
Una estrategia firme pero prudente le permitió a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, postergar por 90 días los nuevos aranceles impulsados por Donald Trump. Sin embargo, los mercados siguen atentos ante el posible impacto comercial en el país.
Con una combinación de tacto diplomático y cálculo estratégico, la presidenta Claudia Sheinbaum logró que Estados Unidos concediera una prórroga de 90 días antes de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, una medida que había sido anunciada por el presidente Donald Trump como parte de su renovada agenda proteccionista.
Sheinbaum obtuvo esta extensión tras una llamada telefónica con Trump el jueves, pocas horas antes de que venciera el plazo inicial dado por la Casa Blanca para negociar con sus principales socios comerciales. Aunque el acuerdo final aún está en construcción, la presidenta mexicana ha logrado ganar tiempo para uno de los pilares económicos de su país: el comercio exterior.
“Con cabeza fría”, explicó Sheinbaum durante su conferencia matutina del viernes, al detallar cómo evitó una confrontación directa con Trump, pero sin ceder en cuestiones de soberanía nacional.
México exporta más del 85% de sus productos sin aranceles gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). No obstante, con el nuevo enfoque de Trump, sectores clave ya enfrentan nuevos retos. Aunque Sheinbaum logró desactivar un arancel general del 30%, el sector automotor pagará un 25% (con excepciones para partes de fabricación estadounidense) y la industria del acero y aluminio deberá asumir un fuerte 50%.
Para el gobierno mexicano, el hecho de haber conseguido una tregua de tres meses es una señal de éxito diplomático.
Los elogios de Ebrard adquieren un tono especial considerando que fue uno de los principales rivales políticos de Sheinbaum durante la interna presidencial de 2023, cuando la acusó de usar su cargo como jefa de Gobierno capitalina para inclinar la balanza a su favor.
Por su parte, el canciller Juan Ramón de la Fuente también subrayó la “inteligencia” de Sheinbaum al lidiar con Trump, “un líder mundial que ha sido muy explícito en sus planteamientos”.
Sheinbaum aseguró que hasta ahora “no ha cedido en nada” durante las negociaciones con la administración Trump. Adelantó además que ambos países están por cerrar un acuerdo bilateral en materia de seguridad, que incluirá acciones para frenar el contrabando de fentanilo y armas —temas que Washington ha colocado en el centro de sus reclamos.
La presidenta también dejó abierta la puerta a aumentar las importaciones de productos estadounidenses para equilibrar la balanza comercial, una medida que podría ser clave para mantener el diálogo abierto.
A pesar del tono optimista del gobierno mexicano, analistas coinciden en que la extensión de 90 días no representa una solución definitiva.
“La prórroga no soluciona el tema de la incertidumbre; regresamos al punto inicial de este año”, señaló Diego Marroquín, investigador del Center for Strategic Studies en Washington D.C. (CSIS), en entrevista con AFP. Para Marroquín, la inversión extranjera directa y la estabilidad del comercio están en juego si Trump insiste en elevar barreras tarifarias.
Según los expertos, el gobierno de México enfrenta un dilema complejo: preservar la soberanía sin perjudicar la confianza de los inversionistas y sin poner en riesgo su integración comercial con el principal mercado del mundo.
Por ahora, la presidenta Sheinbaum se anota un punto a su favor en su relación con Washington. Pero el reloj ya corre hacia el nuevo plazo fijado para octubre, cuando podría reactivarse la amenaza de aranceles. La negociación apenas comienza. N
(Con información de AFP)