

UNA SOLUCIÓN APARENTEMENTE SENCILLA transformaría la forma en que se cierran las heridas en quirófano. Un grupo de investigadores descubrió que insertar nudos corredizos fáciles de soltar en el hilo quirúrgico ayuda a los cirujanos —y hasta a los robots— a realizar puntadas más precisas; lo suficientemente firmes para favorecer la cicatrización, pero sin llegar a dañar el tejido.
El avance consiste en controlar la geometría y la fricción del nudo para “programarlo” y lograr que se abra cuando se aplica una fuerza determinada. De esta manera, el cirujano solo debe tirar hasta que el nudo se libere y detenerse cuando se desenrolla. Ese punto exacto es clave: una sutura demasiado apretada o demasiado floja puede provocar más complicaciones que soluciones.
Los resultados, descritos por primera vez en la revista científica Nature, apuntan a una herramienta que democratizaría la precisión quirúrgica. En operaciones simuladas, los nudos corredizos permitieron a médicos sin experiencia realizar suturas tan eficaces como las de cirujanos especializados. Y en pruebas con ratas —en cirugía de colon— las mejoras fueron contundentes: mejor flujo sanguíneo, menos fugas y menos tejido cicatricial en comparación con las técnicas convencionales.
Hoy, los cirujanos calculan la tensión de una sutura basándose en algo tan subjetivo como la apariencia o la sensación del hilo, una habilidad que requiere años de experiencia y que sigue siendo variable incluso entre expertos.
El nudo corredizo funciona como un fusible mecánico integrado. Tiefeng Li, investigador de la Universidad de Zhejiang, China, y líder del estudio, resume la ventaja en una regla casi básica: “El cirujano solo necesita tirar hasta que se desenrolle; entonces sabrá que ha aplicado la fuerza deseada”.
Aunque suenen simples, estos nudos tienen una dinámica compleja. Durante el proceso de apertura, la cuerda se dobla, se retuerce, se desliza y se frota contra sí misma a gran velocidad, modificando su forma casi instantáneamente. El equipo analizó este comportamiento con pruebas de fuerza, imágenes de alta resolución y modelos matemáticos para diseñar nudos calibrados según su resistencia y la rugosidad del material.
La visión de los investigadores apunta a quirófanos equipados con hilos de sutura que ya incluyen estos nudos calibrados para cada tipo de intervención. Serían particularmente útiles en procedimientos mínimamente invasivos o en sistemas robóticos, donde el cirujano no puede sentir directamente la tensión del hilo.
El neurocirujano y especialista en robótica médica Garnette Roy Sutherland lo resume así: “Las suturas no han cambiado mucho en las últimas décadas. Si este tipo de nudo puede aplicarse de forma consistente en el entorno clínico, significará un salto tecnológico evidente”.
En resumen, se trata de una innovación que cabe entre los dedos, pero que podría redefinir una de las técnicas más básicas de la medicina moderna. N