se manifieste en su contra.
Es por eso que, ante esta sombría situación, muchos eligen arriesgar su vida en tratar de huir hacia Europa y los que permanecen en su país, salen a la calle a protestar.
De acuerdo con el diario El País, el mundo árabe tiene la tasa de desempleo juvenil más alta del mundo, con un 30% de los jóvenes entre 15 y 24 años sin trabajo.
Una combinación explosiva y un caldo de cultivo para multitudinarias protestas como las que se vieron en 2011 se repliquen y quizás esta vez, logren cambios significativos en los regímenes.
Con información de AFP, Al Jazeera, El País y The New York Times.