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Alejandro G. Roemmers y la novela que convierte a un violín en protagonista de la historia

Publicado el 11 de octubre, 2025
Alejandro G. Roemmers y la novela que convierte a un violín en protagonista de la historia
Con El misterio del último Stradivarius, Alejandro G. Roemmers ofrece una obra que trasciende el género histórico o policíaco. Es un recorrido musical y narrativo por los claroscuros de Europa. (Cortesía)

LOS VIOLINES STRADIVARIUS HAN SIDO, DESDE HACE SIGLOS, SINÓNIMO DE PERFECCIÓN. Cada ejemplar de estos instrumentos fabricados en Cremona, Italia, por Antonio Stradivari entre los siglos XVII y XVIII guarda un aura casi mítica: no solo son piezas de refinamiento sonoro y estético, sino también objetos rodeados de leyendas, disputas y, en ocasiones, tragedias. Alejandro G. Roemmers, escritor argentino, encontró en ese contraste entre belleza y horror la materia prima para su más reciente novela, El misterio del último Stradivarius.

El detonante fue un crimen. En 2021, en Paraguay, el anticuario, lutier y coleccionista alemán Bernard von Bredow fue asesinado junto a su hija adolescente, Lorena. La motivación: un intento de robo de la valiosa colección de violines que resguardaba en Asunción. La noticia recorrió el mundo. Para Roemmers, sin embargo, más allá del espanto del asesinato, lo fascinante fue la pregunta que emergía detrás del hecho: ¿cómo habían llegado esos Stradivarius hasta un rincón inesperado de América Latina? ¿Qué trayectorias vitales, culturales y políticas habían acompañado el viaje de esos instrumentos legendarios?

“Me impresionó que un objeto diseñado para la belleza y la música fuera el epicentro de un crimen así”, recuerda el autor en conversación con NW Noticias. “Desde el principio me interesó el caso, no tanto por lo sangriento, sino por las condiciones que lo rodeaban. La novela es un intento de aclararlo, o al menos de explorarlo desde la ficción”.

EL VIOLÍN COMO PERSONAJE

En El misterio del último Stradivarius, el violín no es solo un detonante narrativo. Roemmers lo convierte en un personaje en sí mismo, con entidad propia. “Dándole vida simbólica al instrumento —dice— logré que trascendiera a su creador, Antonio Stradivari. Se vuelve un símbolo de belleza y bondad que recorre distintas épocas y escenarios, sin perder peso entre el resto de los protagonistas”.

La novela viaja por varias temporalidades. Desde el esplendor barroco en Italia hasta los estragos de las guerras mundiales, el Stradivarius aparece como un testigo silencioso de los vaivenes de Europa. Cambia de dueño, sobrevive a pasiones, pérdidas y traiciones, pero siempre mantiene su aura incorruptible.

Esa condición lo convierte, en palabras de Roemmers, en “un objeto de perfección y bondad que puede ofrecer salvación a quienes lo poseen, siempre que estén abiertos a reconocerla”.

No se trata, sin embargo, de un poder sobrenatural en sentido estricto. Es, más bien, la metáfora de lo que el arte y la cultura representan para el ser humano: una forma de trascender la violencia y el caos. “El violín, como la música, tiene el poder de salvar —explica—. No es un simple objeto pasivo, sino un protagonista capaz de reflejar el poder del arte para quienes tienen capacidad de apreciarlo”.

UNA NOVELA QUE SUENA COMO MÚSICA

Roemmers confiesa que la música atraviesa su vida personal desde siempre. Se declara aficionado a diversos géneros y convencido de que se trata de la expresión más universal de amor que existe. Esa pasión impregna la escritura de la novela: cada capítulo funciona como una partitura donde alternan tensiones, pausas y silencios.

“Como en la música —explica—, una novela necesita ritmo. Los silencios son tan importantes como las notas. A veces omito contar cómo cambia de manos el violín, y ese silencio potencia el valor del instrumento y de los personajes que lo tienen en ese momento”.

El desenlace contiene un silencio mayor: un vacío narrativo que sorprende a los lectores y que confirma que no estamos frente a una novela policíaca convencional, sino ante una exploración más profunda del sentido de la belleza y de su poder en medio de la historia humana.

INVESTIGACIÓN ENTRE LUTIERS E HISTORIA EUROPEA

El rigor también se percibe en el trasfondo de la novela. El autor se sumergió en la historia de la lutería y en las tradiciones de Cremona, la ciudad italiana donde Stradivari, Amati y Guarneri cimentaron una dinastía de excelencia artesanal que aún hoy define la construcción de violines en el mundo.

“La curiosidad que me despertó el crimen me llevó a una investigación profunda —relata—. Revisé documentos, rastreé trayectorias, estudié a personajes históricos. Aprendí no solo de Stradivari, sino de toda la tradición de Cremona, de cómo se transmitieron saberes y cómo esos instrumentos se convirtieron en piezas únicas de valor incalculable”.

Esa documentación histórica se entrelaza en la ficción con libertad creativa. La novela viaja por episodios cruciales del continente: las guerras napoleónicas, la Primera Guerra Mundial, el Holocausto. El violín se convierte en un hilo conductor que permite recorrer esos momentos desde una perspectiva íntima y simbólica.

EL DESAFÍO DE EQUILIBRAR TIEMPOS Y PERSONAJES

Para Roemmers, el mayor reto fue mantener el equilibrio narrativo. Los personajes que aparecen en la novela son numerosos, de épocas diversas y con historias cargadas de tensiones. El riesgo era que alguno eclipsara al violín. “No podía permitirme que el instrumento quedara reducido a un objeto pasivo. Tenía que conservar su peso como protagonista, como símbolo”, enfatiza.

En El misterio del último Stradivarius, el violín no es solo un detonante narrativo. Roemmers lo convierte en un personaje en sí mismo, con entidad propia. (Cortesía)

El resultado, asegura, es una obra coral donde cada voz aporta a un retrato mayor: el de una Europa marcada por la belleza, pero también por la barbarie; el de un continente capaz de producir tanto la música más sublime como las guerras más devastadoras.

RESONANCIAS CON EL PRESENTE

Aunque El misterio del último Stradivarius se sumerge en el pasado, el autor cree que la obra dialoga de manera directa con el presente. En tiempos de tensiones internacionales, Roemmers recuerda que Europa alcanzó una unidad frágil pero decisiva después de la Segunda Guerra Mundial, y que mantenerla debería ser una prioridad.

“Recorrer la historia europea a través del violín me permitió reflexionar sobre lo que nos une —dice—. El barroco, las guerras, el Holocausto… son hitos que moldearon un continente. Hoy, con nuevas guerras y divisiones, la urgencia de recordar esos elementos comunes es más importante que nunca”.

El violín, en este sentido, es también metáfora de esa necesidad de encontrar armonía incluso en medio del ruido de la historia.

EL SALTO AL CINE O AL TEATRO

La trama, con sus múltiples escenarios y saltos temporales, parece hecha para la pantalla. Roemmers no lo descarta. De hecho, ya trabaja en un guion que podría derivar en película o serie. “Los saltos temporales y el trasfondo policial son perfectos para un formato audiovisual. Sería una manera de acercar la historia a más gente”, explica.

La posibilidad entusiasma al autor, quien ya imagina cómo la tensión narrativa y la riqueza de ambientes históricos podrían cobrar nueva vida en imágenes.

EL ARTE COMO SALVACIÓN

Al final, lo que subyace en la novela es una convicción: el arte y la cultura no son adornos prescindibles, sino fuerzas capaces de salvar. El Stradivarius, como metáfora de perfección y belleza, recuerda que incluso en las horas más oscuras de la historia humana, siempre hay un espacio para la esperanza.

“Los personajes que se abren a esas cualidades encuentran una salvación casi sobrenatural —insiste Roemmers—. Esa salvación es, en realidad, el poder del arte y de la cultura. Es lo que nos permite sobrevivir a las tensiones que nos rodean.

Con El misterio del último Stradivarius, Alejandro G. Roemmers ofrece una obra que trasciende el género histórico o policíaco. Es un recorrido musical y narrativo por los claroscuros de Europa, pero también una reflexión sobre la belleza como antídoto contra la violencia. En un mundo donde los símbolos de perfección pueden ser motivo de crímenes atroces, la novela insiste en la vigencia de lo humano que late en la música: su capacidad de unirnos más allá del tiempo, la lengua y la frontera. N

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