Las partículas de plástico está en todas partes, incluso en tu cuerpo. Desde el cerebro humano hasta la leche materna, desde las cumbres de las montañas hasta el fondo de los océanos, el plástico de un solo uso, desechado o quemado, contamina todos los ecosistemas y perjudica la salud humana y la biodiversidad.
Cada año se producen en el mundo más de 400 millones de toneladas de plástico, de las cuales la mitad poseen diseño de un solo uso. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los microplásticos, partículas de fácil dispersión, llegan a los alimentos, el agua y el aire, y se calcula que cada habitante del planeta consume más de 50,000 partículas de plástico al año, y ello sin tener en cuenta la inhalación.
Ante la creciente evidencia científica sobre los efectos de la contaminación plástica y en el marco del Día Mundial del Medioambiente, las Naciones Unidas señalan la urgencia de acabar con la contaminación por plásticos.
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Por sí solos, los plásticos contienen sustancias químicas nocivas, incluidos agentes cancerígenos. Si bien los impactos que los microplásticos pueden generar en la salud requieren más estudios, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México señalan que puede haber efectos negativos en el sistema inmunológico y el cerebro.
Además, estudios de la Universidad de Rhode Island, en Estados Unidos, sugieren que, cuando este tipo de residuos entra en el sistema digestivo y se incorpora en el torrente sanguíneo de los mamíferos, su presencia modifica la conducta. Además, los cambios pueden variar según la edad, lo que vuelve a la niñez y los jóvenes sujetos de sumo interés.
PARTÍCULAS DE PLÁSTICO: UN CICLO DE VIDA DAÑINO
Información del Earth Law Center señala que, desde su producción y distribución hasta su uso y desecho, los plásticos dañan a las personas y a la naturaleza.
El 99 por ciento de los plásticos se fabrican a partir de polímeros derivados de combustibles fósiles y su producción requiere de importantes emisiones de gases de efecto invernadero. Durante su distribución también se generan más emisiones, pues usualmente los productos se transportan por carretera o barco a las industrias y a los consumidores.
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Bajo este contexto, es importante señalar que la contaminación por plásticos se produce tanto a nivel macro como a nivel de microplásticos. Un ejemplo del nivel macro son bolsas de plástico que se mueven por el viento y llegan a los cuerpos de agua o las redes de pesca desechadas que flotan en un río o el océano.
Por otro lado, en el nivel micro, las diminutas partículas de plástico se han extendido de tal manera que se han encontrado en todo tipo de materiales, desde gotas de lluvia en zonas alpinas remotas hasta el torrente sanguíneo de la fauna silvestre y en un porcentaje cada vez mayor de placentas humanas.
JUSTICIA PLÁSTICA, UNA NUEVA DIMENSIÓN DEL PROBLEMA
Si bien no hay persona en la tierra que no esté expuesta a los efectos de los microplásticos, The Nature Conservancy señala que la contaminación por plástico afecta de manera desproporcionada a aquellas comunidades que se ubican en las proximidades de los vertederos y los sitios de producción, lo que constituye una injusticia ambiental, pues expone a los habitantes a niveles más altos de contaminación.
En este sentido, en las discusiones internacionales surge el término “justicia plástica”, el cual señala que los daños causados por el ciclo de vida completo de los plásticos impactan desproporcionadamente al océano y a las comunidades marginadas que enfrentan consecuencias sanitarias y económicas de plásticos que no produjeron ni utilizaron.
Una respuesta justa, señala ELC, requiere no solo transformar la relación del ser humano con el plástico, sino también atender y reparar los impactos desproporcionados y tener en cuenta el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.
LAS AFECTACIONES A LA VIDA MARINA
Además de las comunidades vulnerables y la salud humana, la vida marina es otra gran afectada por los desechos plásticos. Además de contaminar el medioambiente, los residuos pueden ser mortales para la fauna silvestre que los ingiere o se enreda en ellos.
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Según datos de Greenpeace, una vez que los desechos llegan al mar pueden ser ingeridos por la fauna marina y acumularse en su interior, pueden quedarse en suspensión o flotando en la superficie, pueden hundirse y permanecer en el fondo marino, o incluso quedar atrapados en el hielo del Ártico.
La misma organización señala que solo el 9 por ciento de todo el plástico producido y consumido hasta la actualidad se ha reciclado, el 12 por ciento ha sido incinerado, y la gran mayoría —79 por ciento— terminó en vertederos o en el medioambiente. Según la ONU, alrededor de 11 millones de toneladas de plástico acaban cada año en lagos, ríos y mares.
António Guterres, secretario general de dicha organización, destacó en su mensaje del Día Mundial del Medioambiente, que se conmemora cada 5 de junio, que “este año necesitamos un acuerdo ambicioso, creíble y justo”, de modo que cubra el ciclo de vida del plástico, a través de la perspectiva de las economías circulares, que responda a las necesidades de las comunidades y se alinee con objetivos medioambientales más amplios, y que se aplique rápida e íntegramente. N