Las leyes actuales de control de armas no evitan que los hombres maten a las mujeres que son sus parejas, y la mitad de los atacantes posteriormente se quitan la vida, indica un nuevo estudio.
El análisis, publicado en la revista Journal of Urban Health, surge en medio de un divisivo debate sobre el control de armas. Éste ha sido revivido por la masacre en Parkland, donde un tirador mató a 17 personas. El mes pasado, cientos de miles de manifestantes se reunieron en ciudades de Estados Unidos y de todo el mundo para exigir controles de armas más estrictos.
Los hallazgos se basan en datos registrados en el Sistema de Información sobre Muertes Violentas de Carolina del Norte entre 2004 y 2013. Durante este periodo, se reportaron 6,440 homicidios en ese estado. Setenta y cinco por ciento de las víctimas eran mujeres, mientras que 99 por ciento de los asesinos eran hombres. En 70 por ciento de los asesinatos se utilizaron armas de fuego.
Del total de casos, 813 fueron cometidos por una pareja íntima actual o anterior, como el novio o marido. La mitad de los perpetradores se quitaron la vida posteriormente. En los casos en los que se utilizó un arma de fuego, los hombres también presentaron una mayor probabilidad de matar a otras personas, por ejemplo, los hijos, la pareja actual o los padres de la víctima, inmediatamente después. El número de muertes posteriores era mayor si el hombre no estaba casado con la mujer.
Sierra Smucker de la Escuela Sanford de Políticas Públicas de la Universidad Duke y autora principal del estudio, afirma que este último demuestra que se requieren mayores restricciones a las armas de fuego.
“Es bien sabido que el acceso a las armas de fuego aumenta las posibilidades de que una relación doméstica violenta termine en la muerte”, afirma. “Los hallazgos actuales demuestran que los homicidios de parejas íntimas mediante el uso de armas de fuego suelen estar ligados con asesinatos adicionales”.
“Es importante prevenir el acceso a las armas de fuego por parte de personas violentas y suicidas, en lugar de depender del efecto disuasivo de la amenaza de penalizaciones o castigos severos”, afirma Smucker. “Lógicamente, una persona que planea suicidarse está más allá de cualquier amenaza legal”.
El Dr. Joe Street, catedrático de alto nivel en la materia de historia de la Universidad de Northumbria y coautor de The Second Amendment and Gun Control: Freedom, Fear, and the American Constitution (La Segunda Enmienda y el control de armas: Libertad, miedo y la Constitución estadounidense) declaró a Newsweek que es necesario realizar más investigaciones para evaluar las cifras nacionales y ofrecer un panorama más amplio de los asesinatos de personas íntimas, dado que el estudio se limita a Carolina del Norte.
“Me parece que se trata de un estudio potencialmente muy importante. La idea de que los hombres estudiados no hacen caso a las penalizaciones por homicidios relacionados con el uso de armas de fuego, etcétera, es muy importante, ya que refuerza de muchas maneras el argumento a favor de controles más estrictos”, señala.
“El hecho de que tantos de esos incidentes concluyan con el suicidio es igualmente importante, ya que indica que una salud mental deficiente tiene una función importante al llevar a los hombres a cometer esas acciones. Una evaluación mental más estricta de las personas que intenten adquirir armas de fuego es, claramente, una forma de abordar este problema, aunque no afronta la cuestión de aquellas personas que ya poseen armas”.
El Dr. Street afirmó que, aunque a la prensa y al público le atraen las noticias sobre asesinatos masivos por arma de fuego, “el estudio revela que la esfera doméstica es mucho más vulnerable”.
“Los autores señalan muy acertadamente la necesidad de ampliar la definición de violencia doméstica, particularmente en relación con las parejas no casadas”, concluye.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek