En México conocemos muy bien la práctica de salir a “tomar el fresco”. Pones una silla, mecedora o cualquier balde para sentarse a ver a las personas pasar mientras el calor de la tarde cae y comienza la noche. Pues esta práctica común y muy social está en riesgo en Santa Fe, un municipio de Granada de poco más de 15,000 habitantes, una tradición veraniega profundamente arraigada ha entrado en el radar de la Policía Local.
La amenazante práctica costumbre como “tomar el fresco”, una práctica ancestral que, sin fecha de origen precisa, aún sobrevive en pueblos donde todos se conocen y las noches calurosas invitan al encuentro vecinal.
Sabemos que sacar sillas o mesas a la puerta es tradición en muchos pueblos, pero la vía pública está regulada. Si la Policía pide retirarlas, hazlo por respeto y convivencia. Con civismo y sentido común no hay molestias. ¡Gracias por colaborar! pic.twitter.com/Qvr6CftpZS
— Policia Local (@PoliciaLocalSF) May 27, 2025
La escena es familiar: al caer el sol, vecinos sacan sillas a la calle, a veces una mesa, algo para picar o beber, y se disponen a pasar la noche platicando, abanicándose y recuperando el aliento que el día no concede. No parece una práctica peligrosa, pero el Ayuntamiento ha emitido una advertencia que ha provocado revuelo: si bien no está prohibida, la ocupación prolongada de las aceras puede considerarse una alteración de la convivencia.
“NO ESTÁ PROHIBIDO, PERO…”: EL AVISO QUE PROVOCÓ AL DEBATE
La Policía Local ha difundido un comunicado en el que, sin prohibir explícitamente la práctica, recuerda a la población la importancia de mantener las calles y aceras transitables. La advertencia enfatiza que los agentes podrían retirar sillas o mesas si comprometen la movilidad o la seguridad vial, particularmente para personas mayores, con movilidad reducida o familias con cochecitos de bebé.
“No queremos acabar con la tradición, pero sí garantizar que la convivencia no se vea afectada”, señala el cuerpo de seguridad.
Aunque no se mencionan sanciones, el tono ha sido interpretado por algunos vecinos como una amenaza velada a una costumbre tan cotidiana como identitaria. Las redes sociales no tardaron en reaccionar, y el debate sobre si es un exceso regulatorio o una medida de sentido común se instaló en la conversación pública.
TRADICIÓN FRENTE A REGULACIÓN: EL EQUILIBRIO QUE BUSCA SANTA FE
Según un portavoz de la Policía Local, la notificación busca prevenir excesos más que aplicar una prohibición general. “Tomar el fresco no está prohibido por ninguna ordenanza municipal. Lo que ocurre es que a veces se generan molestias, gritos a altas horas de la noche o se ocupan las aceras de forma indebida”, aclaró.
El propio portavoz lamenta que el mensaje se haya malinterpretado o magnificado, especialmente en redes sociales. “Nos llevamos muy bien con quienes salen a tomar el fresco de noche. No queremos prohibir nada, solo garantizar la mejor convivencia posible”.
PATRIMONIO CULTURAL INFORMAL… ¿EN RIESGO?
Lo cierto es que tomar el fresco no sólo es una práctica útil para combatir el calor, sino una expresión social que construye tejido comunitario, sobre todo en zonas rurales o urbanizaciones donde el espacio público aún se vive como una extensión del hogar.
En un país donde la vida nocturna al aire libre forma parte del ADN cultural, regulaciones como esta podrían encender alertas sobre la fragilidad de las costumbres no institucionalizadas ante el avance de las normativas municipales.
La advertencia de la policía en este pueblo español Santa Fe abre un debate más amplio: ¿dónde está el límite entre el respeto a las normas de convivencia y la preservación de tradiciones populares que aún mantienen vivas las relaciones vecinales? N