Chef, politóloga, mamá de tres y, sobre todo, mexicana, Pati Jinich platica respecto al camino pedregoso que tuvo que pasar para ganar el premio James Beard (los premios Óscar de la gastronomía) y tener un programa de televisión con 31 millones de hogares de audiencia.
En su espectáculo Pati’s Mexican Table comparte su amor por México con el mundo. Su comida casera está rompiendo mitos y enseñando a los estadounidenses quiénes son los mexicanos. Lo que le abrió las puertas de la Casa Blanca y cocinó dos veces para el expresidente Barack Obama.
“México es mucho más diverso e interesante de lo que mucha gente en Estados Unidos piensa. Siendo vecinos, me parecen increíble las malas interpretaciones e ideas equivocadas. Pero, a pesar del momento político que estamos viviendo (en el contexto del gobierno de Donald Trump), yo siento que hay más aceptación a lo mexicano y su gastronomía,” cuenta Pati en un encuentro en el Museo Franz Mayer durante su última visita a Ciudad de México.
Pati Jinich se considera a sí misma como “chilanga”. Cuando tenía 24 años se mudó con su esposo a Estados Unidos y dice que nunca se adaptó totalmente. “Estaba lejos y lo que me acercaba a México era la comida”. Trabajaba medio tiempo en un think tank, pero le resultaba imposible combinar el trabajo con la vida familiar. “Era una locura, estaba infeliz, y cuando me embaracé por tercera vez, decidí dejar esa carrera”.
Se quedó en casa con sus tres hijos hombres y empezó a estudiar las recetas y a cocinar. “También quería dar a mis hijos un ejemplo de alguien que se avienta, que no tiene miedos, que soy una mujer chingona”.
Pronto empezó a dar clases de cocina mexicana en el Instituto Cultural Mexicano en Washington, D. C., donde trabaja hasta ahora y donde aprovecha para conectar la comida con los temas políticos; por ejemplo, organizó una mesa sobre la Revolución Mexicana.
Pero el camino para conseguir su propio programa de televisión, Pati’s Mexican Table, fue muy largo. “¿Sabes cuántas veces me pidieron que me quitara el acento, que no hiciera comida mexicana, sino latinoamericana, que me cambiara el pelo? Yo soy orgullosamente mexicana, no voy a pretender. Para mí la autenticidad y honestidad son lo más importante”, cuenta Pati. Y al querer publicar su primer libro sobre comida mexicana, mandó 40 propuesta a diferentes editoriales y recibió 40 respuestas negativas, revela.
Pero un día, la televisión pública PBS se dio cuenta de que ella hacía algo especial: comida mexicana casera y le pidieron un piloto de su show. “Para arrancar tienes que grabar un piloto que es caro; tenía que hacer fundraising (recaudación de fondos) y se tardó casi dos años. Cien puertas toqué y, no me cerraron, me azotaron 99”.
Poco a poco el programa arrancó y ahora tiene una audiencia de más de 30 millones de personas. Su popularidad no solo abarca Estados Unidos, sino también tiene presencia en Asia y Europa.
La razón es obvia: Pati conecta rápido con la gente, es emotiva, simpática, está rompiendo los estereotipos y, sobre todo, es auténtica. Y, desde luego, gracias a su acento mexicano.
¿Y cuál es su comida favorita? Pati responde que el desayuno: “Amo los huevos y creo que son un reflejo claro de lo que somos los mexicanos en la gastronomía. Los huevos son accesibles, de bajo costo, nutritivos y los puedes llevar por mil caminos: ahogados, inflados, rancheros, divorciados… Yo como huevos seis veces a la semana”.
En México, el programa de Pati está disponible en Amazon Prime Video y hace poco terminó de grabar la séptima temporada. Sobre sus planes para el futuro, finaliza: “Se sienten fortísimas las divisiones después de las elecciones de Trump. Pero para mí esta circunstancia es un motor para trabajar más y construir más puentes”.