El amor no tiene barreras. O al menos no las tuvo para seis exguerrilleros y exparamilitares que compartieron altar en una boda masiva en Bogotá tras décadas de enfrentarse a sangre y fuego en el cruento conflicto armado en Colombia.
Enemigos acérrimos durante su alzamiento armado, el viernes antiguos combatientes, ahora de traje de paño o vestidos blancos, contrajeron matrimonio con sus respetivas parejas en un casamiento civil múltiple en Ciudad Bolívar, un barrio pobre en el sur de la capital colombiana que concentra una de las mayores poblaciones de desmovilizados de la urbe.
“Me gustaba andar en armas, ahora quiero vivir el presente, salir con mi familia sin miedo de que nos vayan a hacer daño (…) estoy agradecido”, dijo el sonriente exrebelde Fabián Taquinaz.
Chaparro, moreno y con un tímido bigote, Taquinaz abandonó en 2011 las filas de las FARC, la otrora poderosa guerrilla comunista que el año pasado se desarmó y transformó en partido tras suscribir en 2016 un histórico acuerdo de paz.
Perteneciente a una familia de origen indígena, expulsada del departamento del Huila (centro) por la guerra interna, el exguerrillero dice que se convirtió en la “oveja negra” de su familia cuando decidió empuñar un fusil y huir a la vida clandestina del monte.
Harto de los enfrentamientos, regresó a la legalidad hace siete años y conoció a quien ahora es su esposa: Milena Tapia.
Vestido con un traje negro y una corbata roja, tan distinto del camuflado que enfundó durante sus épocas de fallida lucha armada, coincidió con su mujer en que compartir este día especial con antiguos compañeros y adversarios de causas es parte del tránsito de la reincorporación a la vida civil.
Estar casada con un exguerrillero “no cambia nada”, “tratamos de seguir adelante” como cualquier pareja, explicó la feliz novia, orgullosa de su vestido blanco bordado y ligeramente escotado que era protegido por un chal plateado.
Las bodas masivas se dieron en el marco de la primera “Casatón por la paz”, impulsada por la estatal Agencia Colombiana para la Reintegración para ayudar a los excombatientes de los grupos paramilitares de ultraderecha desmovilizados en 2006 y a exguerrilleros izquierdistas a formalizar sus matrimonios a bajos costos.
La organizadora del evento y promotora de la agencia en Bogotá, Diana Serna, explicó a la AFP que lo más difícil para un excombatiente es hacerse aceptar por la gente que no vivió el conflicto.
“El tema de reconciliación es con la sociedad que muchas veces nos estigmatiza”, advirtió.
Tras una corta ceremonia civil, los ahora marido y mujer se besaron, comieron pastel y se tomaron fotos con sus familiares. Cinco de las seis parejas abandonaron rápidamente el lugar.
Fabián y Milena siguieron celebrando. La flamante esposa tiró el ramo de flores a sus damas de honor.
Atrás quedaron los recuerdos de las vivencias de la guerra, que en medio siglo en Colombia ha dejado más de ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.
Pero en el ambiente seguían latentes las palabras del juez que formalizó sus matrimonios ante los ojos del Estado: Ustedes “ahora quieren construir (la) paz” y eso se logra “con los enemigos (…), no con los amigos”.
(Con información de AFP).