Las iglesias en Reino Unido, muchas de ellas construidas en la época medieval, servirán como un puente de conectividad que llevará un mejor servicio de banda ancha y wifi a las áreas rurales del país.
Los elementos arquitectónicos que se encuentran en la parte superior de una torre, campanario o iglesia a modo de remate, llamados chapiteles y visibles desde la lejanía, serán la herramienta que facilite esta comunicación, según un acuerdo de la iglesia y el estado británico.
“Este acuerdo con la Iglesia de Inglaterra significará que incluso un edificio del siglo XV puede ayudar a que Gran Bretaña se ajuste al futuro”, declaró Matt Hancock, ministro de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte.
La Iglesia de Inglaterra tiene 16,000 iglesias y alrededor del 65 por ciento de ellas están ubicadas en comunidades rurales, lo que los convierte en anfitriones ideales de la infraestructura digital clave.
Según The Guardian, el acuerdo contempla que las iglesias rurales incorporaren transmisores inalámbricos en torres y torres, además de antenas, antenas parabólicas y cables de fibra y se podrán ayudar a las iglesias que luchan con los costos de mantenimiento y reparación.
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Actualmente, reporta AFP, hay más de 120 casos de banda ancha y servicios móviles entregados desde iglesias parroquiales, desde transmisores inalámbricos instalados en torres y torres, hasta antenas, antenas parabólicas y cables de fibra.
“Sabemos que las iglesias rurales en particular siempre han servido como un centro para sus comunidades”, dijo Stephen Cottrell, el obispo de Chelmsford en el sureste de Inglaterra, donde la iglesia ya ha ayudado a impulsar el acceso de banda ancha.
“Alentar a las iglesias a mejorar la conectividad ayudará a abordar dos de los principales problemas que enfrentan las zonas rurales: el aislamiento y la sostenibilidad”, añadió
El exprimer ministro, David Cameron, declaró hace más de dos años que todas las personas en el Reino Unido tendrían acceso a banda ancha rápida para 2020 porque el acceso a este servicio “no debe ser un lujo, debería ser un derecho, absolutamente fundamental para la vida en el siglo XXI”.