El aceite de coco ha ganado y perdido su reputación como un supuesto superalimento en años recientes. Y con justa razón, según una profesora de Harvard, quien lo ha tildado de “veneno puro”.
Karin Michels, profesora del departamento de epidemiología en la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de Harvard, explicó recientemente durante una conferencia en la Universidad de Friburgo, Alemania, que —a pesar de los consejos que dan los autodenominados y poco calificados gurús de salud en línea— consumir aceite de coco conlleva un montón de riesgos a la salud.
Según una traducción de Business Insider Deutschland, en su conferencia “Aceite de coco y otros errores nutricionales”, Michels explicó que la sustancia presenta un mayor riesgo a la salud cardiaca que la manteca, ya que está hecho enteramente de ácidos grasos saturados. Se cree que esos bloquean nuestras arterias.
En general, las grasas llenas de ácidos grasos son aquellas que están sólidas a temperatura ambiente. Según la Asociación Americana del Corazón, la persona promedio solo debería consumir alrededor de 11 a 13 gramos de grasa saturada al día, o 5 a 6 por ciento de sus calorías totales diarias.
Por otra parte, las grasas no saturadas, como las que se encuentran el aceite de oliva, también deberían comerse con moderación, pero podrían mejorar el colesterol en la sangre.
Michels es la más reciente en cuestionar los beneficios a la salud del aceite de coco. El año pasado, la Asociación Americana del Corazón actualizó su aviso científico, instando al público a evitar consumir aceite de coco de ser posible.
Tras un análisis de más de 100 estudios que se remontan a la década de 1950, los investigadores concluyeron que las grasas saturadas aumentan el llamado colesterol malo, o LDL. Se halló que el aceite de coco disparaba los niveles de LDL en siete pruebas controladas.
Pero el público parece confundido. Un sondeo de 2016 en The New York Times antes de que la Asociación Americana del Corazón revisara sus directrices, reveló que 72 por ciento del público contra 37 por ciento de los nutricionistas creían que el aceite de coco era “saludable”.
La Dra. Marie-Pierre St-Onge, del Instituto de Nutrición Humana en la Universidad de Columbia, en Nueva York, quien estuvo detrás de la investigación la cual indició que el aceite de coco estimula el metabolismo y la pérdida de peso porque contiene un ingrediente llamado triglicéridos de cadena media en niveles más altos que la mayoría de las grasas, habló el año pasado para dejar en claro las cosas.
Ella le dijo a la Asociación Americana del Corazón que el aceite que ella usó en su experimento era 100 por ciento de cadena media, no como los aceites que tienen de 13 a 14 por ciento de cadena media y que son los más comunes. Una persona necesitaría comer 150 gramos, o 10 cucharadas, de aceite de coco al día para ver los beneficios, los cuales se verían neutralizados por los efectos de consumir la sustancia en exceso.
Ella explicó que una diera saludable es “cuestión de moderación”.
“La gente no quiere enfrentar la realidad cuando se trata de su propia dieta, su propia salud”, dijo ella. “Quieren creer en castillos en el aire… Pero pensar que se pueden tener cantidades ilimitadas de una cosa en particular y todo desaparecerá, no está basado en la realidad”.
Helen Barrett, una dietista calificada y portavoz de la Asociación Británica Dietética, dijo a Newsweek que los pros y contras de consumir aceite de coco necesitan considerarse dentro del contexto de la dieta general de un individuo.
“Si alguien tiene parientes cercanos con enfermedades cardiovasculares y esta persona come muchísimos alimentos que contienen grasas saturadas, yo le aconsejaría reducir su consumo [de aceite de coco]”, dijo ella.
Sin embargo, si una persona come muy poca grasa saturada, le encanta el aceite de coco y no quiere cambiarlo por una grasa más sana, “el riesgo posiblemente sea menor”, argumentó ella.
“Pero la gente debería estar consciente de cuáles son los riesgos y tener presente que el aceite de coco tal vez no sea algo bueno”, advirtió ella, añadiendo: “Yo no recomendaría que alguien empezase a comer aceite de coco”.
Este artículo se actualizó con los comentarios de Helen Barrett.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek