La nueva antología de Tim Flach capta, de manera conmovedora, las semejanzas entre los animales salvajes y los seres humanos que amenazan su existencia.
En agosto de 2016, Tim Flach pasó horas sentado en un agujero, en un lugar apartado del sureste de Rusia. Su objetivo: retratar a un antílope en peligro crítico llamado saiga (Saiga tatarica). El calor era terrible, y las pocas imágenes que obtuvo resultaron borrosas e inútiles. Cuando regresó al sitio, unos seis meses después, había llegado el invierno con temperaturas por debajo del punto de congelación, pero consiguió la imagen que necesitaba.
Fotógrafo galardonado, Flach tardó dos años en armar Endangered [En peligro de extinción], su nueva antología, y mientras lo hacía, tuvo muchas aventuras como esa.
Recorrió Gabón en busca de gorilas; fotografió osos polares en los témpanos del Ártico; y en Kenia miró directamente a los ojos al último macho de rinoceronte blanco del norte. A principios de este año, aquel rinoceronte murió, con lo que dejó a otra especie al borde de la extinción.
Es difícil saber con exactitud cuántas especies se están extinguiendo, pues los científicos siempre están descubriendo géneros nuevos. No obstante, el Fondo Mundial para la Naturaleza calcula que son, al menos, 10,000 especies cada año. Y casi siempre, las causas implican a los humanos: cacería, contaminación, urbanización o sobrepesca.
En su libro de 2012, More Than Human, los impresionantes retratos animales de Flach —un panda pensativo, un pollo que retoza para la cámara— pretendían resaltar las semejanzas entre los humanos y el mundo natural. En Endangered utiliza el mismo método para dirigir la atención hacia nuestro efecto en ese mundo.
Muchos de los animales de Endangered son muy familiares, pero otros son menos conocidos, como el insecto palo de Howe (Dryococelus australis) o el pangolín de vientre blanco (Phataginus tricuspis). Y si bien es relativamente fácil hacer que los lectores se apasionen por los adorables pandas, resulta mucho más difícil lograr que se interesen en el caracol Partula.
A veces, Flach buscó comparaciones fuera del mundo real. Su tamarino calvo (Saguinus bicolor), un primate amazónico brasileño, aparece encorvado, con la cara arrugada enmarcada por una melena blanca y afelpada. Flach dice que se parece a Yoda, el maestro Jedi de La guerra de las galaxias. “La imagen causa gran impresión en la gente que la mira”, revela a Newsweek. “Es importante que las personas entiendan los cambios que están ocurriendo”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek