SIRIA emitió su primer mensaje al presidente Joe Biden, en el que insta al líder estadounidense entrante a retirar las tropas de la nación asolada por la guerra y abandonar las acciones para tener acceso a las reservas de petróleo del país.
Bashar al Jaafari, embajador permanente de Siria ante Naciones Unidas, hizo mofa de las acciones de Estados Unidos en su país durante una sesión virtual del Consejo de Seguridad de la ONU hoy miércoles. Mientras Biden era investido en Washington, Jaafari pidió un cambio inmediato en la política exterior de Washington en Siria, donde una guerra civil entre múltiples bandos y con involucramiento de Estados Unidos se acerca a su décimo aniversario.
“Las fuerzas de ocupación estadounidenses continúan saqueando la riqueza en petróleo y gas de Siria y sus cultivos agrícolas, quemando y destruyendo lo que no pueden robar”, dijo Jaafari, según la Agencia Árabe Siria de Noticias, administrada por el Estado.
También pidió un desvinculamiento total de Estados Unidos y la retirada de tropas.
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“La nueva administración estadounidense debe ponerle fin a los actos de agresión y la ocupación, no saquear la riqueza de mi país, retirar sus fuerzas de ocupación y dejar de apoyar a las milicias separatistas, entes ilegales e intentos de amenazar la soberanía, unidad e integridad territorial de Siria”, expuso Jaafari.
La agitación en Siria comenzó en medio de las protestas masivas en todo el Mundo Árabe que estallaron hace una década, y se convirtió en un conflicto entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes. Biden, quien entonces fungía como vicepresidente del presidente Barack Obama, apoyó las peticiones de que el presidente sirio, Bashar al Assad, dimitiera por entonces, ya que Estados Unidos y los socios regionales le ofrecieron apoyo a la oposición y acusaron al líder sirio de abusos a los derechos humanos.
La atención luego se enfocó en combatir a grupos yihadistas como el Estado Islámico (ISIS), una campaña lanzada por Obama y heredada por el expresidente Donald Trump. Hoy, ya que los milicianos han sido derrotados en gran medida, Estados Unidos mantiene allí varios cientos de soldados, calculados entre 600 y 900, en el noreste de Siria, una franja de territorio controlada por la milicia Fuerzas Democráticas Sirias, mayoritariamente kurdas.
Las tropas tienen la tarea de mantener el control sobre los sitios de petróleo y gas, donde la administración de Trump buscaba llevar compañías energéticas estadounidenses. Pero Estados Unidos y sus milicias asociadas operan sin permiso del gobierno sirio, el cual es apoyado por Rusia e Irán en su propia lucha en curso contra los insurgentes y yihadistas.
Funcionarios de Damasco, Moscú y Teherán han instado a Washington a salirse del conflicto. Los líderes de las Fuerzas Democráticas Sirias han pedido que Estados Unidos tenga un papel diplomático, junto con su presencia militar en Siria, donde las acciones de reconciliación entre su grupo paramilitar y el gobierno central se han venido abajo en repetidas ocasiones.
FRACASÓ EL ENFOQUE DE EEUU
Biden todavía no ha establecido una estrategia clara para Siria, pero su campaña buscó distanciarse del enfoque de Trump.
“La administración de Trump no ha cumplido en repetidas ocasiones con la política de Estados Unidos en Siria”, dice la declaración oficial de política exterior del presidente. “Biden se comprometerá otra vez con ponerse de parte de la sociedad civil y los asociados a favor de la democracia en el lugar. Él asegurará que Estados Unidos encabeza la coalición mundial para derrotar a ISIS y usar cualquier ventaja que tengamos en la región para ayudar a establecer un acuerdo político que les dé voz a más sirios”.
Aun cuando Biden se mantuvo crítico del gobierno sirio, hizo un llamado a todos los bandos del conflicto, y prometió reanudar las acciones humanitarias que Trump puso en pausa.
“Biden presionaría a todos los actores para que busquen soluciones políticas, protejan a los sirios vulnerables, faciliten el trabajo de organizaciones no gubernamentales y ayuden a movilizar a otros países para que ayuden en la reconstrucción de Siria”, decía la declaración. “Él comprometería otra vez a Estados Unidos para que lidere en temas de problemas humanitarios”.
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Antony Blinken, elegido por Biden como secretario de Estado y quien fungió como asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, también reconoció el año pasado que el enfoque de la administración de Obama en Siria había “fracasado”, ya que no tuvo éxito en evitar que el conflicto se saliera de control y llevara a una amplia pérdida de vidas y de desplazamientos.
Blinken fue cuestionado sobre estos comentarios y decisiones anteriores de política exterior en Siria durante una audiencia de confirmación el pasado martes.
“Nosotros, y yo, ciertamente, tenemos una obligación de determinar a partir de todo lo que hemos hecho, defendido, de tomar en cuenta los resultados y de informar cómo pensamos sobre estos problemas más adelante”, dijo Blinken, y añadió que ha “pensado mucho” sobre los enfoques pasados en asuntos como el de Siria.
“Estoy orgulloso del hecho de que he pasado toda mi carrera, durante los periodos en que he estado en el gobierno la mayor parte de 25 años, trabajando para hacer avanzar nuestra diplomacia —expresó Blinken—, de hacer todo lo que esté en nuestras manos para asegurarnos de que la diplomacia es la primera respuesta, no la última, y que la guerra y el conflicto son un último recurso”.
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Sin embargo, el conflicto no es el único problema de Siria.
El país está asolado por una crisis económica cada vez peor, exacerbada por las penurias financieras en el vecino Líbano y la pandemia del COVID-19 haciendo estragos en la región y el mundo. Durante sus comentarios del miércoles, Jaafari arremetió contra Estados Unidos y sus aliados por mantener sanciones estrictas en contra de Siria.
“Estados Unidos y la Unión Europea continúan imponiendo más medidas coercitivas a Siria y otros países —argumentó Jaafari— e ignorando las peticiones de Naciones Unidas de ponerle un fin a estas medidas, lo que subraya que las medidas económicas coercitivas impuestas a Siria dificultan la compra de medicinas y necesidades humanitarias y la provisión de canastas de alimentos para quienes las merecen”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek