Incorporar la atención psicológica y la contención emocional como parte esencial del tratamiento de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama, es la propuesta que se realizó en el Congreso del Estado de Durango, a través de reformar la Ley de Salud Mental.
“Hablar sobre cáncer no solo implica referirnos al cuerpo o a los tratamientos médicos. También significa reconocer que las personas somos mente, emociones y alma”, afirmó la diputada Rocío Rebollo Mendoza.
Refirió que el cáncer de mama representa una de las principales causas de muerte entre mujeres en México, y que su atención debe abordarse con una visión multidimensional, que considere no sólo los aspectos físicos, sino también los emocionales, familiares y sociales.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2024 el 99.2% de las defunciones por cáncer de mama correspondieron a mujeres, con una tasa de 18.68 fallecimientos por cada 100 mil mujeres.
“El incremento sostenido de casos revela no solo un problema médico, sino un fenómeno social y emocional de gran magnitud”, señaló la diputada. “Atender el cuerpo sin cuidar las emociones deja incompleto el proceso de recuperación”.
Puntualizó que se propone que el Estado impulse programas de atención emocional gratuitos y accesibles, mediante convenios interinstitucionales con universidades, instituciones de salud y organizaciones civiles, a fin de ofrecer acompañamiento psicológico a las pacientes durante las etapas de diagnóstico, tratamiento y recuperación.
La legisladora destacó que diversos estudios clínicos demuestran que las personas que reciben apoyo psicológico presentan mejor calidad de vida y mayor adherencia terapéutica, mientras que la falta de atención emocional puede derivar en ansiedad, depresión y aislamiento.
Finalmente, Rebollo Mendoza precisó que esta medida no implica un gasto público elevado, sino una reorganización de los recursos humanos existentes, con el propósito de fortalecer la atención integral a las mujeres que enfrentan esta enfermedad.
“La salud mental debe considerarse un componente esencial de la salud pública. Cada diagnóstico implica un proceso de adaptación complejo que no debe enfrentarse sola”, puntualizó.
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