
Artesanto, ubicado en el Distrito Corazón de San Miguel de Allende, se perfila como un referente en la transformación del mercado inmobiliario al apostar por un concepto que redefine la vida urbana: Walking Distance. En un contexto donde las ciudades buscan ser más habitables y sostenibles, este desarrollo conecta con la tendencia global hacia comunidades caminables, donde la proximidad a servicios, cultura y entretenimiento se convierte en un elemento central de calidad de vida.
La relevancia de esta propuesta se entiende en el marco de las tendencias inmobiliarias de 2025. De acuerdo con Real Estate Market & Lifestyle, el sector residencial experimentará un crecimiento moderado impulsado por la demanda de jóvenes compradores y el auge de la renta institucional, pero también enfrentará desafíos de accesibilidad. En este panorama, los proyectos que privilegian la ubicación estratégica y la integración urbana se vuelven cada vez más atractivos.
En México, la reducción del tamaño de las viviendas y la verticalización son respuestas a los precios del suelo y a la necesidad de mayor accesibilidad. Sin embargo, la verdadera diferenciación está en la cercanía: la posibilidad de habitar espacios que permiten prescindir del automóvil y favorecen una vida más activa y conectada. En ese sentido, San Miguel de Allende, reconocida por su trazado colonial, su vida cultural vibrante y su creciente plusvalía, ofrece un escenario ideal para un modelo de ciudad compacta.
El Walking Distance de Artesanto no es únicamente una propuesta arquitectónica, sino una reinterpretación del estilo de vida urbano. Restaurantes, galerías, museos y boutiques forman parte de un ecosistema cotidiano al alcance de los residentes, lo que responde directamente a las preferencias de nuevas generaciones que privilegian la experiencia sobre la extensión de los espacios. En palabras de especialistas, se trata de “sacrificar metros cuadrados para ganar cercanía, amenidades y comunidad”.
Además, el proyecto se inserta en una dinámica de revalorización inmobiliaria. Con el fenómeno del nearshoring impulsando la demanda en varias ciudades del país, los desarrollos en zonas de alta plusvalía como San Miguel de Allende consolidan su atractivo no solo como espacio habitacional, sino también como inversión.
La creciente búsqueda de propiedades con certificaciones de sustentabilidad y amenidades eficientes refuerza el interés de inversionistas y compradores en alternativas como Artesanto.
En un entorno donde la accesibilidad al crédito también abre oportunidades para adquirir vivienda en ubicaciones estratégicas.
Esto convierte al Distrito Corazón en un punto focal de interés: un espacio donde convergen patrimonio cultural, vida urbana y un futuro inmobiliario que responde a la demanda de comunidades más humanas y caminables.
Artesanto se erige, así, como un modelo que no solo acompaña, sino que anticipa las transformaciones del mercado inmobiliario en México. Más que un desarrollo residencial, representa una apuesta por un estilo de vida que combina modernidad, identidad local y un urbanismo en sintonía con los retos del siglo XXI.