
CIUDAD JUÁREZ, CHIH.—El estudio principal de Canal 44 estaba inusualmente repleto de periodistas la noche del 28 de enero. Armando Cabada Alvídrez, director de información y presentador del noticiario estelar, apareció conmovido ante las cámaras. Durante segundos intentó articular palabras, ahogando el llanto, hasta que finalmente anunció que dejaba la empresa, luego de 27 años, para buscar la candidatura independiente rumbo a la alcaldía.
“No es un capricho, sino todo lo contrario: es haber visto durante tantos años la injusticia en una ciudad como la nuestra, que sigue en las mismas condiciones. Veintisiete años diciéndole a usted de los baches, la iluminación, la policía corrupta. […] Llega un momento en que nos cansamos y debemos dar el paso necesario”, dijo. “He cometido errores, ninguno grave. A nadie he robado. Nadie puede venir a señalarme de ratero. Soy un hombre honesto”.
Cabada, de 48 años, arrasó en las elecciones del 5 de junio. Venció al priista Héctor Murguía Lardizábal, un empresario que fue alcalde en dos periodos [2004-2007, 2010-2013], en los que se consolidó un sistema criminal dentro del cuerpo de policía y se gestó obra pública que terminó por beneficiar sus territorios y los de otros empresarios afines. Ante ello, el ahora presidente municipal lo calificó sin miramientos como “corrupto”.
La policía que dejó Murguía fue virtualmente masacrada entre 2008 y 2010, los años de la “Operación Conjunta” ordenada por el presidente Felipe Calderón. Alrededor de 400 de ellos fueron víctimas de homicidio y otro centenar renunció o anticipó su jubilación tras convertirse en el principal objetivo militar de esa “guerra”. Junto con ellos, más de 10 000 personas, la mayoría menor a 30 años, fueron igualmente asesinadas.
Como conductor del noticiario con mayor audiencia, Cabada dio cuenta de buena parte de los asesinatos, que además se perpetraron casi siempre para coincidir con el inicio de ese y el resto de los espacios informativos de mañana, tarde y noche. Entre 2008 y 2011, los noticiarios abrieron invariablemente con transmisiones en directo desde alguna escena de crimen.
En uno de esos enlaces, ocurrido en el verano de 2008, la abuela de un par de víctimas se acercó al reportero enviado por el canal para acusar en vivo a los autores del atentado: agentes federales. “Que el gobernador y el presidente dejen de hacerse pendejos. Ellos saben muy bien quiénes están matando a nuestros jóvenes”, gritó al micrófono.
A la par que la violencia, la ciudad fue sacudida por la mayor crisis económica de los años recientes. Esa convergencia de fenómenos provocó que más de 300 000 individuos abandonaran el municipio en solo dos años, de acuerdo con una investigación elaborada por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Los estragos de todo ello persisten: hay unas 100 000 viviendas deshabitadas, establecimientos comerciales en ruinas y huellas de incineración, calles con asfalto destrozado y un comportamiento social extremo, en el que el consumo de drogas y alcohol se disparó en forma desorbitada.
Durante la campaña política, Armando Cabada enfrentó una guerra sucia. A comienzos de marzo, un par de mantas fueron colocadas en dos puntos concurridos de la ciudad. El mensaje en ambas aludía a una supuesta relación entre el candidato y el mundo criminal. “Cabada, tú y tu esposa la China robaron al cártel. Ahora viene la nuestra. Atte. Socios de Farfán”.
Joel Farfán Carreño contrajo matrimonio a finales de 2004 con Alejandra Carrillo Trevizo, actual esposa de Cabada. Se trató de un matrimonio breve, que terminó disolviéndose por la vía legal en 2005, después de que Farfán fue detenido por autoridades españolas que ejecutaron un par de órdenes de aprehensión dictadas en Estados Unidos por tráfico de cocaína y transportación de dinero ilícito.
“No hay, no hubo jamás ni haberes ni deberes en torno a la relación que tuvo mi esposa”, declaró Cabada ante periodistas el día en que aparecieron las mantas. “No hubo jamás en nuestra relación un solo compromiso con esa persona, [quiero decir] que esa historia había quedado cerrada para su vida. No dejó nada que en este momento nos pudiera comprometer”.
Durante un recorrido por las oficinas de la presidencia municipal, Cabada dispuso cambiar la silla del despacho, luego de colocarle un letrero que dice: “Quien se siente en esta silla pierde la cabeza”. Foto: Nacho Ruiz/Cuartoscuro.
Cabada tomó protesta como alcalde el lunes 10 de octubre. Nombró a reconocidos activistas, empresarios y políticos como parte de un gabinete sin grandes cuestionamientos, hasta que desveló el nombre del próximo titular de la seguridad pública: Jorge González Nicolás, el exfiscal general de Chihuahua y amigo personal del gobernador saliente, César Duarte Jáquez, bajo cuyo mandato se perpetraron más de 15 000 homicidios y se estableció la tortura como método de investigación, de acuerdo con defensores de los derechos humanos.
El nombramiento fue duramente cuestionado por el propio gobernador, Javier Corral Jurado, que en sus inicios como periodista laboró como reportero en Canal 44, fundado por Arnoldo Cabada de la O, padre de Armando Cabada. “En ese tema no puedo equivocarme, no puedo experimentar”, dijo en entrevista con Newsweek en Español el nuevo alcalde de la ciudad. “Es el nombramiento más importante en cuanto a certeza. Ahí tengo muy poco margen de error”.
González Nicolás es dueño de una fama siniestra, que lo liga a células criminales a las que Corral se ha propuesto combatir. Ciertas o no las acusaciones, el municipio se convirtió nuevamente en escenario de exterminios. En los primeros 12 días de octubre se registraron 32 homicidios, 12 de ellos durante el fin de semana previo al cambio del gobierno de la ciudad, el momento en el que Cabada reveló el nombre de su nuevo titular de policía.
—El tema de la corrupción se presenta como el síntoma más elocuente de la descomposición política. ¿Puede conducirse un gobierno eficiente y honesto en el contexto de los años recientes?
—Es el reto más grande que tenemos. Solo para poner en contexto lo que representa para mí esto: como comunicador y periodista durante 27 años acumulé credibilidad, certidumbre. Ahora entro en un campo en donde no existe eso. Hablas de un político o mencionas a un político y lo que empatas inmediatamente es corrupción, es robo, es engaño. Y el hecho de cambiar lo que tenía, mi área de confort en donde ya tenía arraigado el hablar, decir y que me creyeran, a este mundo que es totalmente distinto, pues implica el vencer el estigma, una realidad que vivimos los mexicanos porque hemos tenido gobiernos corruptos.
“Fue uno de mis temas principales, propuesta de campaña, ‘cero tolerancia’ a la corrupción. Y me decían: ‘No seas ingenuo, eso no se puede’. Pero, no se podía vencer el sistema y lo vencimos. Se puede. Todo es cuestión de voluntad y de poner el ejemplo, de marcar el ejemplo. Yo les he dicho a los funcionarios que me van a acompañar, que si yo no le entro ellos no le pueden entrar. Que si permiten y si lo toleran son igualmente responsables. Y bueno, partiendo de ahí he dejado muy claro ese lineamiento. No lo voy a tolerar. Lo que me entere y lo compruebe lo voy a quitar, a extirpar este cáncer que es la corrupción en los gobiernos”.
—La ciudad ha crecido hacia donde se mueven los intereses de los grandes capitales que se han adueñado del municipio los últimos 40 años. Se ha diseñado y se ejerció un modelo de crecimiento, se fijó un modelo económico que finalmente ha provocado estragos en el orden social. Cuando hablo de corrupción no solamente me refiero a los funcionarios sino a estos grandes intereses, a estos poderes fácticos que imponen su agenda en el gobierno municipal.
—A mí me queda muy claro lo que estás planteando. La gran diferencia entre lo que nosotros somos como proyecto independiente con los proyectos de partidos políticos, con los políticos de siempre, es que ellos generan ese tipo de compromisos. Hay historias urbanas impresionantes, increíbles, que te hablan de cómo políticos de siempre, que llegaron al poder incluso, hacen negocio desde la precampaña con los recursos que les quitan o les exigen, o de plano extorsionan a los empresarios a cambio de no afectarlos o de favorecerlos.
—En el orden de la seguridad pública, creo que entiendes o conoces la forma en que se ha movido la mafia de la policía. ¿Cómo vas a plantear la comandancia de ese cuerpo de seguridad?
—A mí me tocó reportarla noche tras noche en esas etapas, en esos momentos en donde la policía no solamente protegía al delincuente o era hasta cómplice o utilizaban hasta sus propias patrullas para movilizar droga; eran narcotraficantes nuestros policías. Limpiaban las zonas en donde iban a cometerse ejecuciones. De eso estábamos enterados todos. Lamentablemente éramos las voces en el desierto las que hacíamos el señalamiento. Pero había un poder fáctico, un poder poderoso, de muchos recursos, que logró corromper a muchísimos policías.
“Después viene este periodo en donde la ciudad, el estado, no soportaban más; la propia nación no soportaba más. Y tuvo que llegar un quiebre, obligado si tú quieres, en donde efectivamente se tuvo que comenzar a limpiar nuestros cuerpos policiacos. Y sí sucedió. No debemos regatear lo que sí lograron hacer las autoridades, la mayoría de las veces presionados por el ciudadano, por el civil. En el caso de Ciudad Juárez fue particularmente la Mesa de Seguridad quien orilló a nuestras autoridades a hacer las cosas bien. Y esto ha sido reconocido prácticamente en todo el país. Lo que los civiles, los ciudadanos, los empresarios lograron para que las cosas cambiaran.
“Se hizo depuración, al grado tal de que Ciudad Juárez en particular es la primera corporación policiaca a escala nacional que ha sido certificada por Insyde, que encabeza Guillermo López Portillo. Y dice uno: pues si está certificada es garantía, pero claro que no es garantía, porque hay un factor ahí que es importantísimo: don dinero.
“¿Qué pienso hacer yo? Simple y sencillamente que a la persona que yo voy a poner allí le daré una instrucción muy clara: ni con uno ni con otro ni con el otro, con ninguno. Es atender el problema de seguridad, de delincuencia en Ciudad Juárez, parejo pa’todos. Para el que se le ocurra delinquir aquí y lo encontremos, lo veamos, a ese hay que atacarlo. No me importa de qué color es, no me importa qué cártel es y mucho menos.
“No soy un iluso al pensar que voy a acabar con todo. Eso es imposible, en ningún lado va a ocurrir. Pero mientras la autoridad no se comprometa con nadie, tienes la libertad de confrontarlos. Es la libertad que tiene este mismo proyecto. Es lo único que le voy a pedir a nuestro secretario de Seguridad Pública”.
—La Policía Federal estuvo detrás de varios casos de extorsión, secuestro y homicidio durante el tiempo que se encargaron de la seguridad pública. ¿Admitirías una nueva presencia de ese cuerpo en la ciudad como algunos sectores pretenden, incluida la Mesa de Seguridad?
—Más que admitirla, lo que estoy seguro es de que debemos tener una buena comunión y no repetir los errores que en el pasado nos costaron mucho. Cuando estuvo aquí la presencia muy fuerte de la Policía Federal, fue notorio para todos que no solamente no disminuyó la delincuencia, los delitos comunes, el secuestro, la extorsión, sino que se acrecentó. Entonces, eso sí no lo voy a permitir. Pero lo que sí voy a hacer es tener la comunicación adecuada. De hecho he logrado tender esos puentes con el gobierno federal para tener una buena comunicación, hacer el trabajo en conjunto y apoyarnos en el Estado y en la Federación, pero siendo nosotros los principales responsables para dar tranquilidad a los juarenses.
—El centro de la ciudad es un gran agujero negro; es la zona donde han desaparecido decenas de jóvenes mujeres, una zona en donde se vende y se trafica de todo con anuencia de la policía municipal; una zona en abandono. El gran retrato urbano que se ve allí es el reflejo fiel de lo que ha pasado con la devastación misma de la ciudad. Inevitablemente se cruzan las líneas de la inseguridad con el tema del desarrollo urbano. ¿Cómo piensas revitalizar estos espacios que son vitales para reorientar el sentido mismo de la ciudad?
—Es un trabajo que no será sencillo, pero que hay que empezar. Creo que hay pocos centros como el nuestro. Normalmente cualquier ciudadano se siente orgulloso de su centro, de donde venga o de donde es originario. Hay centros hermosos, como el de Morelia, el Distrito Federal, el de Monterrey. Son centros en los que te dan ganas de ir. Nuestro centro no. Pero está en esas condiciones y así lo vamos a agarrar. Aquí lo importante es generar la propia filosofía de este proyecto independiente. Cuando había tanta negación, tanto señalamiento de que era un absurdo lo que pretendíamos, iniciar un movimiento independiente en Ciudad Juárez, bueno, pues así es el centro: hay que empezar a operar; hay que empezar a generar un centro del cual nos sintamos orgullosos. No será sencillo, primero porque no hay recursos. Pero debe haber creatividad y debe haber conocimiento para atraer la inversión necesaria para que tengamos un centro como el que se merece la ciudad.