La vida fit y mantener un estilo de saludable cada vez es más frecuente, ya que se ha demostrado que llevar una alimentación sana y estar en movimiento trae grandes beneficios para nuestra salud. Pero ¿qué tanto debemos hacer para que realmente tengamos un beneficio? ¿Estaremos haciendo lo correcto o podríamos estarnos excediendo?
Hoy en día, con la cantidad de información disponible en los medios de comunicación debemos tener mucho más cuidado con lo que leemos y practicamos, ya que muchas veces podríamos perjudicarnos sin saberlo.
Por ello es necesario hablar de la actividad física y su impacto en el organismo. El ejercicio físico es cualquier movimiento voluntario realizado por los músculos y que gasta energía extra, además de la energía que nuestro cuerpo consume y necesita para mantener la vida o actividad basal (dormir, respirar, procesos metabólicos…).
https://newsweekespanol.com/2019/08/como-no-hincharse-con-el-ejercicio/
Esta actividad puede tener grandes beneficios a escala celular, respiratoria, endócrina, muscular y cardiovascular. Por mencionar algunos de sus beneficios, aumenta la producción de la hormona del crecimiento, mejora el sueño, la energía y nuestro metabolismo al aumentar nuestra masa muscular y reducir la grasa, aparte de que nuestro cuerpo luce mucho mejor.
Pero un exceso de actividad física sin un reposo adecuado y sin una alimentación equilibrada podría estar afectándote más de lo que crees.
La actividad física sube la hormona del estrés (cortisol), por lo que tu cuerpo entra en un modo de “estrés” que, si no se recupera y no tiene un balance, tu tiroides podría verse afectada.
https://newsweekespanol.com/2019/08/ejercicios-genes-obesidad-bajar-peso/
No necesariamente necesitas un estudio de tiroides con niveles alterados o ser diagnosticado por un médico para saber si realmente estás estresando tu tiroides. Muchas veces tenemos los niveles correctos, pero no quiere decir que estemos en nuestros niveles óptimos de hormonas y eso es lo que podría afectarnos en muchos aspectos (acné, cansancio, no poder bajar de peso, estrés, insomnio…).
Por eso debemos aprender a escuchar nuestro cuerpo, dejarlo descansar cuando lo necesite, y saber qué actividad física es la correcta para ti.