Funcionarios judiciales de Estados Unidos y México afirman que casi toda la violencia armada del territorio mexicano es consecuencia de la importación y venta ilícita de armas de fuego estadounidenses.
El comercio clandestino de armas en México está valuado en cientos de millones de dólares anuales y, cada año, las armas estadounidenses cobran decenas de vidas mexicanas.
Además de la superioridad de las armas fabricadas en Estados Unidos, otro problema es que los carteles mexicanos las consideran símbolos de estatus, informó Jack Riley, agente retirado de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) en una declaración para The San Diego Union-Tribune: “Son muy importantes para las organizaciones criminales, ya que se sostienen mediante la amenaza de violencia o recurriendo a la violencia. Y sus herramientas de elección son las armas de fabricación estadounidense”.
Marco Antonio Sotomayor, director de Seguridad Pública de Tijuana, afirma que la mayor parte de las armas que llegan a su ciudad proviene del norte de la frontera.
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“No hay manera de que los mexicanos compren armas como esas. Casi todas son de fabricación estadounidense, y sabemos que entran ilegalmente en Tijuana a través de California”, aseguró Sotomayor al Union-Tribune.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México, la tasa nacional de homicidios alcanzó un récord de 35,964 víctimas en 2018, incremento de 12 por ciento respecto del año anterior. Y de esos asesinatos, al menos 20,005 fueron perpetrados con armas de fuego.
La tasa de homicidios de México ha seguido aumentando a lo largo de este año, causando inquietud al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el cargo en diciembre pasado. De hecho, en respuesta a los tiroteos masivos registrados el fin de semana del 3 y 4 de agosto en El Paso, Texas (donde las víctimas incluyeron a ocho ciudadanos mexicanos) y en Dayton, Ohio, López Obrador ha instado a Estados Unidos a tomar medidas serias para contener la violencia armada.
“Creemos que los lamentables incidentes de Estados Unidos debieran motivar reflexión, análisis y la decisión de controlar la venta indiscriminada de armas”, señaló el mandatario mexicano durante una conferencia de prensa ofrecida el lunes. Con anterioridad, López Obrador ha señalado que Washington mantiene una postura bastante relajada en el tema de las armas de fuego, la cual ha propiciado el comercio ilícito de armas en su país.
El secretario de Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, dijo en conferencia de prensa este martes que en los últimos años, en México se han dado permisos para la venta de 450,625 armas, de las cuales 113,074 han sido adquirido por civiles.
“Hay un ingreso ilegal de armas y de comercialización de Estados Unidos, es una actividad clandestina, no tenemos datos pero tomamos información de ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos) que ellos calculan en 200,000 armas al año que ingresan al país”, comentó.
Sin embargo, explicó que en 10 años se han incautado 192,413 por autoridades federales, estatales y municipales, de las cuales el 70% proviene de Estados Unidos.
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Si bien la Constitución mexicana protege el derecho de portar armas, igual que hace la de Estados Unidos, los reglamentos para la venta son mucho más estrictos al sur de la frontera binacional: en buena medida, están prohibidas las “armas de asalto”; es decir, cualquier cosa más potente que una pistola calibre .38. Por otro lado, los militares son los únicos autorizados para vender armas, de modo que nada más hay un establecimiento para venta legal en todo el país, el cual está localizado en la Ciudad de México.
Antes de poner un pie en la Dirección de Comercialización de Armamento y Municiones, ubicada en la periferia de la capital mexicana, cualquiera que pretenda adquirir un arma de fuego debe pasar por un proceso de verificación de antecedentes que dura varios meses. Así mismo, el gobierno de México establece que cada solicitante puede comprar y registrar solo una pistola, y con el propósito de “defensa humana”.
A pesar de lo anterior, en febrero de 2018, el Centro para el Progreso Estadounidense publicó un informe en el que revela que el problema de las armas de fuego estadounidenses trasciende las fronteras de México: las investigaciones criminales llevadas a cabo entre 2014 y 2016 condujeron a la incautación de 50,000 armas estadounidenses en 15 países de América del Norte, América Central y el Caribe.
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“En otras palabras, durante ese periodo, las armas procedentes de Estados Unidos se utilizaron en las naciones vecinas para cometer, aproximadamente, un homicidio cada 31 minutos”, declaró el documento.
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Con información de Jason Lemon / Newsweek