Desde el anuncio el sábado de la victoria de Joe Biden en las elecciones de Estados Unidos, el presidente Donald Trump, que se postuló a la reelección, se ha negado a reconocer su derrota, apoyado por legisladores republicanos.
Desde los comicios del 3 de noviembre, los republicanos han presentado recursos ante la justicia en al menos cinco estados clave, alegando fraude o irregularidades en el proceso electoral.
Se anunció un recuento en Georgia, donde la votación es particularmente apretada, y no se excluye que ocurra lo mismo en Wisconsin, aunque prácticamente no hay probabilidades de que ello modifique los resultados, en ambos casos.
¿Hasta cuándo puede durar la impugnación de los resultados? ¿Se puede cuestionar la victoria de Biden?
¿Cuánto tiempo demandará la confirmación de los resultados?
Por el momento, el escrutinio continúa en algunos estados clave, incluido Pensilvania, y se acaba de anunciar un recuento manual en Georgia.
Pero cada estado tiene un plazo para que las autoridades electorales certifiquen el resultado y validen el recuento de votos: Georgia tiene hasta el 20 de noviembre, Pensilvania hasta el 23, Arizona hasta el 30.
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“No creo que tengamos que esperar a que cada estado certifique formalmente sus resultados”, dijo John Fortier, especialista en elecciones del Bipartisan Policy Center, una organización que busca tender puentes entre demócratas y republicanos.
“Creo que en algún momento, probablemente en los próximos días, con el avance del conteo y quizás el rechazo de ciertos recursos legales, veremos que las diferencias son demasiado grandes como para esperar una reversión mediante acciones legales”, agregó. “Creo que así es como se va a resolver el asunto”.
El 14 de diciembre es la fecha límite real, pues es cuando los grandes electores de cada estado deben reunirse en el Colegio Electoral para elegir formalmente al presidente, una votación en principio dictada por la mayoría del voto popular en las respectivas demarcaciones.
En ocasión de las elecciones de 2000, en las que el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore compitieron por la Casa Blanca, el resultado de Florida fue disputado durante más de 30 días, pero la Suprema Corte puso fin al recuento para que no se incumplieran los plazos, dando ganador a Bush por una diferencia apenas mayor a los 500 votos.
¿Habrá listas rivales de grandes electores en los estados impugnados?
Es un escenario “extremadamente improbable”, dice Barry Burden, especialista de la Universidad de Wisconsin. “El mero hecho de que algunas personas lo evoquen es preocupante (…) se pensaba que la democracia estadounidense había alcanzado un grado de madurez donde este tipo de comportamiento no ocurriría”.
En tal escenario, que según Burden atenta contra “las normas y procedimientos para designar a un presidente”, el parlamento de mayoría republicana de uno o varios estados en los que la victoria demócrata fue impugnada podría designar a grandes electores de su partido, en lugar de validar la lista demócrata que refleja los resultados del voto popular.
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La disputa continuaría luego ante el Congreso, que se reunirá el 6 de enero para contar los votos de los grandes electores y designar formalmente al ganador de la elección.
Pero para que ello ocurra, varios estados clave tendrían que presentar listas rivales para cuestionar la victoria de Joe Biden, algo que los expertos entrevistados por la AFP consideran imposible.
¿Si Trump no reconoce su derrota?
“Es probable que Donald Trump nunca acepte la derrota”, dijo Burden. “Sigue cuestionando los resultados de las elecciones de 2016, pese a que las ganó en forma clara y justa, así que es probable que las siga cuestionando por el resto de su vida”.
No por ello Biden dejará de ser investido presidente el 20 de enero de 2021, aunque sembraría duda entre los votantes republicanos y podría “deslegitimar” la victoria del demócrata, agregó. “Quizás plantar la duda sea el único objetivo del equipo de campaña de Trump”.
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Fortier dice estar “absolutamente seguro de que habrá una transición pacífica”, aunque no sea “la más amigable” o “la más fluida”.
“Lo mejor sería que admitiera la derrota, pero si la transición se retrasa, tampoco será el fin del mundo”, aseveró.