Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Lee el texto original aquí.
Como en muchos estudiantes de mi generación, Stephen Hawking ya había tenido una influencia enorme en mí mucho antes de que nos conociéramos. Cuando yo dudaba sobre mis opciones para el examen de bachillerato, fue el libro de él Breve historia del tiempo lo que me convenció a continuar con las ciencias físicas. En 1994, Hawking y el físico matemático Roger Penrose dieron una serie de conferencias inspiradoras sobre cosmología en Cambridge. Como resultado directo, elegí cursos sobre hoyos negros y relatividad para mi cuarto año de estudio en la Universidad de Cambridge.
Vi por primera vez a Hawking cuando era estudiante de grado. Por entonces, él vivía en un edificio de apartamentos justo detrás de mi residencia estudiantil. Él ya era tan famoso que mis amistades venían a mi cuarto solo para verlo salir o entrar a su apartamento. Pero como estudiante de grado, nunca traté de hablar con él, sintiéndome demasiado joven e intimidada.
Después de que terminé mi cuarto año, me invitaron a hablar con Hawking, quien ya usaba un sintetizador del habla, sobre opciones para mi doctorado. Estaba muy nerviosa cuando lo conocí por primera vez, pero él entró de inmediato en temas de física y pronto discutíamos de hoyos negros. Me convertí en estudiante en el momento de la “Segunda Revolución de la Teoría de Cuerdas” en física teórica. Hawking no había trabajado activamente en teoría de cuerdas, pero era muy entusiasta de entender las nuevas ideas.
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Después de esa reunión, me mandó leer todos los ensayos que Edward Witten, un famoso teórico de cuerdas, había escrito ese año. Mi tarea era regresar y resumírselos; la estudiante enseñando al maestro. Es difícil describir cuán dura en verdad fue esta tarea: Hawking esperaba que yo saltara directamente a la frontera de la teoría de cuerdas en mis inicios como estudiante de posgrado. Él también eligió el título de mi tesis doctoral: “Problemas en la teoría M”, en la que trabajé de 1995 a 1998.
Solo puedo esperar que mis explicaciones de la teoría de cuerdas hayan sido de ayuda. Hawking vacilaba en sus opiniones sobre la teoría M, pero al final terminó pensando que podría ser nuestra mejor apuesta para una teoría de todo.
Nada de llevarte de la mano
Los estudiantes de doctorado eran enormemente importantes para Hawking. En la fase temprana de su enfermedad, sus estudiantes ayudaron a cuidarlo. Para cuando me hice su estudiante, él necesitaba atención las veinticuatro horas. A estas alturas, sus estudiantes ya no se involucraban en su cuidado físico, pero seguían siendo esenciales en su investigación. La física teórica empieza con ideas y conceptos, pero estos luego evolucionan en cálculos explícitos y detallados. Hawking tenía una capacidad notable para hacer cálculos complejos en su cabeza, pero todavía dependía de colaboradores para desarrollar y completar sus proyectos de investigación.
Por lo regular, los físicos teóricos les dan a sus estudiantes de doctorado proyectos de investigación “seguros”, y los guían a través de los cálculos requeridos. Conforme los estudiantes se desarrollan, los proyectos se vuelven más ambiciosos y riesgosos, y se espera que los estudiantes trabajen independientemente. Sin embargo, los estudiantes de doctorado quienes trabajaban con Hawking no tenían el lujo de esta introducción gentil; él necesitaba que trabajáramos en sus propios proyectos de alto riesgo y alta ganancia.
La comunicación de Hawking a través de su sintetizador del habla era necesariamente concisa y simplemente no podía dar una guía detallada de los cálculos, haciendo que trabajar para él fuera extremadamente desafiante. Pero también era estimulante, obligando a los estudiantes a ser creativos e independientes. Sí daba elogios cuando pensaba que era menester. Una vez me despachó con un problema muy difícil —hallar soluciones exactas de hoyos negros rotantes en las ecuaciones de Einstein con una constante cosmológica— y se asombró cuando regresé pocos días después con la solución. Ni siquiera puedo recordar exactamente qué dijo, pero nunca olvidaré su sonrisa enorme.
Hawking era una persona determinada y obstinada. En muchas ocasiones pasó por problemas médicos serios con pura determinación. Esta misma determinación podía hacer difícil el trabajar con él. Pero también podía hacer avanzar los proyectos de investigación: Hawking se negaba a rendirse ante problemas aparentemente irresolubles.
De hecho, nunca rendirse es lo principal que me enseñó Hawking: seguir atacando los problemas desde direcciones diferentes, buscar los problemas más difíciles y hallar una manera de solucionarlos. Es inmensamente importante como científica, pero también en otros aspectos de la vida.
Comentarios ingeniosos y concisos
Hawking estaba dedicado a su familia. Sus ojos se iluminaban cuando uno de sus hijos pasaba a visitarlo o cuando nos mostraba orgullosamente fotos de su primer nieto. En muchos aspectos, Hawking trataba a sus estudiantes de doctorado y colaboradores como una segunda familia. Sin importar cuán ocupado estuviera, siempre tenía tiempo para nosotros, a menudo haciendo esperar a dignatarios afuera de su oficina mientras hablaba de física con un estudiante. Almorzaba varias veces por semana con nosotros, y financiaba un almuerzo semanal para el grupo más amplio para hacernos más unidos a todos.
Hubo muchas ocasiones en que las discusiones de física pasaban sin problemas a las actividades sociales: ir al bar, cenar en uno de sus restaurantes favoritos de Cambridge y demás. Hawking tenía un sentido del humor maravilloso. Convertía sus dificultades para comunicarse en una ventaja, componiendo comentarios ingeniosos y concisos. Por ejemplo, cuando cambió de parecer sobre lo que sucede con la información en un hoyo negro, lo anunció en el bar subiéndole al volumen a su sintetizador, diciendo simplemente: “Saldré del closet”. Discutía de todo y cualquier cosa en un ambiente social: política, películas, otras ramas de la ciencia, música.
Como trabajábamos en campos relacionados estrechamente, nos veíamos con regularidad después de que terminé mi doctorado. En 2017, asistí a una conferencia en Cambridge para celebrar su 75º cumpleaños. La lista de participantes ilustra la influencia de Hawking en la academia y más allá. Muchos de sus ex estudiantes y colaboradores se habían convertido en líderes de investigación en cosmología, ondas gravitacionales, hoyos negros y teoría de cuerdas. Otros habían tenido un impacto enorme fuera de la academia, como Nathan Myhrvold en Microsoft.
Actualmente, hay una presión sobre los académicos de demostrar el impacto inmediato de su investigación en la sociedad. Tal vez valga la pena reflexionar que dicho impacto no es necesariamente medible en escalas a corto plazo. La investigación de Hawking en verdad no tenía límites, y aun así ha fascinado a millones, atrayendo a muchos hacia cerreras científicas. Su legado académico no es solo la ciencia notable que produjo, sino las generaciones de mentes que formó.
No hay duda de que la muerte de Hawking es una pérdida enorme para la física. Pero en lo personal, lo que extrañaré más es su humor y la sensación general de inspiración que tenía al estar cerca de él.
Marika Taylor es profesora de física teórica en la Universidad de Southampton.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek